21
Feb 17

¿Y si estás atrapado en un bloqueo?

c5mxgg7ueaau4nl-jpeg

Mientras lees esto hay bloqueos en distintas carreteras del país; los bloqueos son para promover la agenda de grupos colectivistas y sus demandas son un fiambre rancio.

¿Qué hacemos si nos hallamos en un bloqueo? Lo peor que puede pasar, y lo que no debe ocurrir, es una escalada de violencia.  No sólo por lo que eso implicaría en términos de vidas y propiedad; sino porque a aquellos grupos los mártires les son muy útiles.

¡Por supuesto que los dirigentes y los ejecutores de los bloqueos inician el uso de la violencia con los bloqueos!  Esto es no sólo porque dañan y perjudican la vida y los negocios de sus víctimas (que son las personas que quedan varadas y las personas que no pueden movilizarse), sino que violan derechos fundamentales al impedir el paso por la fuerza.  Los bloqueos cortan el paso (que de otra forma sería libre y pacífico), interrumpen el desarrollo normal de las actividades de personas pacíficas, inmovilizan, paralizan, y generan tensiones.

He preguntado, pero no existe una teoría general del bloqueo; empero pareciera que se hacen by the book y es evidente que persiguen objetivos políticos por medio del descontento, la inestabilidad, el miedo, violencia psicológica y la amenaza de violencia física.  El propósito de los bloqueos no es el de encontrarles solución a los problemas, sino el de generar conflicto.  Los grupos que promueven los bloqueos viven del conflicto.

¿Cómo pueden, las víctimas de los bloqueos, enfrentarlos de forma creativa y que ponga en evidencia a los agresores?  De los años 60 recuerdo la foto de una manifestación de hippies en los que los manifestantes ponían flores en los cañones de los fusiles de la policía; y eso es ingenioso, ¿o no?  De V for Vendetta veo miles de personas con máscaras de Guy Fawkes, ¿genial, o no?

Si quedas atrapado en un bloqueo la prioridad debe ser evitar la violencia.  Y luego evidenciar a los agresores.  La cosa es no quedarse cruzados de brazos y entretenerse. También puedes tuitear cada 20 o 30 minutos describiendo la situación.  ¿Qué tal si envías fotos, o vídeos de los bloqueos? Quizás con un hashtag como #NoApoyoElBloqueo .

En ocasiones anteriores he sugerido que deberíamos llevar banderas blancas en nuestros automóviles,  banderas de tela, o de plástico, fáciles de hacer y de poner en el baúl.  Y si somos atrapados en un bloqueo podríamos salir con nuestras banderas y plantarnos frente a los agresores y a lo largo y lo ancho de todo el bloqueo. Podríamos cantarles el himno nacional (que dura 5 minutos) cada 15, o 20 minutos.  Son ideas y si alguien tiene mejores sería bueno escucharlas…o mejor aún…verlas en práctiva

Son ideas y seguramente hay mejores.  La cosa es no quedarse cruzado de brazos, de malas pulgas y, sobre todo, evitar la violencia para no caer en la provocación de los agresores.


20
Feb 17

En el Día de la Marimba, mi “playlist”

Imagen de previsualización de YouTube

Hoy se celebra el Día Nacional de la Marimba; y aunque a mí me caen muy mal los dias de esto y los días de aquello, este lo celebro porque me encanta la música de marimba. Crecí con ella y siempre me trae buenos recuerdos. Aquí va mi playlist de diez favoritas.


20
Feb 17

Incendio en el Cacique Inn, una noticia triste

cacique-inn

Un incendio destruyó la casa antigua del Cacique Inn, área privada que ocupaba la familia propietaria de aquel hotel iconográfico de Panajachel. El incendio no se extendió a las habitaciones ocupadas por los huéspedes, ni al restaurante, ni a la cocina. Aunque no tengo duda de que la empresa se recuperará de esta tragedia, no deja de ser triste esta pérdida económica y cultural.

El Cacique Inn fue fundado gracias al carácter emprendedor y luchón de mi tía abuela, Adela Morales Schuman a principios de los años 70.  Comenzó con unos cuartos y creció rápidamente. Sospecho que fue por tres causas notables: la pasión hotelera de la Tía Adelita que se traducía en una hospitalidad cariñosa; lo encantador de sus habitaciones y jardines; y su comida deliciosa.

