Según Álvaro Ramazzini, obispo católico, los empresarios cristianos deben entregarse al prójimo. Sin embargo, ¿qué quiere decir entregarse?
Entregarse podría querer decir hacerlo en el sentido en el que se entrega quien sirve voluntaria y pacíficamente, a otros, entregando valor a cambio de valor. Un empresario que quiere ser exitoso, para serlo debe ganarse la confianza de sus clientes. Debe proveer bienes, o servicios que sus clientes valoran y que, por lo tanto, están dispuestos a adquirir a cambio de algo que valoran menos.
Se entrega, en aquel sentido, el empresario que produce con excelencia y que sirve con excelencia. El que no depende de privilegios y cumple los contratos. El que vive y sueña con cómo producir mejor. Ese solo puede enriquecerse si sirve a su clientela; y con ello enriquece a la sociedad en la que tiene sus operaciones empresariales.
Entregarse, también, podría querer decir sacrificarse. Y se sacrifica el empresario que entrega algo de valor a cambio de algo de menor valor para él. Esta forma de entrega es perversa y empobrecedora. El empresario que se entrega aunque no genere valores, porque depende de privilegios para tener ganancias y el que sacrifica a otros para entregarse él, es inmoral.
Para el empresario, entregarse también podría querer decir rendir su condición virtuosa –de productor de riqueza y servidor de otros, a cambio de valores– a la idea maligna de que no es suficiente que él produzca bienes y servicios que sus clientes valoran y que lo haga con excelencia; y de no es suficiente que no dependa de privilegios y cumpla sus contratos. Que no es suficiente que sus clientes y sus empleados obtengan valores a cambio de su actividad empresarial. Que debe ir más allá y sentirse moralmente culpable por tener éxito; y que, por lo tanto, debe pagar un impuesto por su virtud.
A aquellos empresarios que se dejan convertir en seres despreciables y culpables de tener éxito. Aquellos que se han rendido a la cultura del sacrificio y del remordimiento y que han sido convencidos de que no es suficiente ser creativo, emprendedor, productivo y servicial, les recomiendo leer la poesía de Berton Braley.
“Business is Business,” the Big Man said, / A battle to make of earth / A place to yield us more wine and bread. More pleasure and joy and mirth; / There are still some bandits and buccaneers / Who are jungle-bred beasts of trade, /But their number dwindles with passing years; / And dead is the code they made!
Esta columna fue publicada en El Periódico.