24
Ago 14

¡Rico salió el pay Barbara Fritchie!

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El pay Barbara Fritchie es otro de mis favoritos.  Otro clásico de mi bisabuela, Adela; de mi abuela, Frances; y de mi madre Nora, este pay también era un postre tradicional en los hoteles Casa Contenta (de mi bisabuela) y Cacique Inn (de mi tía abuela Adelita), en Panajachel.  Fue en este último que lo probé por primera vez allá  a finales de los años 70.  Me gusta comerlo bien frío, recién salido del refrigerador.  La receta que usamos en casa es la del enlace; pero mi bisabuela no le ponía nuez moscada.

Cuenta la Historia que Barbara Fritchie vivió en Frederick, Maryland y que cuando las tropas confederadas pasaron por su casa ella salió a amenazarlos con su bastón y ondeando una bandera de la Unión.  Hay un poema de John Greenleaf Whittier que se refiere a aquella dama y a su legendario enfrentamiento con las tropas del general confederado Stonewall Jackson: Shoot, if you must, this old gray head. But spare your country`s flag, she said.

¿Cómo no supe esta historia cuando viví en Maryland? Me hubiera gustado mucho ir a la casa de Barbara y celebrar su pay.


18
Ago 14

Delicioso y chulo el pay de cebollas

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Delicioso y chulo me salió el pay de cebollas que hice el sábado.  Este es uno de los clásicos en las casas de mi abuela, Frances; y en la de mis padres.  El relleno salió estupendo; pero los que leen Carpe Diem con frecuencia saben que con lo que he tenido dificultades es con la pasta.

Esta casi, casi está a la altura.  No tuve dificultades al trabajarla con el estribo, ni al pasarle el bolillo.  La enfrié un poco, como hice con la del pay de manzanas y creo que eso ayuda a la hora de extenderla.  Como la pasta de este pay se hornea unos minutos antes de ponerle el relleno, ni se encogió, ni se elevó.  Por lo único que no le doy un 10 es porque los bordes no me salieron parejos como le salían a mi abuela y como le salen a mi madre; pero estoy muy contento con el resultado.

¡Me encanta la consistencia de este pay que es como de soufflè!  El sabor de cebollas es delicado y lleva pedacitos de tocino.  Desde que era niño me gustaban mucho su color y el hecho de que, al salir del horno, viene bien inflado y luego se baja para dejar formas caprichosas y de distintas tonalidades.

Estoy muy contento por el resultado de este pay.

 


17
Ago 14

¿Por qué voy a la feria?

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¡Hay mucha comida…y hay de todo!, dijo un niñito en una banca que compartimos-con sus ojos bien abiertos y con esa expresión que  tienen los niños cuando están maravillados-.  El se estaba comiendo su tostada con guacamol, y yo estaba comiendo mis tacos con salsa y mi atol de elote.

Voy a la feria porque me trae recuerdos, porque me gusta comer tacos, atol, churros y otras delicias. Voy porque…¿a dónde va Vicente? A donde va la gente.  Voy porque -a pesar del sol y de que corro el riesgo de engentarme– me encantan los colores y los sabores de la feria.  Pero cuando oigo comentarios como el del niño de la tostada descubro la mejor parte de ir a la feria.  La mejor parte de ir a la feria es ver cómo se la gozan los niños y los que tienen corazón de niño.  ¡Ha de ser alegre no sólo ir a la feria, sino ir con disfraz del Hombre araña, o de quién se yo!

Yo voy con amigos queridos, nunca dejan de maravillarme los colores y los sabores, me gusta ganarme cosas divertidas en el tiro al blanco y llevo mi disfraz de Batman imaginario.   Y me alegro de que el niño de la tostada con Guacamol haya regresado a su casa con ganas de volver a la feria.  Maravillado con todo lo que vio.


16
Ago 14

Para ver “slides” en 3D

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A principios de los años 50 mi abuelo, Luis, llevó su afición por la fotografía y el cine a otro nivel y compró una cámara stereo para slides. Con ella tomó muchas fotos familiares y otras de Guatemala.  Es una bonita colección; pero más bonita es la experiencia de ver los slides en 3D, de una forma realista.

Cuando era niño pasaba horas pegado al Brumberger Stereo Slide Viewer que ilustra esta entrada, viendo y viendo fotos. Buscando detalles y viajando con la imaginación.  Viendo lugares que conocía e imaginando lugares que no conocía.  Tenía añales de no ver los slides y el jueves en la noche los volvía a ver con mi sobrino, Andrés. Hasta se me habían olvidado muchísimos de ellos.  ¡Encontré unos que creía perdidos!  Fue una experiencia muy, pero muy agradable.


11
Ago 14

Pay de manzanas…¿sin queso?