El incendio de aquella casona es una pérdida cultural porque su arquitectura era hermosa e iconográfica.  Era un chalet de madera, de la primera mitad del siglo XX, que tenía un carácter propio y señorial.  Había sido mandado a construir por un matrimonio de apellido Kay, que luego lo dejó porque optó por algo más cerca del lago.  Inmediatamente después fue la casa privada de mi bisabuela, Adela Schuman de Morales; pero nunca la ocupó porque prefirió vivir junto a su hotel, que era el Casa Contenta.  Antes de llegar a ser el Cacique Inn, la casa siempre estuvo disponible para recibir a familiares y amigos.

El incendio de aquella casa también es una pérdida cultural porque allí se hallaban las docenas de huipiles que eran propiedad de mi Tía Adelita. Huipiles que ella lucía con orgullo y elegancia.  Muchos eran antiguos y todos eran de gran calidad artesanal. Era intención de las hijas de mi tía abuela organizar una exhibición permanente de los huipiles, en memoria de Adelita y compartir, así, aquella hermosa colección.

Mis primeras memorias de aquel lugar son de cuando era chico y mis primas y primos íbamos allí a jugar, a pesar de que no nos estaba permitido hacerlo.  Gracias a la Tía Adelita pasé muchas vacaciones y asuetos en Pana y muchas veces dormí en la casa. Más de una vez me tocó dormir sólo en el segundo piso y ahora me da algo de risa recordar que -con papeles- yo trataba de asegurar puertas y ventanas para que no crujieran -especialmente en las noches ventosas de octubre y noviembre- porque a mí me daba miedo.  Esa casa fue escenario de aventuras.  Me recuerdo leyendo Demián, de Herman Hesse, en el balcón de la casa.  Recuerdo el café con leche en las tardes lluviosas de junio y septiembre.  Recuerdo las siestas durante las tardes calientes de marzo y abril.  Allí estaba yo la noche en que mi padre tuvo el accidente que acabó con su vida.

La Tía Adelita era una mujer generosa y una emprendedora ejemplar; y estoy seguro de que aquella parte de su legado será levantada, literalmente de las cenizas.  Ya la oigo diciéndole a sus hijas, a sus nietos y a Milo: Cowboy up!

Foto por Cacique Inn.


17
Feb 17

Estado de derecho y “palabras comadreja”

estado-social-de-derecho-jpeg

Escucha el podcast aquí.

Según un mito las comadrejas pueden vaciar un huevo sin dañar el cascarón; y por lo tanto el huevo no da la apariencia de estar vacío. En ese contexto F. A. Hayek ideó la frase palabras comadreja para referirse a aquellas que son capaces de succionarles a otras su contenido y dejarlas vacías con la apariencia de que nada malo ha ocurrido.

La palabra social, usada para referirse a las relaciones voluntarias y pacíficas de cooperación que ocurren en el kosmos u orden complejo que conocemos como sociedad, describe aquel tipo de relaciones y es de gran valor; de hecho, La acción humana, obra de L. von Mises, iba a llamarse Cooperación social.  Pero, adherida como calificativo de conceptos como estado de derecho se convierte en comadreja.  Ejemplo: si son objetivos del estado de derecho la protección de los derechos individuales de todos por igual y ponerle límites al poder bajo la Constitución y las leyes, aquellos propósitos nobles son neutralizados al condicionar aquella protección y aquella limitación a las demandas y necesidades de grupos o colectivos (sociales) de interés. Demandas y necesidades que  –casi siempre– implican violación de los derechos a la vida, la libertad, la propiedad y a la búsqueda de la felicidad.  Las relaciones laborales como derechos sociales, violan la libertad de contratación, por mencionar algo.

En aquel contexto, la palabra democrático (que no debe ser confundida con republicano) es comadreja inconfundible. Puesto que la democracia es el gobierno de la mayoría, el uso de democrático para calificar al estado de derecho despoja a este de los principios que lo distinguen, y lo deja a merced de los caprichos políticos de quienes dicen representar a la mayoría en las urnas, o peor aún, en las barricadas.

