06
Abr 07

Fastidio en la autopista

Ayer fui a pasar el día al mar, con mi familia. La compañia estuvo muy agradable y comimos delicioso. Pasamos un día alegre. Pero hay algo que me gustaría comentar para beneficio de aquellos que circularán por la autopista al Pacífico.

De ida encontramos dos colas verdaderamente injustificadas porque la gente disminuye la velocidad del tráfico al casi detenerse para ver un anuncio de jugos enlatados que está ingeniosamente montado y para unas edecanes que bailan sobre una tarima. Si le sumamos la cola que se hace en las garitas de Marnhos, resulta que nos llevó casi dos horas y media hacer un viaje que, en condiciones normales, no hubiera llevado más de una hora y media.

Durante el viaje de ida me molesto ver a personas particulares (no asociadas con cervecería alguna), que vendían cervezas a orillas de la carretera. De ida no vi a nadie manejando bajo efectos de alcohol; pero de regreso unos sujetos en un picop se detuvieron en una gasolinera y evidentemente venían con sus tragos. También vi un par de camionetas en las que iba gente parada, a pesar de los “puestos de control”.

De vuelta salimos a las seis de la tarde y entramos a la ciudad a las nueve de la noche. En buena parte debido a las largas colas que se hacen en las garitas de Marnhos. A mi, esas colas me estropean el viaje. Como ya es la tercera vez que me pasa creo que no son exclusivas de la Semana Mayor; pero puedo suponer que en esta temporada empeoran.

A quienes usarán esa vía para volver a la ciudad luego de las vacaciones, les sugiero: levantarse el domingo temprano de madrugada, o regresar el domingo cerca de la media noche. No vale la pena hacer esas colas fastidiosas. Es mejor madrugar, o esperar uno en donde este, cenar tranquilo y sabroso y regresar tarde.

Otra opción posible es usar la carretera vieja; pero no se en qué estado está y seguramente también va a estar congestionada.


19
Mar 07

Ya vine de donde andaba

Hace un rato regresé de dar un paseo por el área de Coatepeque. Fue un fin de semana extraordinario en el que conocía gente buenísima y comí cosas deliciosas como miel de garbanzos, pan de leche y pan de huevo, los mejores aguacates del universo, caldo de gallina de patio, atol de maíz negro y jengibre, crema de elote, tacos de cerdo, hígado fresco, tortillas del comal, horchata y otras maravillas.

Lo mejor, sin embargo, fueron las historias que escuché durante estos dos días y que, seguramente, iré relatando algunas poco a poco en este espacio.

El pelo en la sopa, sin embargo, fue la atorazón de tráfico que encontré justo antes del peaje de Marnhos en la autopista al Pacífico. Lo peor de todo es que uno va a caer a esa trampa luego de que ya ha pasado por el desvío a la carretera vieja y por el desvío hacia La Antigua, de modo que uno queda atrapado ahí, sin posibilidades de escape inmediatas.

Afortunadamente justo antes de llegar al peaje pude regresar y volver por Alotenango, Ciudad Vieja y La Antigua, sólo para caer en una nueva trampa justo después de San Lucas Sacatepéquez.

Pregunto: ¿No será posible que a los responsables de estas tonteras no les de por arreglar todos los ingresos a la ciudad capital al mismo tiempo? ¿No será que a los responsables de las carreteras y a los propietarios de la autopista no se les ocurre avisar que habrá atorazón antes de que uno pase por los desvíos que podrían aliviar la situación?

Afortunadamente yo venía en la mejor compañía y por fortuna el fin de semana había sido tan bueno, que las colas de más de tres horas no lograron estropearlo.