09
Sep 16

¿Te imaginas para el terremoto?

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Escucha el podcast aquí.

El próximo terremoto va a ser una matasinga.  A los vecinos de Jesús de la Esperanza se les están agrietando sus casas; y en Santa Isabel 2 un muro de contención cedió ante el peso del agua acumulada por la lluvia y cayó sobre 6 casas.  Nueve muertos, 5 heridos y un niño desaparecido.  Lo de esta semana no fue igual que en el Cambray, el año pasado; pero septiembre sólo está empezando y las lluvias no paran hasta fines de octubre.  ¿Qué pasó con el área del cerro Alux que el año pasado estaba en peligro?

Guatemala está asentado sobre tres placas tectónicas que acumulan energías inimaginables; el país está cruzado por fallas geológicas de proporciones colosales; y hay 37 volcanes en Guatemala.  La ciudad capital está “chasajeada” por fallas menores casi en su totalidad. A pesar de todo aquello la gente construye viviendas a las orillas y en las laderas de los barrancos que hay en el graben que ocupa la urbe.  Lo mismo ocurre en otras partes del país. No me refiero sólo a las construcciones precarias de blocks, con cuatro y hasta cinco pisos de altura (malamente supervisadas por maestros de obra medianamente hábiles, con suerte); sino a magníficas mansiones como las que están agarradas de las montañas del Levante de la ciudad. Preocupa la urbanización del borde oriental del valle. Por razones desconocidas esa área no se movió en el 76 y es de esperar que el sistema de fallas que hay ahí se active en algún terremoto futuro, advirtió el geólogo S. Bonis en su oportunidad.

¡Menos mal que las municipalidades garantizan que no se construya en lugares peligrosos! (Sarcasmo)  Para evitar la matanza del próximo terremoto (porque en aquellas condiciones geológicas va a haber un próximo terremoto) va a hacer falta muchísimo más que la fe de los estatistas en las municipalidades, el gobierno, los políticos y los funcionarios. Cuando ocurra el terremoto, ¿la corrupción con la ayuda que venga, va a ser menor, o peor que la que hubo con la ayuda para el Cambray?

Y mientras tanto, ¿tu familia está preparada? ¿Tienes kits de terremoto en tu casa? En tu edificio, o en tu colonia, ¿han hablado del tema? ¿Te harás el loco?

Columna publicada en elPeriódico.


15
Jun 16

Ahora que ha estado temblando

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¡No sentí el temblor de hoy, pero el de ayer sí!

¿Estás preparado para cuando haya el próximo en Guatemala? Ya sabes, vivimos sobre tres placas tectónicas y el país está cruzado con fallas, además de que está en el anillo de fuego del Pacífico.  Nos engañamos si suponemos que no va a haber un terremoto…y ya sabes: podemos ignorar la realidad; pero no las consecuencias de ignorar la realidad.  Claro que no sabemos cuándo sereá; pero esa es una razón adicional para estar preparados.  Si eres mi coetáneo quizás te convenga que el terremoto no ocurra cuando estés tan viejito que no puedas arreglártelas sin molestar a otros.

Quizás en tu casa, y en tu lugar de trabajo quieras organizar un  protocolo en caso de un terremoto.  En mi casa, por ejemplo, tenemos organizado un kit de terremoto: este es una mochila (por habitante) con una mudada de ropa,  baterías, linterna, un par de botellas de agua, latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda, antigripal, antialérgico, analgésico, antidiarréico, fósforos, vodka y algo de dinero. También carpas y bolsas de dormir.

Mi kit tiene su orígen en el terremoto del 76; porque durante un par de años dormí con mi linterna a mano y con mi ropa hecha un taco, para que fuera fácil agarrarla en caso de emergencia.

Te dejo una conferencia muy útil al respecto.


04
Feb 16

¡A 40 años del terremoto!

Imagen de previsualización de YouTube

 

Puedes escuchar el podcast aquí.

