23
Ene 07

El indulto presidencial es un mal mensaje

¿Por qué nos extraña que en Guatemala no se respeten las leyes? La Comisión de Reforma al Sector Justicia ha dictaminado que el Presidente debe decidir si perdona, o no a los reclusos. Es decir que independientemente de que la ley mande que para ciertos delitos la pena que corresponde es la de muerte, aquella comisión considera que lo que debe privar, al final, es una decisión política, y no una de justicia.

¡Por eso es que en Guatemala no se respetan las leyes! Los chapines saben que al final, mediante el uso de influencias y de otros medios como la fuerza, la ley no se les aplica. Lo que importa al final no es la justicia, sino la política. La decisión no será de los tribunales, como corresponde, sino de la instancia política superior en abono a la figura decimonónica del Presidente de la República como amo de vidas y haciendas.

Vea un buen debate sobre la pena capital, aquí.


23
Ene 07

Berger: el mal ejemplo

¿Cómo fregados es que los guatemaltecos queremos que haya respeto a la ley, si el propio Presidente -que juró cumplir y hacer que se cumplan la Constitución y las leyes- no las respeta ni las cumple?

Ejemplo: El tribunal Supremo Electoral le envió un apercibimiento a Oscar Berger para que se abstenga de hacer declaraciones que favorezcan a algún partido político; y mientras tanto, el Presidente aprovechó su recorrido por San Marcos y Huehuetenango para “recordarles” a los alcaldes y a las pobladores que, si quieren que continúen los proyectos de infraestructura “deben votar por los que siguen con los proyectos”.

Al entendido, por señas, ¿o no? ¡Y eso que estos son los “buenos”! ¿Qué tal serán los “malos”?


22
Dic 06

¡Detengan la diarrea legislativa!

¡Felicitaciones al Congreso de la República! Leo que “Los diputados al Congreso confirmaron en 2006 que, en su mayoría, no son productivos. Treinta y ocho, de los 158, no presentaron iniciativas de ley, y 55 sólo incluyeron su nombre en propuestas grupales, de hasta 15 colegas”. Sigan con el buen trabajo. Detengan la diarrea legislativa.


18
Dic 06

Otra sinvergüenzada en el Congreso

Los funcionarios deberían de vivir bajo las leyes que promueven; y los diputados deberían no sólo vivir bajo las leyes que aprueban, sino que deberían pagar los tributos que imponen. Claro, como no es así, entonces pasa lo siguiente:
Aquí en Guatemala, los “funcionarios, desde hace varias administraciones, han puesto en práctica la receta perfecta para salir airosos: tributar poco y recuperar todo lo que puedan.
Diputados, ministros o burócratas de primer nivel devengan sueldos elevados, pero a la hora de hacer cálculos para tributar, las cifras los colocan, en algunos casos, al nivel de trabajadores con sueldo promedio”, según fue revelado hoy.
¡No hay derecho!


