23
Nov 08

¿Todos santos, en Todos Santos?

La primera vez que visité Todos Santos fue para la fiesta patronal del lugar, a finales de los años 80. Lo que más me impresionó fueron tres cosas: El camino -que es un gozo para los sentidos-, la competencia a caballo -que es una locura-, y el hecho de que todos: hombres, mujeres, jóvenes, ancianos estaban borrachos. No borrachos propiamente, sino bolos perdidos.

El tema me ha llamado la atención porque he leído que para reducir problemas, como delincuencia, violencia intrafamiliar, sucidios, desordenes, y otros, los habitantes recurrieron al recurso intuitivo de prohibir la venta de alcohol.

Eso me ha recordado que mi abuelita Juanita contaba que, en Nueva York, durante la Prohibición, no había casa en la que a ella y a mi abuelito Jorge, no les ofrecieran licor; y que lo servían en tasas, para que pareciera que estaban tomando café. Ella también me contaba de los speakeasys o cabarés clandestinos a los que iban a parrandear. Una de mis exmaestras contaba que su madre hacía ginebra en la tina de su baño.

El punto es que, si los todosanteros creen que con prohibir el alcohol se les van a acabar sus problemas de alcoholismo, están equivocados. ¿O acaso las Guerra contra las Drogas ha acabado con la drogadicción y la narcoactividad? ¡Al contrario! Lo que pasará como consecuencia de la gazmoñería de unos y de la ingenuidad de otros es que ahora la gente será delincuente por hacer lo que antes hacía de igual manera. Pasará que habrá corrupción para que se pueda vender el guaro. Pasará que la gente irá a comprar el licor a lugares vecinos. Y pasará que los ayatolas locales perseguirán y atormentarán a los bolitos que se expongan. A Todos Santos hay que ponerle el ojo porque es uno de esos lugares en donde a la gente le puede dar por linchar.

Fuenteovejuna está actuando en Todos Santos. La decision ha sido tomada por un grupo de pobladores al margen de las autoridades establecidas y de la ley; en abierto desafío al estado de derecho. ¡Este es el verdadero peligro de lo que ocurre allá!. Adicionalmente este es un caso típico en el que la gente no tiene empacho alguno en erradicar un derecho como el de la libertad; para perseguir un interés como es el del orden.

Admito que las intenciones son buenas…pero donde los derechos individuales quedan sometidos a los intereses colectivos, lo que quedan son la servidumbre y el sometimiento a quienes ejercen el poder. Y, además, es una ilusión creer que con una prohibición de esas se va a acabar la afición de la gente por las bebidas alcohólicas. La gente no bebe en exceso porque sea permitido, sino por otras razones.

La gente, en Todo Santos (y en otros lugares también), ha satanizado al alcohol debido a que le atribuyen el orígen de todos sus males. ¡Cuidado con esto!, porque esa creencia es característica de la negación de la responsabilidad individual. Quienes creen que el guaro es el responsable de la delincuencia, de la violencia, o del escándalo -deliberadamente, o no- se rehusan a reconocer que las personas individuales son las responsables de las decisiones que toman y de sus consecuencias.

La proliferación y el apoyo comunitario a la creencia de que a mí las cosas me pasan, contraria a la de soy el responsable de mi vida, no hace nada bueno, ¡pero nada bueno!, por la educación cívica de los guatemaltecos.

El vídeo lo hallé gracias a Enchiel.


15
Jul 08

El peligro de las bolas

Muchos chapines son happy triggers para las campañas negras, así como para levantar y hace rodar bolas; pero esas costumbres son muy feas. Como la impuntualidad, como la manía de hablar en diminutivo y como la habilidad para rehusar el compromiso, esas costumbres son de lo peor que ofrece la cultura chapina. La hora chapina, regáleme un cafecito, y primero dios se lo tengo para el martes, o para el miércoles, son ejemplos de aquellas costumbres nefastas.

En aquello pensé cuando leí, en El Periódico de ayer, quela intervención del Indymac Bank, en los Estados Unidos, se había originado en “los comentarios del senador Charles Schummer, quien expresó su preocupación por el estado del banco. La dudas del senador provocaron (sic) una corrida de US$1300 millones por parte de sus ahorrantes, lo que abocó al grupo a la quiebra por falta de liquidez”.