Recuerdo que me despertó el sonido horrible como de un tren que pasaba junto a mi casa, y luego el estremecimiento de la tierra. Mi cama se agitaba y yo tardaba en despertar del todo, tratando -al mismo tiempo- de entender qué es lo que estaba pasando.

Cuando cesaron los movimientos me levanté y me vestí. Mientras lo hacía escuchaba los llamados confusos de mis padres y mis hermanos. Una librera había caído sobre la cama de mi hermano, Gustavo. Pero había sido detenida por la cabecera y no lo había lastimado. Mi madre, o mi padre habían sacado a mi hermana, Guisela, que era la más pequeña; y mi hermano, Juan Carlos, estaba sacando a su perro, Manix, de debajo de la cama. Simón, el papá de Manix acompañaba a mis papás como era su costumbre.

Salimos a la calle y todo estaba en orden…excepto los vecinos que también estaban afuera. Mis padres sacaron los carros a la calle y empezaron a sacar de la casa agua, colchas, y seguramente algo de comer.

Al amanecer todo estaba bien a nuestro alrededor. Parecía que no había pasado nada porque todas las casas estaban en pie y el único daño en la nuestra lo había sufrido una botella de Emulsión de Scott que se había caído en el comedor.

No había teléfonos y no había forma de comunicarse con mis abuelas que vivían del otro lado de la ciudad; así que temprano, con mi papá, fuimos en su busca. Cuando salimos de la zona 15 y llegamos al columpio de Vista Hermosa vimos los primeros daños alarmantes. La carretera estaba quebrada y había derrumbes. Más adelante había una pared colapsada. En la medida en que avanzábamos hacia el Centro y hacia el Norte de la ciudad veíamos más destrucción, y el corazón se me aceleraba.

Recordaba las historias que mi tía abuela, La Mamita, contaba acerca de los terremotos de 1917 y 18. Recordaba historias de la ciudad devastada, de cómo su familia había tenido que ir a acampar al Parque Concordia. Recordaba historias de la escasez de agua y de alimentos y de la gripe española. Todo aquello daba vueltas en mi cabeza.

Llegamos a la zona 3 donde vivían mi abuelita Juanita y La Mamita. Ahí la devastación era casi total. Había casas completamente destruidas y había escombros en las calles. Yo me imaginaba sacando los cuerpos de las dos viejitas… y en fin…fue un inquietante caminar a lo largo de tres, o cuatro cuadras de ripio esparcido en las calles. Se sentían la angustia y la desolación de las personas. Cuando llegamos a su casa, las viejitas estaban bien. La casa estaba resquebrajada pero en pié. Ellas y unas amigas, tomaban café en la sala, con los perros y todo estaba bien. Sacamos a las señoras y nos llevamos lo más necesario antes de dejar cerrado el inmueble.  Luego nos fuimos a la casa de mi abuela Frances. Al llegar a la Avenida Independencia nos enteramos que varias casas se habían ido al barranco y que había muertos. Rápidamente llegamos a la casa de mi abuela, que estaba en perfectas condiciones.

Ahí estaban  mi abuela Frances; Helen, una amiga de ella; mi tía Patricia y mis primos. Luego de constatar que todo estaba bien pasamos gasolina del carro de mi abuela al de mi padre y como yo tragué un poco de combustible en el proceso, fui al enorme congelador de mi abuela y me comí dos panes congelados. Y ese fue mi desayuno.

Entonces volvimos a nuestra casa, con la abuelita Juanita y La Mamita, y mi madre ya tenía todo organizado allá.

Para hacer la historia corta, durante varios días las viejitas durmieron en la sala de la sala de mis padres, mientras que ellos, mis hermanos y yo dormíamos en el jardín en carpas que nos enviaron de Nicaragua unos amigos de mis papas. Yo dormí con mi ropa a la mano durante casi tres años.

