El equipo favorito de las grandes ligas de beisbol, de mi papá, era el de los Dodgers. Yo no tenía equipo favorito porque normalmente elegía cualquiera que se compitiera contra el equipo angelino; no por afición, ni nada parecido, sino por lo divertido de llevarle la contraria a mi papá. Por eso es que, a pesar de que a mí me gusta mucho la marimba, nunca dejaba pasar la oportunidad de cambiarle la estación de la radio cuando él sintonizaba Fabumarimbas, al medio día.
A aquellas circunstancias, añádele que septiembre es mi mes favorito del año. Es el de los pasteles de Luna y el de los chiles en nogada, es el de la fiesta de las antorchas y el de los desfiles; y claro…es el mes de mi cumpleaños.
De ahí que me haya dado muchísimo gusto que, el domingo pasado, los Dodgers le hayan dedicado su juego contra los Padres, de San Diego, a Guatemala; y que hayan sonado las notas del Himno Nacional en marimba. No sólo eso, la noche se llamó Guatemalan Heritage Night y fueron repartidas tshirts con los colores de la bandera chapina y con el código de área 502. Abi Rodríguez, vestida con traje indígena, fue la marimbista.
¿Así, o más chulo?
Si yo hubiera estado ahí se me hubiera puesto la carne de gallina por tres motivos: el primero es que uno que es más chapín que las champurradas no puede sino emocionarse cuando escucha marimba en el extranjero; el segundo es porque es septiembre, el mes en que se recuerda la desvinculación de Guatemala de la monarquía española; y el tercero es que actos como el de los Dodgers visibilizan a los migrantes chapines cuyos aportes culturales y económicos a las sociedades donde se asientan no deberían pasar inadvertidos.
Como no deberían pasar inadvertidos los aportes culturales y económicos de los migrantes a sus poblaciones originales. Una amiga que sabe de esas cosas sostiene que la actitud más positiva y humanitaria que actualmente tienen los indígenas hacia los perros se debe a que han aprendido cómo es que sus familiares en Los Ángeles, Chicago y otras ciudades gringas tratan a los canes.
De todos modos, ¡Gracias, Dodgers…y salud, papa!
Columna publicada en elPeriódico.