10
Feb 15

Swiss Leak: no es lo mismo Juan Domínguez…

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Hoy amanecimos con la novedad de que la lista de Swiss Leaks podría incluir cuarenta y un cuentas bancarias de guatemaltecos con  unos $32.4 millones en depósitos. Según las noticias y una lista filtrada por Hervé Falciani -un ex trabajador del banco de servicios financieros multinacionales, HSBC, con sede en Reino Unido- aquella organización bancaria asirvió para que miles de sus clientes escondieran millones de dólares por medio de su filial en Suiza.

Los medios chapines no publicaron la lista anunciada de guatemaltecos; pero estoy seguro de que ya empezó la cacería de brujas.

Este es un momento apropiado para detenerse y meditar:

Hay tres grandes grupos de personas que esconden dinero:  Aquellos cuyas fortunas son consecuencia de actos delictivos comunes; aquellos cuyas fortunas son consecuencia de actos criminales y delictivos como el saqueo de el dinero ajeno tomado por la fuerza y aquellos cuyas fortunas son consecuencia del abuso del ejercicio del poder, tal es el caso de los políticos y su clientela que se roban los impuestos y viven de privilegios; y aquellos que protegen de la expoliación y del saqueo sus fortunas legítimamente producidas con trabajo e ingenio.

Los dos primeros son de naturaleza muy distinta a los terceros.  Los dos primeros deben ser expuestos, perseguidos, procesados y condenados por delincuentes y criminales. Pero el tercer grupo sólo hace lo que está moralmente obligado a hacer: defender su propiedad contra el robo. Nadie que proteja lo que es legítimamente suyo contra los depredadores debe ser moral, ni penalmente condenado por defender sus derechos.

Es inaceptable que se ponga en el mismo canasto a los saqueadores y a sus víctimas que se protegen.  Moralmente, no son iguales; son opuestos.

La ilustración es de El periódico.


01
Feb 15

No vendamos a Pachamama, le faltó decir a Bergoglio

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Jorge Mario Bergoglio arremetió contra las reglas del mercado. Pidió que sea reestructurado el sistema de producción y distribución de la comida.  Aseguró, con la fuerza que solo puede asegurar cosas así un Papa (o Nicolás Maduro, o Hugo Chavez), que vender la tierra es como si se vende a una madre. No vendamos nuestra madre tierra. No hagamos como esas personas sin sentimientos que terminan vendiendo a la madre; no cedamos a la tentación de vender a la madre tierra. ¡No vendamos a Pachamama, le faltó decir a Bergoglio.

¿Qué es el mercado?  El mercado, explicaba Manuel F. Ayau, es lo que ocurre cuando se intercambia voluntariamente la propiedad privada.  ¿Cuáles son las reglas del mercado que no le gustan a Bergoglio? ¿Las que protegen la  propiedad privada? ¿Las que protegen y facilitan el intercambio pacífico y voluntario?

A Bergoglio no le gustan algunos de los resultados del mercado: como lo que él cree que es desperdicio; y por eso quiere que el sistema de producción y distribución de comida sea reestructurado.  ¿Qué quiere? ¿Planes quinquenales y comisarios? ¿Quiere que midan y pesen lo que compras y lo que comes?

¿Quiere, Bergoglio, hacer el mundo a su antojo como lo quisieron Lenin, Mao, Hitler y otros socialistas -que no entendían el mercado- antes que él?


28
Dic 14

El peor argumento contra la piratería

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El peor, peor, peor argumento contra la piratería es ese de que dicha actividad perjudica al fisco.  ¿Por qué? Porque los impuestos son una forma de robo; y defenderse del despojo violento no tiene nada de malo. De hecho, el gobierno debería defendernos de la expoliación, en vez de ser el sujeto activo de dicha actividad criminal.  Es éticamente incuestionable la facultad…No, ¡el derecho! que tienen las personas de defender su propiedad contra el robo.