Por eso es que a los socialistas y a otros colectivistas, a los promotores del pensamiento único y del establishment, y a los promotores del pensamiento hegemónico les gusta tanto añadirle social y/o democrático a valores como el estado de derecho. Para despojarlos de su contenido en perjuicio de los derechos individuales de todos por igual, o sea, sin privilegios.

Columna publicada en elPeriódico.


16
Feb 17

¿Justicia ancestral como oportunidad?

1660_blk_19329_zoom

Escucha el podcast aquí.

Hay una perspectiva desde la cual el tema de la justicia ancestral podría ser, no una causa de enfrentamientos y de discordias, sino una fuente de oportunidades.  Esa perspectiva está basada en el reconocimiento de que el derecho es una tecnología;  y de que, como tal, pueden competir con otras tecnologías de su misma naturaleza.

Pero antes, ¿qué es una tecnología? es el conjunto de conocimientos y técnicas que, aplicados de forma lógica y ordenada, permiten al ser humano modificar su entorno material, o virtual para satisfacer sus necesidades, esto es, un proceso combinado de pensamiento y acción con la finalidad de crear soluciones útiles.

Dicho lo anterior, en el artículo titulado How Local Governments Could Work More Like Cell Phones, Zachary Caceres explica que  la gobernabilidad puede ser mejorada por medio de innovaciones focalizadas, que pueden ofrecer una prueba de del concepto antes de su adopción más amplia. La clave, según Zach, es dar autonomía a los barrios y ciudades para implementar reformas a pequeña escala, por lo que sirven de campo de pruebas para nuevos enfoques. Una ciudad de arranque [o startup city]  podría tener un sistema legal, o una policía diferentes. Las comunidades se convierten en “startups” que prueban las reformas como prototipos y modifican las políticas hasta que funcionen bien.

En Startup Cities: How Can Entrepreneurs Save Politics, Zachary Caceres abunda en aquella perspectiva. La reforma política es extremadamente arriesgada. Típicamente, sólo pensamos que una reforma ha ‘fallado’ cuando una nueva ley, o programa no es aprobado por el Congreso. Pero la reforma, al igual que la iniciativa empresarial, está llena de fracasos. A veces una reforma es cooptada por intereses especiales y se convierte en un Frankenstein, una horrible creación que sus inventores nunca quisieron. O un comité en algún lugar a lo largo del camino lo destruye. Lo peor de todo es que a veces los reformadores se equivocan y terminan “haciendo mal mientras tratan de hacer el bien”…Estos rasgos empeoran, dice Zach,  si se intenta reformar a nivel nacional porque nada se pone a prueba. Desde una perspectiva local las comunidades que compiten tienen suficiente autonomía para probar muchos enfoques diferentes y nuevos para el mismo problema. Este es el espíritu de humildad del emprendedor por medio de experimentos. Cualquier falla es pequeña y local en lugar de arrastrar todo el país. Los experimentos locales son más baratos ya menudo son más fáciles de entender. Las ciudades son más ágiles que las naciones y pueden adaptarse más rápidamente al fracaso.

Luego, si la función del derecho -como tecnología- es satisfacer ciertas necesidades de las personas en sociedad, como  la de limitar el poder, las de evitar y resolver conflictos, la de reducir los costos de transacción, además de conseguir justicia, paz y orden para sólo mencionar unas, la idea de Zach es que podemos poner a prueba diferentes formas de derecho, como ponemos a prueba diferentes tipos de teléfonos;  y la clave es que las pruebas sean focalizadas…y voluntarias.  Que no sean generalizadas, ni forzadas para evitar que, si la tecnología (el derecho) fracasa,  los daños sean extendidos; y si la tecnología (el derecho) tiene éxito, la prueba facilite su adopción a niveles más extendidos.

