La administración de Los Colom insiste en elevar los impuestos; pero no consulta el tema entre quienes -si se da el caso de que suban los tributos- no tendrán más, ni mejores opciones de empleo; entre quienes verán que disminuyen sus capacidades de consumo y de ahorro; entre quienes no tendrán aumento salarial; ni entre quienes serán discretamente castigados con los nuevos tributos.
La administración de Alvaro San Nicolás Colom y de Sandra Evita Torres negocia con varios empresarios fuertes que pueden pasarle el pago a los consumidores finales; y que, cuyos negocios, posiblemente dependen más de una armoniosa relación con quienes ejercen el poder, que del bienestar de los tributarios.
¡Hay que pagar la seguridad!, dice el Presidente, como si la hubiera; y como si lo que pagan los tributarios no se desperdiciara, se malgastara y se repartiera entre buscadores de rentas parasitarias y entre la clientela de su administración. ¡Todos los días, los diarios están llenos de noticias sobre corrupción! y, seguramente, si la corrupción y el desperdicio fueran eliminados o disminuidos, Los Colom tendrían más recursos para cumplir con sus responsabilidades.
Encima de todo, el de una crisis económica mundial y el de graves amenazas a la salud de las personas es el peor momento para andar pensando en quitarles recursos a esas personas. Ayer, por ejemplo, leímos que el Producto Interno Bruto se ha erosionado en 7.8% a causa de enfermedades; y hoy, vemos que circula menos efectivo, lo que denota un menor ritmo en la actividad económica.
¿En qué cabeza cabe aumentar impuestos cuando la gente está sintiendo el peso de la crisis y encima la productividad está bajando?