Ese terremoto de Guatemala, costó más de 23,000 vidas.


13
Oct 15

Las fallas geológicas en la ciudad de Guatemala, estamos advertidos

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El valle de Guatemala es un graben con franjas de fallas múltiples: la franja oeste se conoce como la zona de falla de Mixco y la oriental como la zona de falla de Santa Catarina Pinula; y el mapa que ilustra esta entrada -que puedes ver aquí en detalle– muestra que el asunto debe invitarnos a pensar. Estamos advertidos; y ¿te das cuenta? si el estado (las municipalidades) tuvieran la obligación de negar licencias de construcción en lugares riesgosos, ¿qué habría que hacer? ¿Habría ciudad? ¿Sólo en qué lugares se podría constuir?

Yo ya conocía otra versión de este mapa alertador porque me lo mostró don Roberto Woolfolk, en el Instituto Geográfico Nacional a finales de los 80.  Me impresionó entonces, como me impresiona ahora.

En el área metropolitana de Guatemala una gran cantidad de fallas geológicas, las cuales pueden reconocerse por su expresión morfológica. Toda esta familia de fallas incluye “fallas activas” y “fallas no activas”. Las “fallas activas” son aquellas que poseen el potencial de activarse durante un futuro terremoto. Esto constituye una latente amenaza. No hay método conocido que permita predecir si la falla será activada o no en un futuro sismo.

La localización de las falla debe de tomarse en cuenta en la planificación del uso de la tierra. Para determinar si una falla es “activa” o “no activa” hay que hacer excavaciones exploratorias y éstas deben estudiarse por un profesional en las ciencias de la tierra. Se recomienda un examen de esta naturaleza en estructuras mayores. 

Durante el terremoto de 1976 y sus réplicas, se activaron fallas preexistentes en el sector occidental del valle de Guatemala, debido a movimientos lateral izquierdos en la falla del Motagua, situada a 25 km al norte de la capital.

En este trabajo (con tecnología Esri, la misma que fue usada para el Lienzo de Quauhquechollan) se trata de hacer un repaso al significado de las fallas geológicas conocidas, como posible amenaza sísmica en el futuro, en el área Metropolitana de Guatemala.

Tal vez la vida es riesgosa y no hay que falsear la realidad; y como escribió Friedrich A. Hayek, la asignación de responsabilidad presupone, en el caso del hombre, la capacidad para una acción racional y la aspiración de que actúe más racionamlmente de lo que lo haría sin aquella. Presupone una cierta capacidad mínima humana de aprender a prever, para guiarse por el conocimiento de las consecuencias de sus acciones.

Gracias a Geosis, por esta info.

Si te interesan estos temas, te recomiendo que visites:


24
Sep 15

¿Estás preparado para el terremoto?

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En Twitter soy seguidor de Earthquakes Tsunamis @newearthquake y ahí me entero rapidito de en dónde es que se mueve la tierra.  Hace un momento hubo terremotos en las islas Salomón, la isla de Pascua y en Ovalle, Chile.  Los movimientos fueron de entre 5.6 y 6 grados.

¿Estás preparado por si hay un terremoto aquí en Guatemala? Ya sabes, vivimos sobre tres placas tectónicas y el país está cruzado con fallas.   Nos engañamos si suponemos que no va a haber un terremoto.  Claro que no sabemos cuándo; pero esa es una razón adicional para estar preparados.   Si eres mi coetáneo quizás te convenga que el terremoto no ocurra cuando estés tan viejito que no puedas arreglártelas sin molestar a otros.

Quizás en tu casa, y en tu lugar de trabajo quieras organizar un  protocolo en caso de un terremoto.  En mi casa, por ejemplo, tenemos organizado un kit de terremoto: este es una mochila (por habitante) con una mudada de ropa,  baterías, linterna, un par de botellas de agua, latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda,, antigripal, antialérgico, analgésico, antidiarréico, fósforos, vodka y algo de dinero. También carpas y bolsas de dormir.