En aquel contexto la justicia ancestral (o el sistema de derecho ancestral) -si fuera tratada como tecnología- podría competir con otras formas de justicia (o sistemas de derecho). Empero, aquella competencia debe ser libre, voluntaria y pacífica -como ocurre con la competencia en otras tecnologías, digamos, la de los teléfonos-  No puede ser de forma coercitiva, y no puede ser sobre bases etnicistas. A nadie se le ocurriría, por ejemplo, promover que los miembros de esta, o aquella etnia, no pueden usar ciertas marcas de teléfonos,o ciertas marcas de computadoras, o ciertos tipos de automóviles.  El tratamiento racista del experimento, aunque fuera focalizado como sugiere Zach, fracasaría porque no sería voluntario.

Un detalle importante- a estas alturas- es que en la propuesta de reforma constitucional del sistema de justicia, que se discute en el Congreso, no se está discutiendo el reconocimiento del derecho ancestral.  Ese reconocimiento ya está consignado -a nivel nacional- en el artículo 66 de la Constitución, desde 1985.  Lo que está a discusión es el reconocimiento de la capacidad de juzgar y de hacer cumplir lo juzgado por parte de las autoridades ancestrales al mismo nivel  que el de los jueces y magistrados de la jurisdicción ordinaria.

No está claro, sin embargo, cuáles son los límites de aquella capacidad de juzgar y de hacer cumplir lo juzgado por parte de las autoridades ancestrales.  ¿Cuáles serán las materias de competencia para las autoridades ancestrales? Sabemos que el principal criterio es etnicista; pero, ¿se aplicará a asuntos comerciales, a asuntos penales, de toda cuantía, en todo el territorio del país? ¿Qué ocurrirá si las partes son de etnias diferentes, digamos indígenas, y garífunas?  Todas las dudas que hay sobre el las facultades jurisdiccionales del sistema ancestral podrían ponerse a prueba si se entiende la propuesta de Zachary Cáceres en los dos artículos citados arriba.

Digamos que está en el mejor interés de la paz y de la cooperación social reconocer que -debido a la multiculturalidad y a que cada cabeza es un mundo– distintas personas tienen distintas necesidades y perspectivas con respecto esa tecnología conocida como derecho o sistema de justicia.  ¿Por qué no despojar a esas necesidades del componente etnicista del cual están saturadas en la discusión actual? En un espíritu disruptivo, innovador, emprendedor y más allá del colectivismo etnicista, ¿qué tal si aprovechamos la oportunidad y probamos distintos tipos de derecho en statrup cities, por ejemplo?

En el primer párrafo mencioné muy de pasada el tema de la competencia entre tecnologías, competencia que no es ajena a las fuentes del derecho.  En esta conferencia, que te recomiendo mucho, Enrique Ghersi explica el carácter competitivo de las fuentes del derecho; basado en las preferencias de las personas de acuerdo con sus intereses particulares, de los costos y beneficios y de nuestra escala de valores.

Eso sí, para que la competencia de sistemas de justicia, o de fuentes de derecho sea legítima, es imprescindible que a las statrup cities sus habitantes puedan unirse pacífica y voluntariamente, y no por mandato legal y menos por circunstancias tan impersonales y fuera de su control como la etnia.  Es imprescindible que los habitantes puedan elegir, libremente, las  startup cities en las que la tecnología política y la tecnología judicial -entre otras- cumplan con sus funciones a satisfacción de quienes las han elegido.

¿Qué opinas?

La ilustración es por Deval Kulshrestha, CC BY-SA 3.0


15
Feb 17

La justicia ancestral y las ordalias

Imagen de previsualización de YouTube

Escucha el podcast aquí.

Si en occidente estuviéramos apegados a la justicia ancestral todavía veríamos ordalías y otras prácticas poco civilizadas.

En occidente, la evolución del derecho penal pasó por la práctica de la venganza privada, misma que no se detenía en el ofensor sino que se extendía a toda su familia hasta el extremo de causar guerras; pasó por una etapa religiosa en la que el el estado actuaba como representante de la voluntad del dios de turno, en esa etapa un delito era una ofensa a la divinidad y los delitos contra la patria, o el dios (o los dioses) eran los más atroces.  Una tercera etapa fue aquella en la que la justicia se asentó sobre bases cívicas y morales. Todo esto lo puedes leer en Derecho penal, de Eugenio Cuello Calón y me recordó mis clases de esa materia con Francisco Fonseca Penedo.