Hay pocas cosas tan asustadizas como el capital; y este ejemplo pone en evidencia el peligro de las bolas y lo importante que es expresarse con responsabilidad.


07
Jun 08

La importancia de tener seguro

En septiembre de 2003 tuve un accidente porque un vehículo se fue a ensartar contra el mío. Todo se resolvió bien porque nadie salió lastimado y porque el patrón del sujeto respondió por los daños. Cuando le conté lo que me había pasado, a mi amiga Lissa, me preguntó que si yo tenía seguro; y cuando le dije que no, me dijo: “¡Es inmoral andar por ahí manejando sin seguro!” Y está atorada de razón.

Hace un rato me pasó lo mismo sólo que con una moto; pero ya había aprendido la lección y el seguro me sacó del apuro. Fue una perdedera de tiempo, me quedaré si auto durante unos días y tendré que pagar taxis para movilizarme; pero el grueso del daño y del perjuicio me lo quitó de encima el seguro.

El 26 de abril tuve un infarto; y si no hubiera tenido seguro de prepago, una de dos: no me hubiera podido tratar con lo mejor de la tecnología; o hubiera tenido que ir a parar quién sabe a dónde.

Claro que duele un poco pagar mes a mes las primas que uno espera nunca tener que reclamar; pero cuando ocurre lo inesperado…la verdad que es un alivio contar con el seguro.

La foto es de cómo quedó mi auto, hoy.


19
Mar 08

Autobuses sin seguro

Uno de los peores efectos del estado benefactor es el de retirarle a los individuos la responsabilidad. Esto ocurre naturalmente porque siento la responsabilidad y la libertad dos caras de la misma moneda, cuando el gobierno restringe la libertad de las personas, también les limita su reponsabilidad, y con ello, les limita su capacidad de ser responsables.

Claro que el niño es llorón y la nana lo pellizca; porque muchas personas prefieren que sea así. Por ejemplo: muchos prefieren un monopolio del seguro social, aunque sea una cueva de ladrones y una inutilidad; porque así no tienen que responsabilizarse de elegir bien dónde guardar fondos para su vejez, o para casos de emergencia. Muchos prefieren una Superintendencia de Bancos que, aunque sea tapadera de banqueros, le evite a la gente la responsabilidad de elegir dónde guardar sus ahorros.

Mucha gente prefiere que otros los cuiden, antes que asumir la responsabilidad de ser protagonistas en su propia vida.

Por eso me llamó la atención que en las noticias hoy se diga que “los usuarios del transporte extraurbano deben ser prudentes al abordar estas unidades, y únicamente utilizar aquellas que tienen seguro vigente, no estén sobrecargadas y se encuentren en buenas condiciones mecánicas”. Es obvio que los primeros obligados a no encaramarse en un autobus recargado, conducido por un piloto ebrio, y sin seguro, son los usuarios potenciales de ese bus.

Lo que me da rabia es que lo diga el subjefe de la Dirección General de Transporte. Esta es la burocracia que se supone que tiene la harta obligación de relevar a las personas de la molesta responsabilidad de cuidar sus vidas. Partida de burócratas inútiles y venales. No sólo dan la falsa impresión de que cuidan de la gente, sino que, a la hora de la hora, le devuelven la responsabilidad a gente que no está acostumbrada a ella.

Los pipoldermos no están en capacidad de cumplir sus funciones; y mientras más pronto se entere la gente, mejor. Que las policías de tránsito y vial se encarguen de verificar que las licencias de conducir sean legales y que se cumpla con la Ley de Tránsito. Que se desmonopolicen las rutas y que los buses anuncien quienes transportan gente con seguro y quienes no. Que los tribunales sean severos con los pilotos y con los propietarios irresponsables de buses. Y que manden a sus casas a los ineptos de la Dirección General de Transporte.


10
Mar 08

Después del trueno…

Después del trueno: Jesús María, dice un dicho que se aplica muy bien al desorden, caos y corrupción que reina en la entidad reguladora del transporte colectivo en Guatemala. Ahora resulta, también, que la Policía Municipal de Tránsito ha reportado 350 sanciones contra pilotos del servicio extraurbano.

Sin embargo, la solución para evitar los accidentes y la irresponsabilidad en el transporte colectivo extraurbano no es la de señalar la ineptitud de la administración para supervisar todos los servicios que debe supervisar. De hecho, cuando otra noticia u otra tragedia ocupen nuestra atención, los ojos del público y de la Prensa se volverán hacia otro escándalo y todo pasará sin que haya pasado nada.