Mi kit tiene su orígen en el terremoto del 76; porque durante un par de años dormí con mi linterna a mano y con mi ropa hecha un taco, para que fuera fácil agarrarla en caso de emergencia.

Te dejo una conferencia muy útil al respecto.


04
Feb 15

Terremoto y payasadas

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Centenares de personas –en su mayoría empleados públicos– fueron evacuados hoy  en la capital  y en otros lugares del país, durante un simulacro de terremoto. El objetivo del simulacro fue el de conocer la capacidad de reacción ante un fenómeno natural de la magnitud del terremoto de 1976. La práctica incluyó al personal de 24 organizaciones de servicio del país para  establecer parámetros de gestión de riesgos y planes de respuesta.

Digo que fue payasada (en sentido figurado) porque si no hay medicinas, no hay gasolina, y no hay recursos para el día a día en las dependencias estatales de servicios; ¿qué van a hacer en caso de una emergencia? Si la plata que toman de los tributarios la desvían para compras anómalas, contratos dudosos, adquisiciones sobrevaluadas y asuntos de prioridades engañosas, ¿de qué sirve un simulacro de evacuación si a la hora de la hora no va a haber con qué estar a la altura de la emergencia?  Eso sí…en la memoria de labores habrá fotos del simulacro.

Si en el día a día los recursos de los tributarios son piñatizados; ¡Imagínate cómo va a ser la fiesta -y la ineptitud- con los recursos y las donaciones que vengan como consecuencia de la tragedia!  Imagínate a funcionarios llevándose carpas y mantas a sus casas de vacaciones en Atitlán, Río Dulce y Monterrico.  Imagínatelos vendiendo la leche en polvo y la harina de maíz del otro lado de cualquier frontera. La rapiña no va a tener precedentes.

¡Por supuesto que celebro y agradezco que los bomberos y otras organizaciones de servicios hagan lo que puedan, con lo que tengan y donde se encuentren…y claro que los simulacros pueden salvar vidas!; pero…¿ya te diste cuenta de que más que el terremoto, lo que da miedo es estar en manos de tanto corrupto e inepto en el gobierno?  Porque si no funcionan sin emergencia, ¡imagínate como será durante una tragedia de grandes magnitudes!

La caricatura es de Jotace, en  El periódico.


04
Feb 15

¿Estás preparado para el terremoto?

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Cuando ocurra el próximo terremoto –como el del 4 de febrero de 1976­–, ¿estás preparado? Hoy, que se cumple 39 años que aquel terremoto actualicé  mi kit: carpa y bolsa de dormir, mudada de ropa, agua, baterías, linterna, latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda, antigripal, antialérgico, analgésico, antidiarréico, otras medicinas, vodka, navaja y algo de dinero. ¿Y tú?

Las siguientes son recomendaciones del Estado del aspecto geológico en el diagnóstico de la prevención de desastres por terremotos en Guatemala, por Sam Bonis, del Dartmouth College:

– Nos encaminamos a otra catástrofe porque los terremotos se repiten.

– La dimensión del desastre depende completamente de las acciones, o falta de acción de los humanos.

– Hay sistemas de fallas capaces de generar terremotos desastrosos en Guatemala: el Motagua-Polochic; el Pacífico; los de Mixco y Santa Catarina Pinula-Palencia y Jalpatagua.

– En el valle de Guatemala abundan fallas jóvenes que no se movieron en 1976 y están sujetas a desplazamientos.

– Para sorpresa de nadie, en 1976 hubo mucha destrucción y muerte en los barrancos. Se culpó a las fallas; pero en realidad las únicas fallas fueron de juicio, ética y responsabilidad al construir, o permitir construir en condiciones topográficas precarias.