Las ordalías eran pruebas que invocaban e interpretaban el juicio de dios en materia de solución de conflictos, o en materia de comisión de delitos.  Mediante el uso de procedimientos y ritos (místicos e irracionales) se infería la inocencia, o culpabilidad del acusado. Precisamente por su carácter mágico e irracional, las ordalías fueron sustituidas por la tortura. Ese era el carácter de la justicia  ancestral: el del misticismo, el látigo y el potro.

A veces la ordalía era un combate y la gente creía que el vencedor era favorecido por el dios que estuviera a cargo.  No era raro que la ordalía consistiera en tomar un hierro ardiente, caminar sobre fuego, o meter las manos en brasas.  Si el acusado sobrevivía, o resultaba con daños menores, se estimaba que era inocente.

No todas las ordalías eran a base de fuego pues las había de agua. Estas pruebas se realizaban en la iglesia como un privilegio otorgado por el señor local y los acusados le pagaban a la iglesia la tasa exigida para la prueba.  Esta consistía en meter la mano en agua hirviendo y demostrar que al tercer día las quemaduras estaban sanadas…si se era inocente.

Por cierto, ¿qué pensarán los dirigentes de las distintas iglesias chapinas con respecto a las azotinas y otros castigos similares en el siglo XXI?

Si occidente no hubiera abandonado el derecho ancestral, las garantías procesales, y la idea de justicia como un proceso racional de identificación nunca hubieran sustituido a la arbitrariedad, el misticismo, la superstición y la crueldad.  Pero aún hay grados de arbitrariedad y hasta de crueldad vas ha decir.  Y, claro, claro que sí…pero no son bien vistos, ya no son la regla, son ilegales, en occidente nadie -con dos dedos de frente- está de acuerdo con que sigan existiendo, y es generalmente reconocido que son inmorales e inaceptables.


15
Feb 17

Los murales de González Goyri están de vuelta

murales-gonzalez-goyri

En noviembre de 2015 de armó un alboroto porque los murales del edificio ubicado en la Quinta avenida y 16 calle de la zona 1 -por maestro Roberto González Goyri– habían sido removidos.  El lunes pasé por ahí y vi que ya están de vuelta, y me dio mucha alegría.  En la foto no se ven; pero están detrás de los andamios.

En su momento lamenté la sustitución de los murales de González Goyri por azulejos anodinos; pero explresé mi respeto por el derecho de los propietarios de los murales no sólo a tener gustos distintos a los míos, sino a disponer de su propiedad como le conviniera. ¿Por qué? Porque ya lo dijo Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz.

La pretensión de que los propietarios de un edificio (o de una obra de arte) no pueden cambiarlo porque hay un grupo que valora el edificio (o la obra de arte)  parte de la pretensión arrogante de que todos deben valorar lo mismo; y parte de la pretensión peligrosa de que lo tuyo, no es tuyo.  Si prevaleciera el criterio de que los propietarios de una obra de arte en un edificio no pueden alterarla, se crearía un incentivo perverso: el de que es mejor no añadir obras de arte a los edificios para no correr el riesgo de que luego, haya gente que disponga que no se pueden alterar la obra de arte, ni el edificio.

Dicho lo anterior celebro el retorno de los murales con la esperanza de que no haya sido por la fuerza, ni por la amenaza del uso de la fuerza.

110115_murales_gonzalez_goyri

Hay murales bellísimos de Roberto González Goyri en el Banco de Guatemala, en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y en otros edificios.  El Tecún Uman monumental de la zona 13 es de aquel gran artista.


14
Feb 17

¿Qué es lo tradicional y qué es lo excesivo?

Imagen de previsualización de YouTube

Escucha el podcast aquí.

He estado bajo la impresión de que -aparte del tema racista en que se basa la propuesta de que haya distintos sistemas judiciales para personas de distintas etnias- la idea es que la justicia indígena se basa en la costumbre o en la tradición y por eso es consuetudinaria.  Pero tal vez esté equivocado.