La verdadera solución para evitar los accidentes y la irresponsabilidad en el transporte colectivo extraurbano pasa por eliminar los monopolios de las rutas, de modo que los usuarios puedan elegir entre quienes prestan el servicio de forma segura y responsable y eliminar a quienes no lo hacen así. La segunda parte de la solución pasa por los tribunales de justicia: si alguien viola la ley, debe tener la certeza de que será perseguido, juzgado y castigado si fuera hallado culpable.

Lo demás, todo eso de endurecer controles y aplicar multas, es sólo para tranquilizar conciencias y para aliviar la presión de la opinión pública.

En la calle donde vivo, por ejemplo, todos los días y principalmente los viernes en la tarde, docenas de personas (incluyendo pilotos de autobuses extraurbanos) “se meten contra la vía” y ponen en peligro la vida de los que circulamos correctamente. El año pasado, durante un par de semanas, hubo policías municipales poniendo mutas; y deben haber hecho una pequeña fortuna para la Municipalidad. Sin embargo, una vez que se retiran los PMT, la gente irresponsable vuelve a las andadas. Y así la vamos pasando.

Esta discusión es consecuencia del accidente de la semana pasada, en la carretera a El Salvador, que dejó más de 50 muertos.


03
Mar 08

Hipocresía y demagogia: 53 muertos

Un total de 53 muertos y 24 heridos fue el saldo de busazo del jueves pasado en la curva El Chilero, a 33.5 kilómetros de la ciudad de Guatemala rumbo a El Salvador.

Hasta ahora se ha comprobado que:

El autobús de La Cubanita, empresa que es propiedad de Héctor Ovidio González no tenía seguro vigente
El piloto, Robin Mauricio Chacón, no tenía licencia profesional
El bus no tenía equipo de emergencia
El bus iba a velocidad excesiva
El vehículo llevaba sobrepeso
La camioneta llevaba llantas reencauchadas
La empresa ya había sido multada por exceso de velocidad y por llevar sobrepeso

Este es un sólo caso y no es el único. Un accidente similar en 2002, dejó 32 muertos; otro, parecido pero en 2006, dejó 23 fallecidos; y uno más, en 2007 tuvo un saldo de 10 muertos. Sólo en 2006 murieron 191 personas en accidentes de vehículos del transporte colectivo extraurbano.

Ahora bien…la de la prestación del servicio del transporte extraurbano es una actividad altamente regulada y supervisada por la Administración por medio del Ministerio de Comunicaciones y su Dirección General de Transportes. Ellos, por ejemplo, conceden el monopolio de las rutas y deberían registrar y supervisar directamente a las empresas que prestan los servicios de transporte. La Administración, por medio del Ejecutivo, se responsabiliza de esos asuntos y claro, se “responsabiliza” tan mal como siempre.

Esto del transporte colectivo urbano no sólo está en manos del Ministerio de Comunicaciones; también se involucran Provial, las policías nacional y municipales, el Consejo Nacional de Prevención de Accidentes de Tránsito y Educación Vial (Hágame usted el favor) y quién sabe qué organizaciones más.

¿Qué le dice aquello a usted? El Banco de Guatemala debería velar por el valor de la moneda, y resulta que el metal del que están hechas las fichas vale más que la moneda en sí; el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social debería velar por la salud de los que cotizan en él y por los viejitos, las viudas y los huerfanos, y el IGSS es la cueva de Alí Babá; la Superintendencia de Bancos debería velar por los ahorros de los chapines; y cuando hay problemas reales, o ficticios en el sistema financiero, lo menos creíble entre el público es lo que diga el Superintendente. Uno puede seguir y seguir dando ejemplos; pero el punto es que ¿por qué es que la gente sigue creyendo que la Administración debe ocuparse de cuidar a la gente?

Lo que hace, en cambio, es quitarle la responsabilidad a la gente. Muchas personas creen que como la Administración vela por su seguridad ellos no tienen necesidad de hacerlo individualmente. ¡Y ese es un error grave, que muchas veces se cuantifica en número de cadáveres!