– Preocupa la urbanización del borde oriental del valle. Por razones desconocidas esa área no se movió en el 76 y es de esperar que el sistema de fallas que hay ahí se active en algún terremoto futuro.

– En esa área hay elementos de inestabilidad propios de una zona de fallas. Taludes pronunciados, cosas fracturadas y alteradas y filtraciones de agua, entre otros.

– La condición socioeconómica de los pobladores expuestos a deslizamientos en los barrancos subraya que un terremoto es un desastre social complejo.

La foto es de la línea férrea en Gualán, Zacapa, luego del terremoto de 1976.  Fue publicada en Fotos Antiguas de Guatemala.


19
Dic 14

José García Sánchez y los terremotos de 1917 y 18

Haz clic en la foto para ver más fotos

José García Sánchez, propietario del estudio fotográfico La exposición, fue El hombre que fotografió la Historia.  Con ocasión de los terremotos de 1917 y 18 él y su esposa se hallaban en la Catedral de la ciudad de Guatemala.  El tomó una foto de la nave, viendo hacia el Poniente e inmediatamente ocurrió el sismo que derribó la cúpula y destruyó parcialmente aquel edificio. Gracias a que él se hallaba ahí, en ese preciso instante, nos legó fotografías -separadas por pocos segundos-  que retratan aquella gran tragedia. Así me lo contó mi cuate, el doctor Jorge Mario Zebadúa G., nieto de don José.

De don José, el autor de Imágenes del recuerdo (en Prensa Libre), Armando Moreno, escribió:  don José García Sánchez, fue el hombre que dejó plasmada parte de la historia gráfica de Guatemala, en sus momentos de alegría y tragedia.  Español de pura cepa, llegó a Guatemala con una compañía de zarzuela, se enamoró de Guatemala y se quedó aquí para siempre. Falleció hace ya algunos años.  En diversas oportunidades la pregunta obligada de los amigos lectores es ¿Y cómo consigue las fotos?  Hoy contestaremos la pregunta adjunta a la evocación de uno de los más grandes fotógrafos que ha tenido Guatemala, gráficas que él tomó personalmente durante una época que ya es historia en nuestro medio.  En los libros “La calle donde tu vives” [de Héctor Gaitán] se han publicado.

En 1970, Arturo Taracena F. editó el libro Los terremotos de Guatemala, Album conmemorativo del cincuentenario (1917 y 18-1968) , que fue publicado por la Tipografía Nacional.

El álbum con las fotos de don José García S.

En el libro, Taracena cuenta que para conmemorar el cincuentenario de los terremotos que destruyeron la ciudad de Guatemala, se presentó en el pasaje del Palacio Nacional una exposición de fotografías alusivas. Este álbum ofrece la imagen de Guatemala antes de los terremotos y de los efectos de aquella catástrofe a fin de perpetuar su recuerdo ante las nuevas generaciones, las cuales tendrán, como es natural, cada día menos noción de la magnitud y consecuencias de la dramática prueba de los terremotos ocurridos entre el 25 de diciembre de 1917 y el 24 de enero de 1918. La idea conmovedora de la destrucción material, proporcionada por las fotografías, se completa con la lectura de dos de las emocionadas e impresionantes crónicas de José Rodríguez Cerna, reproducidas de su libro “Entre Escombros”, publicado a mediados de 1918, haciendo verdad su título, literalmente entre escombros, frescas, patentes, las terribles escenas vividas por los guatemaltecos de entonces.