Lo digo porque hace poco más de un año  Cristobalina Lucas denunció en la alcaldía indígena  que su hijo, Jonathan Morales Lucas, le había robado una computadora portátil que sería utilizada por otra de sus hijas. Frente a decenas de vecinos, las autoridades indígenas le propinaron nueve azotes a Morales Lucas, de 20 años, luego de que confesara el robo.

En ese contexto,  Raúl Ricardo Rodríguez, auxiliar de la Procuraduría de los Derechos Humanos en Quiché, dijo que esa oficina no está  contra la aplicación del castigo indígena, pero apela a que en vez de azotar a personas señaladas de hechos delincuenciales, se apliquen medidas correctivas como trabajo comunitario en beneficio de las personas afectadas. Rodríguez agregó qué si la persona que recibe ese tipo de castigos considera que fue excesivo, pudiera interponer una denuncia ante el Ministerio Público contra del grupo que lo hayan golpeado.

Morales Lucas estuvo amarrado durante dos días y dos noches y esa fue la forma en la que las autoridades indígenas consiguieron su confesión.

Y a mí me surgen varias dudas:

  • La PDH no está contra los azotes, ¿a pesar de que las penas crueles, o infamantes son evidentemente violatorias de la dignidad de las personas?
  • Si el derecho indígena se basa en la costumbre o tradición, y por eso es que es consuetudinario, al cambiar los azotes por trabajo comunitario, ¿se altera la costumbre y se desnaturaliza la tradición?
  • ¿Cuál es la gracia de que sea legitimada constitucionalmente una forma de justicia etnicista supuestamente basada en costumbres y tradiciones que vienen de muchas generaciones atrás, si luego esas costumbres y tradiciones van a ser cambiadas porque una autoridad ajena a las etnias involucradas apela a que sean cambiadas?
  • Puesto de otra forma: Para sus usuarios…¿la justicia ancestral va a tener gracia sin las azotinas?
  • Morales Lucas recibió nueve azotes. ¿Diez, o doce hubieran sido excesivos? ¿Morales se hubiera podido quejar en el Ministerio Público contra la alcaldía indígena?
  • En el criterio de excesivo: ¿Influye la fuerza con las que se dan los nueve azotes? ¿Qué es excesivo, 12 azotes suaves, u ocho azotes fuertes? ¿Influye en el criterio si los azotes son con vara de membrillo, con látigo de cuero, o con lazo…y si el lazo tiene nudos?
  • ¿Quién lleva control si el ladrón de compus vuelve a robar?  Y si vuelve a hacerlo, ¿cuál sería el castigo?  Se dice que serán 40 azotes; ¿eso será excesivo comparado con nueve?
  • ¿Cómo actuaría el Ministerio Público contra los miembros de la alcaldía indígena en caso de castigos excesivos en el ejercicio de su autoridad? La alcaldía indígena, ¿reconocerá la autoridad del MP?
  • ¿Si el sujeto activo del hurto de la computadora hubiera sido una mujer indígena? ¿Hubiera recibido nueve azotes? ¿Y si hubiera sido una mujer ladina?
  • ¿Qué, exactamente, es trabajo comunitario equivalente a 9 azotes?
  • El que una persona esté señalada de hechos delincuenciales, ¿quiere decir que es culpable y que debe ser penalizada?
  • ¿Qué opinan la PDH y el MP de la práctica de conseguir confesiones acerca de delitos por medio de amarrar a los sindicados? ¿En qué condiciones estuvo amarrado Morales Lucas para que confesara?

Si te interesan estos temas, seguramente te interesará por qué fracasó la jurisdicción indígena en Bolivia.


13
Feb 17

El volcán Pacaya en actividad

170213-volcan-pacaya-luis-figueroa

Así se ve la actividad del volcán Pacaya desde mi balcón en la ciudad de Guatemala. Normalmente las actividades de Pacaya son menos visibles, desde aquí, que las de Fuego y últimamente este ha estado más activo que aquel.  Hoy, que es una noche clara, podemos apreciar muy bien a este coloso que está localizado a 47 kilómetros al sur de esta ciudad.

En mayo de 2010 las cenizas y arena de Pacaya cubrieron la ciudad de Guatemala.


13
Feb 17

Reforma judicial, ¿otro tren que nos deja?

