Un sueño de primavera, el libro de Ramiro Ordóñez Jonama que explora la historia de Guatemala entre 1944 y 1954, años conocidos como de la Revolución o de la Primavera, fue presentado en Quetzaltenango; y ¿adivina quie tuvo a honra ser el presentador? Yours truly.
Aunque la primera edición de esta obra importante es de 2012, cuando escribí una entrada y una columna al respecto, en 2019 la Universidad Francisco Marroquín –por medio de Ediciones UFM– publicó una segunda edición, y el libro está disponible en las principales librerías del país.
Ramiro Ordóñez Jonama fue historiador, genealogista, diplomático de carrera, abogado y notario, y columnista. Fue académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y académico numerario de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos. Tuve la dicha de conocerlo y de almorzar con él con frecuencia durante las sesiones de los lunes en el Centro de Estudios Económico-Sociales.
En Quetzaltenango, el viernes 25 de noviembre de 2019 hubo una entrevista en el programa Opiniones de Occidente, que se transmite en Nuestra imagen TV y en Youtube; y la misma estuvo a cargo de Alejandro de León y coordinada por miembros del Centro Libertario de Occidente. Por la tarde hubo una presentación en la tienda De Museo, de la ciudad de Los Altos a la que asistieron lectores y personas interesadas en la historia. Durante la misma los asistentes conversaron con el presentador e intercambiaron impresiones, así como detalles históricos.
Las actividades del sábado 25 fueron: entrevistas para Estudiantes por la libertad, conducidas por Rey Rodríguez y Lorena Barreno, con participación de Elsa Escobedo; y luego, en la tarde, presenté el libro, de Ordoñez Jonama, en el Museo de Historia de Quetzaltenango durante una conversación con Rodríguez y con el público asistente.
En su libro, Ramiro hace contribuciones inestimables para entender aquella Revolución: la primera, es que pone al descubierto docenas de mitos que se repiten acerca de la gesta de 1944; pero no solo los expone, sino que, “con los pelos de la burra en la mano” nos muestra –con evidencias y no con meras opiniones– “cuándo es pinta, y cuándo no”. Además, el autor tiene gracia para hacerlo, gracia que yo ya había notado cuando leí su Primer suplemento de la biblioteca genealogía guatemalteca, en el que hizo lo mismo frente a las ligerezas de algunos autores de aquella especialidad, escribí en 2012, observación que compartí con quienes asistieron a las presentaciones en Quetzaltenango.
Para mi, de verdad fue un honor presentar el libro de Ramiro Ordóñez Jonama en Xelajú. Las conversaciones en De Museo y en el Museo de Historia fueron muy agradables, las entrevistas y atenciones por parte de los miembros del Centro Libertario de Occidente y de Estudiantes por la Libertad fueron enriquecedoras y cordiales.
¿Yo? Sólo ganas de volver a la ciudad de Los Altos. Comimos muy rico, visitamos el cementerio y las tumbas de Vanushka y de don Manuel Estrada Cabrera (que está horriblemente saqueada por los chatarreros y los vándalos).
También tuvimos la dicha de visitar el Segundo Registro de la Propiedad, gracias a Jacob Pérez, en donde no sólo conocimos las operaciones de esa dependencia; sino que tuvimos acceso al primer libro del Registro y a otros libros antiguos que se conservan allá. Siempre es una bonita experiencia acercarse así de cerca a la historia.
Y, hablando de historia, luego de la presentación en el Museo de Historia de Quetzaltenango, participé en una visita guiada por ese espacio encantador y aprendí mucho sobre el Ferrocarril de los Altos y la historia de la ciudad altense.