Algo de lo que escribió Rodríguez Cerna: 

La ciudad alegre y confiada tuvo en la noche del 25 el despertar del terremoto.  Un instante bastó para que el “Aquí fue Guatemala” fulgurara en el muro sombrío; y el techo se desplomó sobre los desprevenidos comensales de la vida… Nada permanecía en pie.  Los edificios caían con sordo estruendo o como con quejidos lastimeros, envueltos en el espeso sudario de un polvo de asfixia.  En una inverosímil embriaguez, como una bacante loca, la ciudad se entregaba a la más trágica de las danzas, presa de un vértigo sin nombre.  Las maderas unificaban su fracaso en un solo estrépito infernal.  Por los techos rotos, a través de los claros que dejaban las tejas que a chorros caían a la calle, el cielo se asomaba por primera vez… Apagada la luz eléctrica, la catástrofe exterminó con la complicidad de la tiniebla.  Y arriba, aunque velada por el polvo, la ironía de una luna veraniega poniendo su  manso contraste de claridad sobre el pavor indescriptible; aunque a las veces parecía también pálida de miedo… Las gentes saltaron enloquecidas y semidesnudas de los lechos.  Entre la oscuridad y el tumulto del maderamen y de los muros que caían, los niños fueron llevados casi a rastras.  Las pequeñas camitas, cerca de las cuales pudiera aún oírse vibrar de alas angélicas, quedaron destrozadas, como frágiles cuerpos… el loco terror se daba cuenta de lo que sucedía.  Un inmenso grito de desesperación subió desde todos los ámbitos hasta los cielos impasibles y serenos… Llegaban veloces mensajeros de horror, con detalles del cataclismo, que en cada barrio se creía mayor que en los demás.  Para escuchar los detalles espeluznantes la curiosidad se arremolinaba en corrillos ansiosos, que se estremecían a cada relato:  Por los suelos los templos, los edificios públicos, las casas famosas por su lujo o su belleza… Poco a poco la ciudad se fue convirtiendo en campamento.  Las primeras covachas, las improvisadas barracas, surgieron entre la arboleda de los parques, a lo largo de las calles, dentro de los solares, en los campos vecinos. Fue un heterogéneo conjunto de materiales, en que el zinc fraternizó con el petate y la madera con flotantes telas.  La metrópoli cobró un vistoso y bizarro aspecto de agrupación de beduinos y de conglomerado de esquimales… Al aire libre ardieron fogatas y aparecieron puestos de venta.  La oferta y la demanda entablaron su antigua disputa bajo cualquier toldo tambaleante.  Las abluciones mañaneras se hacían a la vista de todo el mundo: se iniciaba la promiscuidad de la desgracia.  Lo que se pudo salvar se aglomeraba en montón: sillas sobre camas, consolas de mármol a la par de enseres de cocina.  Se oyeron las primeras risas y todos contaban a todos dónde y de qué manera les había sorprendido el terremoto.  Hubo chisporrotear de anécdotas y asomó la eterna vanidad en el relato de sucedidos estupendos y salvaciones milagrosas...

Los terremotos de 1917/18 y yo

Tuve la dicha de que mi abuelita Juanita y mi tía abuela La Mamita me contaran, durante mi niñez y mi adolecencia, sus experiencias durante aquellos terremotos.  La casa de mi bisabuela, Gilberta, quedaba en la Quinta avenida y 15 calle de la zona 1, justo al lado del consulado de los Estados Unidos de América, edificio que cayó parcialmente en el patio de mi bisabuela.  Ella y su familia se mudaron al campamento que se instaló en el vecino Parque Concordia y ahí pasaron unos días antes de conseguir un alojamiento mejor en lo que su casa era descombrada.  Por ella supe de las angustias y las penas, las privaciones y las incomodidades.  Relatos y experiencias que luego viviría -salvando las distancias- en el terremoto de 1976.

¿Por qué compartir estas fotos?

Francis Gall, presidente de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, le escribió a Taracena Flores y le dijo:

  1. Los terremotos de 1917-1918 echaron por los suelos la mayoría, si no todas, las construcciones que eran orgullo de la ciudad, como lo demuestra la valiosa serie de sus fotografías.
  1. Las fotografías dan una idea completa de la magnitud de los sismos y constituyen los únicos testimonios gráficos existentes de los fenómenos telúricos acaecidos hace 50 años [96 años, ahora].  Son, de consiguiente, importantes documentos que muestran lo que era la ciudad antes del aciago mes de diciembre de 1917.
  1. De consiguiente, opino que debe hacerse un esfuerzo para publicación de todas las fotografías, por constituir valiosos documentos que hablarán a la posteridad y que, gracias a su conocida acuciosidad y devoción hacia lo nuestro, con ímprobos trabajos usted ha sabido reunir.