Pblind_justice_2830780815

A los guatemaltecos, de cuando en cuando, nos deja el tren.  Está a punto de dejarnos ahora porque la importante y necesaria reforma del sistema judicial está por ser sacrificada en el altar del racismo y de los privilegios. Y, ¿por qué habría de ocurrir semejante disparate? Porque el lado colectivista del espectro de las ideas está empecinado en que, por razones étnicas, en Guatemala hay dos tipos de grupos de personas que no deben ser iguales ante la ley.

Es cierto que a lo largo de la historia del país a la mayoría de casos que presentan los indígenas ante la administración de justicia esta no les da solución; pero…¡ese es un problema administrativo! y no debería ser ideológico.  La administración de justicia chapina tampoco les hace justicia a muchos casos de miembros de otros grupos étnicos. Posiblemente también sea un problema conceptual; pero eso es más atribuible a que la administración de justicia se basa más en legislación que en leyes; está demasiado obsesionada con el derecho positivo (basado en legislación); no respeta los derechos y principios procesales establecidos en la Constitución y las leyes; y se afinca en un sistema en el que la repartición de privilegios es más importante que la eliminación de los mismos.  Y eso afecta a todos, independientemente de nuestra etnia, nuestro sexo, y demás.

La idea descabellada de que la administración justicia no debe ser igual para todos los que convivimos en un mismo espacio, sino que debería ser distinta basada en criterios colectivistas como la etnia y el sexo (para mencionar dos), es una que confunde la justicia con el uso de la legislación para ejercer el poder.

Esto se entiende fácil si has visto un juego de fútbol en el que el árbitro (el juez) no favorece a un equipo, o a otro (o a miembros específicos de un equipo, u otro) basado en criterios étnicos, o de sexo.  Un buen árbitro hace que se respeten las reglas igualmente para todos, sin distinción, ni privilegios y así hace justicia.  La hace al evaluar objetivamente lo que ocurre en el campo de juego. ¿Qué clase de partidos veríamos si las decisiones de los árbitros (o jueces) dependieran de presiones de grupos de interés como ONG, comisiones internacionales, países amigos, u otras?

¡Por supuesto que el acceso al sistema de justicia es muy caro para la población más pobre del país! y  es cierto que la población más pobre del país es indígena; pero eso es un problema económico y no de una administración de justicia basada en la igualdad de todos ante la ley, sin privilegios étnicos, o de sexo.  Habrá menos pobreza cuando los políticos y funcionarios dejen de asfixiar el ahorro, las inversiones productivas y el intercambio para mencionar tres.  Habrá menos pobreza cuando los políticos y funcionarios eliminen las aduanas y los aranceles, liberen el mercado laboral y abolan el impuesto a los rendimientos del capital, para mencionar tres. Sin distinción étnica, o de sexo, todos nos beneficiaríamos si hubiera más y mejores empleos, más y mejores oportunidades para emprender y menos pobreza.

Las leyes generales y abstractas, pre-conocidas; la administración de justicia independiente e imparcial, objetiva, ciega, no politizada, no ideológica y dedicada a la protección de los derechos individuales de todos por igual sin privilegios (al margen del racismo y del sexismo) sirven más a la justicia, que los juegos de poder entre colectivos en los tribunales y las cortes.

El tren nos va a dejar porque, aunque la reforma al sistema de justicia es muy necesaria y urgente (mira las noticias sobre delincuencia, impunidad y corrupción en los diarios, por si no te lo crees), la necedad de incluir entre ellas el privilegio de una legislación específica para grupos étnicos casi imposibles de concretizar a la hora de rajar ocote, va a hacer que la reforma sea rechazada en las urnas.  Y entonces nos vamos a quedar con un palmo de narices.  Los chapines nos vamos a quedar sin la urgente y necesaria reforma de justicia; y las ONG, las comisiones internacionales, los países amigos van a sufrir una derrota similar a la que sufrieron en mayo de 1999.  ¿Van a aprender en esta ocasión? Ojalá que sí, porque sus caprichos les cuestan mucho a los chapines de todos los colores.

Ilustración por Tim Green de Bradford (Justicia ciega) CC BY 2.0, via Wikimedia Commons