Las preguntas del millón -en torno a la captura de Mario Estrada y Juan Pablo González Mayorga en Miami, señalado, el primero, de conspirar para importar cocaína hacia los Estados Unidos, ya que este pretendía obtener financiamiento del cartel de Sinaloa para los gastos de su campaña electoral, a cambio de facilitarles desde Guatemala el tráfico de drogas, a través de los puertos y aeropuertos del país- son varias; pero a mi dan mucha, mucha curiosidad cinco.
Si aquella acusación te impresionó, ¿qué tal esta otra? El 8 de febrero de 2019, durante una reunión en la ciudad de Guatemala, el candidato a la presidencia por Unión del Cambio Nacional, Mario Estrada y su socio, González Mayorga (ex operador político de la Unidad Nacional de la Esperanza, el partido de Sandra Torres) les pidieron a dos agentes encubiertos de la Agencia para el Control de Drogas —que se hacían pasar como miembros del cartel de Sinaloa— que asesinaran a dos de sus rivales políticos. En la solicitud que hace Estrada, asegura que uno de los políticos sería blanco fácil porque tiene muchos enemigos en Guatemala. Gonzalez Mayorga, también es acusado por la DEA de ayudar al candidato a la presidencia para facilitar el envió de drogas al país norteamericano.
Las preguntas, si las sindicaciones de la DEA resultan siendo ciertas:
¿A lo largo de 10 años de operaciones y de experiencia en Guatemala, cómo fue que todo este tema se les pasó a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala?
¿Cómo fue que todo este tema se les coló a las fiscales generales Thelma Aldana y Claudia Paz y Paz apoyadas por la CICIG?
¿Cómo fue que todo este tema se le pasó al Tribunal Supremo Electoral, a quién la CICIG le trasladó capacidades en su oportunidad?
¿Cuántos políticos chapines -a todo nivel- están en iguales, o similares circunstancias que el candidato Mario Estrada, su socio y el partido que lo apoya?
¿Quiénes iban a ser las víctimas de los sicarios solicitados?
Yo buscaría las respuestas a las tres primeras en el hecho de que la CICIG y el Ministerio Público se enfocaron en construir un proyecto socialista de nación y no en acabar con estructuras criminales. Si que en algunos momentos intensos hubo persecución de algunos delincuentes y corruptos; pero las grandes estructuras criminales (como el sistema de aduanas y el narcotráfico) y los ambientes institucionales que las hacen posibles sobrevivieron a Castresana, Dall´anese y a Velásquez; así como a Paz y Paz y a Aldana.
La CICIG, con la ayuda del MP protegieron a la administración corrupta de los Colom/Torres en su momento (con el pretexto de defender la democracia chapina, pero con el objetivo de allanar el camino para el socialismo); y luego procedieron a allanar los caminos institucional, judicial y electoral para facilitar que, por lo menos una de sus candidatas consentidas -Sandra Torres, primero, Thelma Aldana, después y tras la pifia de esta, Torres de nuevo)- pudieran llegar a la Presidencia de la República y llenar de diputados el Congreso.
En ese afán se perdió la CICIG. Sus todopoderosas facultades no se enfilaron a combatir el cáncer del narcopoder, sino que se concentraron en la abusadora pretensión de cambiar Guatemala a su sabor y antojo y al de sus patrocinadores y lacayos, incluso contra los deseos de los electores y de los tributarios. No que Guatemala no necesite cambiar, ¡Claro que sì! Urge acabar con las estructuras y los ambientes que hacen posible la corrupción, así como urge acabar con el estado benefactor y mercantilista que hace del país un patrimonio de grupos de interés, entre otras cosas. Pero nada de eso va a ser posible si no se combate el narcopoder. Incluso la nueva Guatemala a la medida de la CICIG y del socialismo no iba a ser posible sin neutralizar al narcopoder; pero los ingenieros se cegaron con la posibilidad de hacerse con la Presidencia y con el Congreso rápidamente y casi sin sudor.
¡Por supuesto que buena parte del narcopoder tiene su fuente en la guerra perdida contra las drogas!; pero como no se ve que esta vaya a ser sustituida por una estrategia mejor, el experimento de la CICIG quizás no hubiera sido tanto un desperdicio si hubiera hecho lo que hicieron la Drug Enforcement Agency y el Deparment of Justice de los Estados Unidos de América.
Fíjate pues: la ayuda internacional contra la criminalidad no es mala, ni buena en sí misma. El que la DEA y el Department of Justice, con la colaboración sólida de sus contrapartes guatemaltecas, hayan capturado a dos chapines notorios, por conspirar para ingresar drogas a los EE.UU. (que es un asunto interno de aquel país, porque la guerra contra las drogas es su guerra), tiene resultados positivo para el saneamiento de las elecciones que vienen en Guatemala y uno tiene la esperanza de que ¿qué más va a salir a luz y a qué hora para estar despierto? Pero lo que no se vale es disfrazar de lucha contra la corrupción el intento de construir un proyecto de nación (cualquiera que sea el color del proyecto).
No te pierdas en la falacia del Package-Dealing. Esta es la que se comete cuando no se discriminan las diferencias cruciales. Consiste en tratar juntos, como partes de un único conjunto conceptual o paquete, elementos que difieren esencialmente en su naturaleza, su relación con la verdad, su importancia o su valor. Como dice la gente: una cosa es una cosa,y otra cosa es otra cosa.
La quinta pregunta da para demasiadas especulaciones; y ojalá se aclare durante los procedimientos judiciales que se vienen.
El título de esta nota es porque esta no es la primera chambonada de la CICIG. He aquí una lista de las pifias de la Comisión:
Otro tiro por la culata para la CICIG
La increíble y triste historia de los fracasos de la CICIG.
Otro pedo inflado de la CICIG y el MP
La CICIG, como Saturno, se come a sus hijos
La CICIG otra vez en la picota
Los fracasos de la CICIG y la crisis de los tributarios
¿Otra vez la chorreó la CICIG?
Otra vez, y otra vez, la CICIG en entredicho
Otra vez la CICIG cuestinada, esta vez por adopciones