Celebro, pues, que mi cuate Jorge Mario Zebadúa G, nieto de El hombre que fotografió la Historia, haya compartido conmigo estas fotografías y el libro de Taracena Flores.  Estoy seguro de que los lectores valoran ese gesto, y que lo valorarán muchas generaciones de chapines más.


13
Nov 14

Parque Concordia y terremotos de 1917-18

Haz clic en la foto para ver la otra foto

Para los terremotos de 1917-18, mi bisabuela Gilberta y su familia pasaron varios días y noches en carpas (polveras o tembloreras, les decía la gente) ubicadas entre los grandes árboles que había en el Parque Concordia (ahora conocido como Parque Enrique Gómez Carrillo y mucho antes conocido como Las victorias).  Luego pasaron un tiempo en la Casa de te, en el Zoológico La aurora y luego no recuerdo donde hasta que pudieron volver a su casa.

Su casa, ubicada en la Quinta avenida y Quince calle de la zona 1 no fue muy dañada; excepto porque parte del consulado de los Estados Unidos de América, que era su vecino de mano izquierda, cayó en la parte de atrás del inmueble.  Todo esto me lo contó mi abuelita Juanita.  La embajada de los Estados Unidos se nos metió en el patio de atrás, decía ella.

Gracias al grupo Fotos antiguas de Guatemala encontré las fotos que ilustran esta entrada. Una es del parque como era en aquellos tiempos, y otra de una polvera.  Nótense el hacinamiento de los muebles y el estilo de estos. ¡Y otra de la Quinta avenida y 15 calle viendo hacia el Sur!  Mi abuela, Juanita, contaba de unos italianos que tomaban bon vino, y de un chino que componía bombillas eléctricas.  Si lo que está a mano izquierda (aunque no se ve) es el Parque Concordia, la casa de mi bisabuela estaba sobre la Quinta, a mano derecha, y sería la penúltima casa de esa cuadra.  Al fondo de la cuadra de la izquierda parece que  todavía no estaba construido el inmueble que luego ocuparía el consulado de los EUA. Esta foto es de Kildare & Valdeavellano.

Los terremotos de 1917 y 1918 se les llaman así porque aunque los sismos comenzaron el 17 de noviembre de 1917, lo sucedieron cuatro mas fuertes y devastadores. El primero fue el del 25 de diciembre de 1917 a las 10 de la noche y el segundo ocurrió el 29 de diciembre de de ese año;  el tercero fue el 3 de enero de 1918 y el ultimo sacudió el 29 de enero de ese año.


14
Oct 14

Es hora de actualizar mi “kit” de terremoto

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Está claro que hemos aprendido poco desde el gran terremoto de 1976 y está claro que la dimensión del desastre depende completamente de las acciones, o falta de acción, de los humanos.

Después del recordatorio sísmico de ayer, es se hace más evidente que todos, en la medida de lo posible, conociéramos y adaptáramos algún tipo de protocolo en caso de un terremoto.

Hoy en la noche actualizaré  mi kit de terremoto: este es una mochila con una mudada de ropa,  baterías, una linterna, un par de botellas de agua, sendas latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda,, antigripal, antialérgico, analgésico, antidiarréico, fósforos, vodka y algo de dinero. También una carpa y una bolsa de dormir.

Mi kit tiene su orígen en el terremoto del 76; porque durante un par de años dormí con mi linterna a mano y con mi ropa hecha un taco, para que fuera fácil agarrarla en caso de emergencia.