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Mi abuela Frances, decìa: Apple pie without cheese is like a hug without a kiss; así que a la siguiente porción le puse una rodaja de cheddar.  Este es el pay de queso que hice el sábado.  El relleno me salió delicioso -de acuerdo con la receta de mi madre y de mi abuela- Tuve menos problemas con la pasta; y tanto en casa, como con mi madre, hubo consenso en que me estoy aproximando…me estoy aproximando.

Mi sobrino, El Ale, me ayudó a pelar las manzanas y a hacer los palitos de queso que hacemos con los recortes de la pasta.

El pay de queso es muy sencillo en comparación con otros; pero en su sencillez es una magnifica comfort food y es un clásico.  Me gusta comerlo al tiempo; pero cuando le pongo queso me gusta que este esté derretido y que el pay esté por lo menos tibio.


04
Ago 14

Pay de pollo, y aguacates…un viaje a la nostalgia

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El sábado se me metió que quería hacer uno de los pays de pollo que hacían mi bisabuela y mi abuela, y hace mi madre.  Elegí uno cuya receta es de Abel, que fue uno de los cocineros de mi bisabuela, Adela, -en la Casa Contenta-.  La particularidad de esta receta es que lleva crema de tomate, aceitunas y pasas; de modo que es delicadamente dulzón.  El relleno me salió muy bueno y me trajo muchísimos recuerdos: las cocinas de mi madre y de mi abuela.  El hecho de que ambas permitían que los niños hiciéramos palitos de queso con los recortes de la masa de los pays.  Las hojas que mi abuela, Frances, y mi madre , Nora, dibujaban en la masa de los pays antes de hornearlos, ¡Sabores, texturas y aromas!  Los palitos también me salieron muy bien ahora; pero tengo que trabajar más en la masa porque todavía no estoy contento con el resultado.  No es que saliera mal; pero tampoco salió como debe ser.

Todavía recuerdo a Abel.  Recuerdo muy bien que -durante el desayuno- le pedí un cucharón para mi  mosh, queriendo decir una cuchara grande.  Y el se acercó con un tremendo cucharón de cocina de hotel, así como para emplatar sopas.  Y todos, en la cocina, se rieron de mí.  Recuerdo que en los años 80, en la casa de mi abuela, todavía comimos un mango chutney preparado por él, quizás a finales de los años 60.

En fin, me alegro de haber hecho el pay y quedé con ganas de hacer otro.  Mi madre es la diosa viviente de los pays, y espero que algún día la masa me salga tan bien como a ella…y a mi abuela y a mi bisabuela.

El almuerzo del sábado incluyó otra maravilla: un aguacate muy especial de La Antigua.  ¡Que cosa más deliciosa!  ¿Y de postre? Helado de laichis hecho en casa, con un topping de trocitos de aquella fruta conservados en licor de naranjas.

¿Y por qué se me metió lo de hacer un pay? Porque estoy leyendo El último príncipe del imperio mexicano, por C.M. Mayo, y ahí cuentan que a Alice Green, la madre del pequeño príncipe Iturbide -que era de inmediaciones de Washington, D.C.-, le gustaba mucho hacer pays.  Y ya sabes…una cosa lleva a la otra.  Y por cierto que el libro está muy bueno.


17
Jun 14

Recuerdos en el Día del padre

Recuerdos del Día del padre

Mi padre -Luis- era un personaje divertido y alegre.  Generoso. Era un buen hombre y es una lástima que haya muerto antes de conocer a sus nietos y antes de ver que sus hijos y sus familias crecimos y somos  felices. Es una lástima que no esté viendo el Mundial con mi madre.  A veces… hasta extraño las discusiones que teníamos.  No, eso no.

Un ejemplo de su espíritu juguetón era el juego de buscar el tesoro que armaba ya fuera cuando El ratón nos dejaba dinero a cambio de dientes, a mis hermanos y a mí; o cuando cumplíamos años.  Las fotos que acompañan esta entrada son muestras de uno de esos juegos.  Este fue en una ocasión en la que fui a pasar mi cumpleaños a Panajachel.  Al volver me estaban esperando en casa no con un regalo, sino con un sobre que contenía la primera instrucción: Happy Birthday Luisito, busque debajo de su almohada.

Luego de eso se desató el recorrido por toda la casa en el cual yo iba siguiendo las instrucciones y las pistas, y mis padres y mis hermanos iban detrás divirtiéndose como micos y emocionados, conmigo, por el misterio y la emoción.

A la primera instrucción seguía otras:

Manix tiene sorpresa, papás, Hnos, Nacho y Manix, etc. etc. etc.  Manix era uno de los perros de la casa y a Nacho -que era un gallo que nos habían regalado; ya sabes: Nacho, el gallo más macho.  Y la siguiente pista estaba en el collar de Manix.

Yu ju. Busque dentro de la caja de juegos de cuero.  Esa una caja con dados, baraja y que había sido de mi bisabuela.

Dentro del congelador de la hielera hay ALGO.

