Miles y miles de guatemaltecos abarrotaron, ayer, la Plaza de la Constitución y se manifestaron contra la criminalidad y la delincuencia. Esto es consecuencia de que la administración socialdemócrata, que fue electa porque supuestamente iba a combatir la violencia con inteligencia, no sólo ha sido incapaz de mostrar buenor resultados, sino que “el desenfreno delictivo ha agravado la incertidumbre y la desconfianza pública en la autoridad”; y, en esas condiciones, 9 de cada 10 guatemaltecos teme ser secuestrado, extorsionado, o asaltado, y casi 8 de cada 10 se siente inseguro cuando va por la calle.
Alvaro
San Nicolás Colom se pone
como ochenta mil jicaques y
llama “ignorantes, estúpidos e ignorantes políticos” a quienes critican su errática, desatinada y altamente politizada administración. El gran líder de la socialdemocracia guatemalteca
se esponja cuando los chapines resienten la intromisión y los malos modos de su esposa, Sandra
Evita Torres, en la dirección política del país. Lo cierto es que
San Nicolás -aunque haya ido a la manifestación a tratar de sacarle partido- debería estar muy afligido; porque entre la corrupción y su incapacidad para controlar a la delincuencia, su administración está buscando el mismo destino que tuvieron administraciones similares, que se hundieron en la ignominia.
San Nicolás anda ahora con que hay
conspiraciones contra su administración y ojalá que eso no lo mueva a buscar formas de violar las garantías constitucionales para afianzar su control político. Ojalá que buscara entre los suyos a los conspiradores que han hecho una piñata con el presupuesto del estado y han permitido que la impunidad sea campo fértil para la prosperidad de todo tipo de delincuencia.
En fin…compañado por mis amigos Mayra, Tono, Raúl y Alfonso, con quienes solemos compartir aventuras de esta naturaleza, acudí a la convocatoria hecha por un grupo de damas que había organizado una
Marcha silenciosa contra la violencia en Guatemala. Lamentablemente, dicha iniciativa fue egullida por una manifestación coordinada por
Rodolfo Quezada y su organización. Cuando vimos imágenes del
Che Guevara y escuchamos consignas que reclamaban la justicia social o redistributiva; y cuando oímos llamados para la paz mundial, mis amigos y yo decidimos retirarnos.
Enfilamos, eso sí, hacia el bar El Portal para tomar un par de tarros de cerveza mixta.y comer boquitas de ensalada de coditos y tortillitas con revolcado. Y ¡vaya sorpresa!, aquel lugar antañón estaba lleno de personas vestidas de blanco -como se supone que tenía que ir uno vestido a la manifestación-.
Ojo: No es que uno no quiera justicia, ni quiera la paz; pero la justicia que favorece la convivencia social pacífica no es la justicia redistributiva, sino la justicia conmutativa; y yo iba a la manifestación a demandar el fin de la impunidad, no a pintar el mundo de color peach, ni a desear la paz mundial, como en los concursos de belleza.
Siento mucho que la marcha silenciosa se conviertiera en un circo que San Nicolás intentó usar para sus fines. Empero, es evidente que los chapines le están perdiendo la paciencia