Por eso es que es hipócrita y demagógico que la administración socialdemócrata ponga la bandera nacional a media hasta por las víctimas del busazo de El Chilero; y por eso es algo cursi que el vicepresidente Espada visita a los deudos y a las víctimas.

Cuando se persiga y se castigue a los empresarios, pilotos y funcionarios responsables de las irresponsabilidades citadas arriba, ¡entonces! la Administración estará cumpliendoles a los que perdieron la vida o ahora lloran a causa del busazo. Lo demás es pura hipocresía y pura demagogia.


28
Ago 07

No se reeligen, usted los reelige

Hoy leo que “en lo que va del año han ocurrido seis conflictos entre municipalidades y pobladores de distintos departamentos”; y también leo que “una vez más la falta de diálogo entre la población y su jefe edil desencadenó un violento conflicto en Cubulco, Baja Verapaz, que finalizó con el lamentable saldo de un adulto y un niño muertos, seis heridos y la vivienda del alcalde destruida”.

Uno puede escribir mucho sobre qué es lo que ocasiona esta violencia tumultuaria, sobre la ingobernabilidad y sobre la legitimidad de las autoridades en todo el país. Lo que a mi me llama la atención de estos hechos es cierta fraseología utilizada para describir los hechos: “Rolando Rivera lleva 12 años de dirigir la Municipalidad de Cubulco. Ahora pretendía reelegirse”, dice la nota. Otra nota que encontré por ahí, dice que “Docientos sesenta y tres alcaldes buscan reelegirse”; y una más dice que “controversiales candidatos a la alcaldía buscan reelegirse el próximo 9 de septiembre”.

Lo cierto, sin embargo, es que los alcaldes buscan ser reelectos; y los electores son los que los reeligen. Un alcalde no se reelige; sino que la gente lo vuelve a elegir. ¡La gente es responsable de los funcionarios que lleva por medio de su voto!


13
Feb 07

Irresponsabilidad, inocencia e impotencia

Un lector de Prensa Libre relata hoy que “Me decía un amigo: Pobre gente engañada. En mi país (España), como en el resto de países europeos, el Estado es responsable absoluto del accionar de los bancos. No entiendo por qué en Guatemala no se quiere adoptar esta regla”.
Yo creo que es muy perverso que el estado sea responsable absoluto del accionar de las personas. Creo, de verdad, que las personas deberían ser responsables de las consecuencias de sus acciones. Sólo así es posible tener ciudadanos, tributarios y electores libres. Sin responsabilidad no hay libertad; y sin esta última, no es posible la primera. Responsabilidad y libertad son dos caras de la misma moneda.
Claro que hay gente que prefiere la seguridad, a la libertad, y claro que hay gente que prefiere ser irresponsable, a ser libre. Esto se explica por varias razones y entre ellas se cuenta que aveces la gente prefiere no tener que elegir (y dejar que otros elijan por ellos), y no tener que pasar por la ansiedad que producen las decisiones que uno toma y las consecuencias de ellas.
Por eso es perversa la propuesta. Cuando el estado es responsable absoluto del accionar de otros, lo que se cria no son ciudadanos, sino ovejas. Ovejas que, como dice Fredy Kofman, en su irresponsabilidad son inocentes; pero que en su inocencia son impotentes. Impotentes para ser protagonistas de sus propias vidas e imponentes para cambiar sus circunstancias.


26
Ene 07

Comentario de un lector

De César Elí Rivera recibí el siguiente comentario:

Quienes aseguran que en Guatemala no hay justicia están equivocados. ¿No me cree? Vea estos ejemplos: ¿Ha perdido usted todo el dinero que tenía depositado en cualquiera de las instituciones intervenidas? No hay que darle vueltas, está claro que el culpable es usted por haber confiado en ellos. ¿No ha tenido dinero suficiente para fin de año? La culpa es suya por no disponer de tarjetas de crédito o débito.

¿Ha pensado comentarle a su vecino que va retirar su dinero? Piénselo dos veces, o usted será declarado culpable de fomentar la desconfianza en el sistema.

¿No le gusta la forma en que esa gente arguye? Sigamos: ¿Ha denunciado usted el robo de un celular? El responsable es usted por llevarlo a cualquier parte y a cualquier hora.