ALGO tenía que encontrar, busque en el limonar del patio de enfrente.

Aquí como hiede, se orinó Manix, busque debajo de la almohada Nona.  Nona es mi madre y ese era uno de sus apodos.

Buscar capítulo XXVII Libro 1 de los Paralipómenos…y uno tenía que averiguar qué jodidos era Paralipómenos.

Me gustan las toronjas.  Busque.  Allí sí verá algo.

Verdad que yáatengo toronjas? Busque debajo de la almohada de papito.  El era papito, claro.

Busque en la maceta de la flor de pascua.

Busque en horno de el comedor.

Te toca ir a la almohada de Guisela.  Guisela es mi hermana.

Dele un beso a La Chuchis, linda.  Ya casi, casi.  La Chuchis era Guisela…y habia que darle un beso.

Dale un beso a La Nona, y ya casi casi. Beto.  Beto era yo, por Alberto.  Me tenia varios apodos: Beto, Beto el recluta, Fray Junípero, Lalo, y algún otro que no recuerdo.

Ahora no recuerdo qué era el regalo.  Lo importante era el juego, el ambiente que se armaba, el cariño que se recibía.  El alboroto familiar.  Es una dicha que haya guardado los papelitos del juego porque en ellos estaba la clave de todo…  Estos son sencillos; pero otros eran más complejos e incluían dibujos: Un perico siendo perseguido por Simón, o Manix, por ejemplo.

Si no has visto, ni llamado a tu padre hoy…¿qué estás esperando?


27
Abr 14

Luciérnagas en el cedro de mi vecino

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Imagínate el árbol de Navidad natural más grande que hayas visto.  Ahora multiplícalo por 100, o por 150.  Salvando las distancias, así se vio -anoche- el cedro de mi vecino lleno de luciérnagas. Centenares, si no miles de pequeñas luces titilantes adornaban el árbol majestuoso.  Uno se emboba cuando ve cosas así.

Mi cámara no da para tanto y no pude captar aquella belleza; pero vale la pena tratar de imaginarla.  Es como algo salido de un cuento.

No es la primera vez que ocurre y en 2011 conseguí una foto en la que las luciérnagas se veían -aunque muy tenues- en el fondo negro del bosque; y en 2010 uno de esos animalitos llegó hasta mi balcón. Las luciérnagas  siempre me han fascinado y me alegra muchísimo cuando puedo tener una, o varias en mis manos.  ¿Será mucho pedir que una, o más visiten mi balcón este año?

De niño me maravillaba al verlas aparecer y desaparecer, y también me llamaba la atención lo dóciles que son. Uno puede tomar una y tenerla en la mano caminando durante bastante tiempo sin que alce el vuelo. Cuando era chico, l primera vez que tomé una creí que quemaba, pero claro que no y estaba fascinado con ella en mi mano.

La luciérnaga, por cierto, era el nombre un drive-in al que mis padres solían llevarnos los domingos para la cena. El local se hallaba donde hoy se encuentran las torres del Centro Financiero  en la zona 4; y a mis hermanos y a mí, ¡cómo nos gustaba ir a ese lugar! El nombre le iba porque el área era oscura y árboles grandes, y la luz del drive-in se veía tenue entre la oscuridad. Y ahora, que ya no tengo la inocencia que tenía a los 9 años, pienso que debe haber sido interesante lo que ocurría en algunos de los automóviles que llegaban a buscar refugio en aquel ambiente escondido. Y pienso que les debe haber parecido fastidioso un auto con dos adultos divertidos y tres, o cuatro niños bulliciosos.


17
Abr 14

Chayes con banderita

 

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A estos no los había visto desde hace un montón de tiempo.  Les decíamos chayes cuando era niño porque, en Guatemala se les dice chayes a los pedazos de vidrios rotos.  Son dulces de azúcar que parecen pedazos de vidrios rotos.  Vienen en esos cucuruchos y adornados por banderas de papel de China de colores.

En medio del alboroto sólo se me ocurrió tomarles fotos y olvidé comprar uno.  Espero que en mis andanzas de hoy, por el Centro Histórico, me tope con un vendedor de chayes para comprar unos y compartirlos en Carpe Diem.


15
Abr 14

El pito de las seis

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Tenía añales de no escuchar un pito de fábrica.  Cuando era niño los escuchaba al medio día y a las 6:00 p.m.  Ahora debe haber algún tipo de fábrica por aquí ya que desde hace unas semanas que lo escucho a esas horas.  Este suena como electrónico; pero los pitos originales eran de vapor.

¿Recuerdas el pito luego del que Pedro Picapiedra dejaba de trabajar y salía en su auto a su casa? Esa es la idea.  Suena a las 12:00 para que los trabajadores vayan a almorzar y suena  a las 6:00 para que termine el día laboral.

Por cierto que supongo que suena uno a las 7:00 u 8:00 a.m. pero no lo he oído.