En el caso de la piratería, sin embargo, está el hecho de que esta constituye robo de propiedad ajena; y está claro que un derecho deja de serlo -o no lo es- si al ser ejercido viola derechos ajenos.  En este caso, la facultad de las personas a evitar el despojo por medio de impuestos no se constituye en derecho porque para ejercerla los piratas, y los que compran objetos piratas, infringen derechos de terceros.  La piratería es mala no porque evite que un ladrón mejore sus ingresos; sino porque daña a otros en su derecho de propiedad.

En el caso de la piratería de medicamentos hay un hecho agravante ya que están de por medio la salud y la vida de terceros.  El que produce y el que vende productos medicinales piratas (que no tienen los efectos benéficos que deberían tener) dañan la vida y la salud de otras personas y eso sí es intrínsecamente malo.  No sólo debería ser delictivo, sino que es criminal. Pero lo malo no es evitar que un ladrón mejore sus ingresos; lo malo es engañar a terceros y perjudicar sus vidas y su salud.

Que no te hagan sentir mal, pues, con eso de que la piratería causa estragos al fisco; porque hay otras razones…verdaderas razones, para sentirse mal por la piratería.


25
Sep 14

Peligrosa ley de subdesarrollo rural

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Hay dos grandes aspectos muy peligrosos en torno a la mal llamada ley de desarrollo rural (cuyo verdadero nombre debería ser ley de deterioro rural, ley de subdesarrollo rural o algo parecido).

El primero es su contenido:   La ley de deterioro rural es el fruto  de una perseverante y talentosa estrategia política.  Es la materialización de la reforma agraria, del separatismo indigenista y de otros ideales de la lucha guerrillera; ideales no conseguidos luego de miles de muertos y 36 años de enfrentamiento armado, pero relativamente fáciles de alcanzar con paciencia y con la complicidad de políticos y dirigentes oportunistas y depredadores.

Crea privilegios y condiciones de clientelismo para sectores y regiones en el contexto del comercio.  En vez de eliminiar los privilegios, que tanto daño hacen en la sociedad, la normativa los multiplica e institucionaliza.  Faculta a quienes ejercen el poder para administrar la reforma y democratización de la estructura de la tenencia y el uso de la tierra…desincentivando su concentración; y a esto, en mi pueblo, se le llama reforma agraria. Traducido, aquel texto quiere decir que los políticos y funcionarios -no el mercado, ni los actores económicos- decidirán por medio del uso de la fuerza y de la ley, quién puede tener tierra y quién no.  Ese mismo artículo les otorga los políticos y sus funcionarios la facultad de decidir qué se puede cultivar y qué no; y en dónde.  Lo tuyo ya no será tuyo, porque otros te dirán si puedes conservarlo, y otros te dirán qué puedes hacer con ello.  La ley acaba con el derecho de propiedad y lo somete no sólo a la arbitrariedad de los políticos y sus funcionarios, sino a la voluntad de la mayoría (que es lo mismo que decir a la voluntad de quien diga representarla). La ley habla de promover y garantizar la participación de la población rural en los procesos y espacios de toma de decisiones en los diferentes niveles (local, municipal, departamental y regional). Esta previsión  desnaturaliza el concepto de ciudadano, que es individual, y lo colectiviza integrándolo en dos grandes grupos difíciles de definir y por lo tanto expuestos a la arbitrariedad: población rural, y población urbana.   Además crea dos clases de personas, unos son los habitantes de las áreas rurales que tendrán el privilegio de influir directamente en las decisiones que los afecten; y otros son los habitantes de las áreas urbanas que tendrán que aguantarse con lo que les receten los pipoldermos y los grupos de interés que influyan en ellos.