18
Dic 06

Para Ripley: racismo y privilegios

“La sentencia de la Corte Suprema de Justicia, que en el 2005 decretó que a una persona juzgada por sistema indígena no se le puede volver a juzgar por el occidental, es el primer caso de reconocimiento del derecho maya.
Un hombre que fue acusado por la comunidad de haber robado un vehículo, pero que lo devolvió al ser descubierto, fue sentenciado por el sistema indígena a servicio comunitario y a reconocer su falta públicamente. Como era confeso, la Policía Nacional Civil lo detuvo, y el Ministerio Público pidió ocho años de cárcel para él.
Finalmente fue sentenciado por robo. La Defensa Pública Penal, asesorada por varias organizaciones, pelearon el proceso, y en casación, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que si ya había sido juzgado por un sistema, no podía volver a ser acusado.
Esta resolución sentó un precedente legal sobre la legitimidad del derecho indígena y su coexistencia con el oficial”, dice un reportaje de hoy y las negritas son mías.
Hasta aquí llega, oficialmente, la igualdad de todos ante la ley en Guatemala. Como están las cosas, si alguien se roba un carro ¡y lo devuelve al ser descubierto!, tiene dos opciones: se acoge el sistema occidental y corre el riesgo de pasar 8 años en la cárcel, o se somete al drecho maya y hace algunas tareas indefinidas luego de pasar una vergüenza. Usted, ¿qué preferiría?
Pero la cosa no se queda ahi. ¿Puede, un ladron ladino someterse al derecho maya? ¿Cuánto de sangre maya debe tener uno para someterse a la opción más benigna? Si el derecho maya es sólo para los mayas, ¿viola el principio de igualdad de todos ante la ley? Si asi fuere, de plano que es un privilegio. Y si lo fuere, ¡es un privilegio basado en la étnia! En esas condiciones, ¿es un privilegio racista? ¿Es excluyente?
Yo digo que sí. Es excluyente, es racista, es un privilegio y viola el principio de igualdad de todos ante la ley. ¿Qué ladrón atrapado, en sus cinco sentidos, no quisiera recibir la pena más benigna? y ¿Qué pasará si el ladrón vuelve a ser atrapado robando, o cometiendo algún otro delito?
Si la práctica de este “derecho indígena” está siendo promovida por la embajada de Noruega y por la gente de Cirma, ¡y avalada por la Corte Suprema de Justicia!, la muerte oficial de la igualdad de todos ante la ley, en Guatemala, ya tiene responsables.


17
Dic 06

…pero, ¿debería haber una ley?

“Es urgente que el Congreso de la República promulgue una ley general de archivos, con el fin de que se tenga la información requerida, de una manera inmediata. Para esto, es necesario contar con organización y control eficientes de la documentación de las instituciones gubernamentales”, dice hoy el historiador Rodolfo Hernández, al quejarse de que la carrera de Técnico Universitario en Archivos, de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala (la universidad estatal), tendrá que cerrar por falta de alumnos. ¿Qué grupo de interés no quisiera una ley que obligara al garantizarle trabajo a sus integrantes?


17
Dic 06

¿Debería haber una ley?

De cuando en cuando mis colegas en los diarios chapines se quejan de que en el Congreso de la República no se trabaja porque no se producen suficientes leyes. Y aveces, como sucedió hoy, hasta se cuantifica la poca producción legislativa.
Yo digo que primero hay que definir exactemente qué es ley; en contraposición a lo que es legislación, normativa o regulación. Me adhiero a aquello de que una ley, para serlo, debe ser “general y abstracta”, en contraposición a las normativas que son “particulares y específicas”; pero en cuanto al tema de suponer que el Congreso es como una fábrica de salchichas -en donde mientras más salchichas se producen, mejor- pues, no estoy de acuerdo.
En ese sentido, recuerdo algo que escribió Hillary Arathoon en 1979: Debería haber una ley. “Sí, pero una que limitara la emisión de leyes, restringiéndolas a las estrictamente necesarias para que los gobiernos pudieran desempeñar a cabalidad la labor para la que originalmente fueron constituidos, o sea la de garantizar a los ciudadanos en el goce de sus derechos.
Según la «Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica», dichos derechos son: «el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad».
Si los gobiernos del mundo entero lograran desempeñar a cabalidad esa misión, habrían dado un gran paso. Desgraciadamente cada vez parecen distanciarse más de poder realizarla. En cambio, su intervención en todas las otras actividades de la vida del hombre, es cada vez mayor al grado de hacerle casi imposible toda actuación”. Esta intervención, claro, siempre es por medio de normtivas y regulaciones en forma de legislación.


08
Dic 06

¡Peligro!

Leo que el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala trabaja en el análisis de una nueva ley de espectáculos. “La iniciativa…podría establecer que ese despacho sólo vele por la calidad artística y cultural de los eventos”, dice la noticia. Lo que veo venir es una oficina de burócratas que quién sabe con que criterios dirá si un espectáculo público es de calidad, o no. Veo venir una oficina de burócratas tan atascada de moralina que será el paraíso de los conservadores.

Para los interesados, aquí va una recomendación, la película Mrs. Henderson Presents, que está disponible en Take One, la tienda de vídeos de Futeca, en la zona 14. Muestra los niveles absurdos en que caen las oficinas de censura como la que engendraría el citado proyecto de ley si se convierte en un policía de la calidad cultural.