¿Es usted una dama y la violan? Está claro que la única responsable es usted porque ¿para qué sale de su casa?
Más todavía, ¿Ha muerto usted en una balacera? Bien sea que le hayan disparado intencionalmente o no, el único responsable es usted por no haber sido suficientemente rápido para evitarlo o por estar en el sitio equivocado a la hora equivocada.

En cualquier otro país, esto sería motivo de risa, pero en el nuestro es para tomárselo bien en serio. Porque de aquí en adelante, cada vez que usted presente una denuncia, usted será el primer y único sospechoso, procesado y posiblemente condenado. Justicia cumplida. ¿No le encanta nuestro sistema?

Noto algo de sarcasmo en los comentarios de don César; y por eso sólo voy a comentar dos cosas:

  1. Si abdicamos a la responsabilidad individual, seguramente podríamos gozar de la comodidad de “ser inocentes”; pero al ser inocentes (al no ser parte del problema) nos privamos de la posibilidad de ser parte de la solución. ¡El gobierno hace mal en relevar a las personas de su responsabilidad!
  2. Si para algo necesitamos gobierno es para que proteja nuestra vida, nuestra libertad y nuestra propiedad, y para que garantice el cumplimiento de los contratos. ¡Para eso, sí lo necesitamos!, no para que administre privilegios, ni para que controle nuestras vidas.

14
Oct 06

Tres remedios

Hace años dos amigos y yo tuvimos una empresa. Al poco tiempo de iniciar operaciones, llegó al negocio uno que había sido mi jefe y a quien le tengo muchísimo respeto y cariño. En la entrada puso su mano sobre mi hombro, me vio a los ojos y me dijo: “Luis, ahora su única responsabilidad es obtener utilidades”.

La frase y la mirada me golpearon duro porque tenía toda la razón del mundo. No sólo tenía que pagar la renta, cumplirle a mis proveedores, pagar los salarios de mis empleados y satisfacer y mantener contentos a mis clientes. También tenía que obtener utilidades para mis socios y para mí. ¡Muchas personas se beneficiarían del éxito de la empresa! Y muchos perdieron cuando fracasé en generar utilidades.

Les cuento esto porque la semana pasada escribí sobre la responsabilidad social empresarial, concepto que es el Caballo de Troya al que muchos empresarios de buena fe, y algunos empresaurios vergonzantes, le han abierto las puertas. Yo digo que de dicho caballo saldrán impuestos y barreras no arancelarias; pero lo peor de es que ya ha salido la creencia de que el empresario exitoso no es un beneficiario de la humanidad, sino un saqueador que debe “devolver” algo de lo que ha tomado.

Una de las primeras objeciones que leí, acerca de la idea de que la única responsabilidad del empresario es generar utilidades es que eso de las ganancias es aceptable a duras penas y que definitivamente no debe hacerse a costa de otros, o del bien común.

Olvidan, quienes sostienen aquellas objeciones, que una empresa exitosa en una economía de mercado, sólo puede serlo si opera con honestidad y si cumple sus contratos. Una empresa exitosa, en una economía de mercado, sólo puede serlo si basa sus operaciones en normas de recta conducta; y en una economía de mercado, la única forma en que el empresario puede tener éxito es satisfaciendo las necesidades de sus clientes y produciendo algo que los demás quieran y que prefieran comprárselo a él, en vez de comprárselo a alguien más.

Por eso es que todo empresario que da empleos y que tiene contentos a sus clientes, ¡y que encima tiene utilidades!, sin acudir al Legislativo, o a la casa de gobierno, debería ser un héroe, y no un penitente.

¿Y sabe usted qué? Que con sus utilidades, yo no conozco un solo empresario exitoso que no tenga por lo menos una obra de caridad favorita. Toda sociedad protectora, toda fundación y toda liga recibe generosas donaciones de personas que deciden compartir sus utilidades en lo individual y de manera voluntaria (y por eso es que también en forma virtuosa). ¿Se da cuenta? No habría nada que dar, si primero no hubiera ganancias. Y si la caridad no fuera voluntaria, ¿sería virtuosa?

Yo propongo tres remedios para aquellos empresarios que se sienten presionados para caer en la trampa de la RSE: el libro La buena empresa, que venden en el Centro de Estudios Económico-Sociales (teléfono 2338-7828); el libro Virtues in Verse: The Best of Berton Braley (que se consigue en Amazon); y el discurso de John Galt, en La rebelión de Atlas (que también se consigue en el CEES).