El momento de la explosión se está acercando rápidamente…la guerra podría empezar hoy, o mañana, dijo un reporte publicado por la agencia norcoreana de noticias reproducido por AFP. De esa forma la dictadura de Corea del Norte inició una escalada de su retórica de guerra y advirtió que ha autorizado planes para un ataque nuclear a los Estados Unidos de America.
En estas condiciones lo que me vino a la mente es el estupendo libro de mi cuate John D. Lewis, Nothing Less than Victory.
En la obra, John explica que el objetivo de la guerra es derrotar la voluntad de pelear del enemigo; pero que el asunto espinoso es el de cómo lograrlo. La hipótesis del libro es que las ofensivas militares estratégicas y agresivas son capaces de ganar guerras y de establecer paces firmes y duraderas; en tanto que las maniobras defensivas generalmente conducen a indecisión, estancamiento y a carnicerías prolongadas. En su libro, John explora seis grandes guerras desde la Antiguedad hasta la II Guerra Mundial y muestra cómo es que los comandantes militeres victoriosos han alcanzado lapaz duradera mediante la identificación de las bases ideológicas, políticas y sociales del enemigo para la guerra; mediante un ataque feroz contra sus objetivos y mediante la exigencia de que el enemigo reconozca su derrota.
John examinó las guerras médicas, las tebanas, la segunda guerra púnica, las de Aurelio para reunificar Roma, la Guerra Civil de los Estados Unidos y la II Guerra Mundial. El considera que aquellos fueron ejemplos exitosos del uso abrumador de la fuerza, tales como la mutiliación griega del ejército y la armada de Jerjes, la invasión tebana de Esparta y el ataque de Anibal a Italia -así como las tácticas fallidas de defensa incluyendo la política de Fabio, también el retiro de McClelland de Richmond y el apaciguamiento de Chamberlain hacia Hitler. John muestra que la resistencia para la guerra descansa en los razonamientos, los propósitos morales y el comprimiso de lucha de ambas partes en guerra y en por qué es que una respuesta ofensiva ejecutada rápidamente puede finalizar un conflicto y crear las condiciones necesarias para una paz duradera.
Ludwig von Mises escribió que las guerras modernas no son guerras entre los ejércitos de monarcas. Son guerras del pueblo, guerras totales. Son guerras entre estados que no les dejan a sus súbditos nada de esferas privadas y que consideran que toda la población es parte de las fuerzas armadas. Mises también advirtió que la guerra y la civilización son incompatibles, tema que ha de ser ajeno al régimen de Pyongyang. Por esas razones es que es un imperativo moral que las guerras -si se hacen necesarias- sean breves y que conduzcan a paces duraderas. Es inmoral que las guerras se hagan largas, penosas y costosas (en términos de vidas y de bienes), si pueden ser evitadas, o detenidas atendiendo las observaciones y siguiendo los consejos de John D. Lewis.
La paz, ¡por supuesto! que es mejor que la guerra; pero es falsear la realidad el hecho de que hay quienes están amenazando con iniciar la guerra y tienen los medios para hacerlo, sin perjuicio de una evaluación objetiva de qué tan seria es la amenaza de Norcorea. En este caso la obligación moral de los potenciales agredidos es, no sólo responder a una eventual agresión, sino evitar que esta ocurra aún si tuviera que usar la fuerza de forma abrumadora.
…y ¿después del conflicto? Mises nos da otro buen consejo: Derrotar al agresor no es suficiente; lo principal es descartar la ideología que genera la guerra. Si quieres abolir la guerra debes eliminar sus causas. Lo que se necesita es restringir las actividades de los gobiernos a la conservación de la vida, la salud y la propiedad privada. Esto es porque, ¿cuáles son las raíces del enfrentamiento con Corea del Norte? La clave nos la da Ayn Rand: Cuando un gobernante estatista agota la economía de su país, ataca a sus vecinos. Es su única manera de posponer el colapso interno y prolongar su régimen. Un país que viola los derechos de sus ciudadanos, no respetará los derechos de sus vecinos. Aquellos que no reconocen los derechos individuales, no reconocerán los derechos de las naciones: una nación sólo es un número de individuos.