25
Nov 06

Los nuevos Landa

Diego de Landa fue obispo de Yucatán durante los primeros años de la conquista española. Su misión era llevarles la fe católica a los conquistados. A él se le debe “la piedra de Rosetta”, que permitió descifrar la escritura maya.

En su celo misionero, Landa fue causante de la destrucción total de muchas tradiciones e historia de los mayas. Durante un auto de fe, en 1562, Landa mandó a quemar casi 100 códices. En esa ocasión, el buen Obispo, quemó unas 5,000 imágenes de culto. La excusa fue que los libros destruidos contenían supersticiones y mentiras del diablo. Landa cuenta que los indígenas lamentaron mucho la destrucción de sus libros y de sus imágenes, lo que les causó mucha aflicción.

Eso mismo, aflicción y lamentaciones, van a causarnos los nuevos Landa que, desde España, vienen a imponer la nueva fe y a acabar con las cosas del diablo. Me refiero a la solicitud de la Audiencia Nacional española en cuanto a la extradición de ciudadanos guatemaltecos por presuntos delitos, ¡no cometidos allá en España; sino supuestamente perpetrados aquí en Guatemala!

No voy a emitir opinión sobre las causas de la solicitud; pero en defensa del estado de derecho, de la constitucionalidad y de la soberanía les someto a los lectores la consideración de los siguientes principios constitucionales:

“Los tribunales de justicia en toda resolución o sentencia observarán obligadamente el principio de que la Constitución de la República prevalece sobre cualquier ley o tratado”. Este artículo es imperativo; tan claro y expreso que no cabe interpretarlo, o calificarlo de ambiguo. Al decir “cualquier ley o tratado” se refiere a todos, traten de derechos humanos, de semillas transgénicas, o de lo que sea.

“La justicia se imparte de conformidad con la Constitución y las leyes de la República. La función jurisdiccional se ejerce, con exclusividad absoluta, por la Corte Suprema de Justicia y por los demás tribunales que la ley establezca. Ninguna otra autoridad podrá intervenir en la administración de justicia”. O sea que sólo los tribunales guatemaltecos pueden conocer de las violaciones al sistema jurídico guatemalteco perpetradas en territorio guatemalteco, sin que pueda permitirse la injerencia de ninguna otra autoridad nacional, o extranjera.

Algunos tratan de confundir a la opinión pública con el artículo 46 de la Constitución; pero este lo que dice es que “en materia de derechos humanos los tratados aceptados y ratificados por Guatemala tienen preeminencia sobre el derecho interno”. Según la Corte de Constitucionalidad, esta preeminencia es sobre la legislación ordinaria, como el Código Penal, o la Ley de Migración; ¡pero nunca sobre la Constitución!, que es el fundamento de todo el sistema jurídico nacional.

En cuanto a la extradición, esta es una figura jurídica que le permite a un ordenamiento legal atraer hacia su jurisdicción al que lo ha violado; y que para eludir la sanción se ha refugiado en un territorio que está sometido a un ordenamiento legal diferente.

Hay quienes quieren traer a su favor el artículo 27 de nuestra Carta Magna que dice que “por delitos políticos no se intentará la extradición de guatemaltecos, quienes en ningún caso serán entregados a gobierno extranjero, salvo lo dispuesto en tratados o convenciones con respecto a los delitos de lesa humanidad o contra el derecho internacional”. Este precepto es aplicable a un guatemalteco que hubiere cometido un delito de lesa humanidad o contra el derecho internacional en un país extranjero y se refugia en Guatemala para eludir la sanción; pero nunca si hubiera cometido el delito en nuestro territorio nacional, porque en tal caso debe ser juzgado por los tribunales guatemaltecos de conformidad con el principio de la “exclusividad absoluta” que consagra la Constitución.

Las fotos son de Diego de Landa. Relación de las cosas de Yucatán. Editorial Pedro Robredo, México, D.F., 1938

Publicada en Prensa Libre el 25 de noviembre de 2006.