El segundo es que su discusión agolpada confirma que el Congreso está legislando bajo presión y chantaje; unas veces por temor, otras veces para cosechar clientela a corto plazo, y otras veces por ambos motivos.  Como ocurrió con la mal llamada ley de telecomunicaciones (que debería llamarse ley de privilegios para los grupos dominantes en el mercado de telecomunicaciones), la aprobación de un prestmao por US$280 millones, y la ley de obtenciones vegetales, la aprobación de la ley de subdesarrollo rural hiede a legislación para satisfacer las demandas de grupos de interés específicos.  En el caso de esta última, a los mismos grupos que son capaces de desatar actos de terrorismo y de violencia extrema para impedir la contrucción de una fábrica y una carretera que beneficiará a miles y miles de personas; y cuya existencia depende de la multiplicación e intensificación de conflictos, así como de la proletarización de la clase media.  Aquellos grupos bloquean calles y carreteras, se plantan ante el Congreso, presionan al Ejecutivo y aterrorizan  a quien tengan que aterrorizar para conseguir sus objetivos.  Que en este caso es una ley violatoria de los derechos individuales, corruptora del estado de derecho, empobrecedora, generadora de enfrentamientos y enconos, y generadora de arbitrariedades.

La ley de subdesarrollo rural es tan importante para sus promotores que es un parteaguas o un punto de inflexión.  Y en momentos como este vale la pena recordar esto que escribió Ayn Rand: En todo conflicto entre dos hombres (o grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, el más maligno, o irracional es el que gana. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos, o difusos eso obra en ventaja del lado irracional.

Para conocer los grupos de conflictividad que presionan para aprobar esta legislación haz clic aquí.


22
Ago 14

¡Que abunde el maíz!

 

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La legislación sobre obtenciones vegetales es la nueva manzana de la discordia entre los chapines. Su objetivo es proteger el derecho de propiedad intelectual sobre semillas u obtenciones vegetales. Aquellas normativas les reconocen –a los creadores de nuevas variedades vegetales– un derecho sobre su creación, derecho que les permite explotación exclusiva por tiempo determinado. La legislación se refiere a las variedades desarrolladas que cumplen son nuevas, distintas y homogéneas, y que sean registradas como tales. No se refiere a todo el maíz, por ejemplo. Solo al que ha sido desarrollado o creado y es nuevo, distinto, homogéneo y está registrado como tal.

En brochazos gruesos, hay dos grandes posiciones dentro de la tradición liberal: una es que la propiedad intelectual merece la protección del Gobierno porque es una consecuencia del trabajo intelectual de quienes la producen. En resumidas cuentas, el hombre tiene derecho al producto de su mente una vez este adquiere una forma material. Esta es la posición que favorece mi formación objetivista. Claro que uno no puede patentar las notas musicales, como no puede patentar los genes; pero sí puede patentar ciertas combinaciones de notas, o ciertas combinaciones de genes (para producir melodías nuevas, o semillas distintas).

La otra posición es que la propiedad intelectual es distinta a otras formas de propiedad. Por ejemplo: Puedes defender tu casa sin la intervención de esa combinación de políticos y funcionarios que llamamos Gobierno. En tu casa puedes poner una pared alta y así evitar que sea invadida, sin intervención del Estado. Pero no puedes hacer eso con tus canciones, o con las semillas que desarrollaste. Para protegerlas necesitas, inevitablemente, que los políticos emitan leyes específicas y destinen impuestos. No se puede proteger la PI sin la intervención del Gobierno. En ese sentido, el de PI se parece más a un privilegio, que a un derecho. Esta es la posición que inquieta al anarco-capitalista que hay en mí.

Lástima que la discusión no es a este nivel y que grupos interesados la han convertido en algo mitológico y barricada.

Columna publicada en El periódico.  Foto por Así es la vida.


13
Mar 14

Minería, conflictos y las trampas de Ibis, GIZ y el Icefi

Según la entidad danesa Ibis, la alemana GIZ y el Instituto de Estudios Fiscales la conflittividad vinculada a la minería se arreglaría si tan sólo el estado pudiera expoliar más a las empresas mineras.

En el tema minero los ingresos fiscales son bajos en el país debido a que la legislación resulta insuficiente e inadecuada, señalan en un estudio titulado La minería en Guatemala: realidades y desafíos frente a la democracia y el desarrollo. 

El informe destaca que la actividad de exploración y explotación minera con licencias autorizadas, presentan mayores índices de conflictividad que las que no cuentan con la misma; y asegura que los conflictos más comunes son el deterioro ambiental, principalmente en términos de agua y deforestación y falta de confianza en las instituciones del Estado.

La realidad es otra: los conflictos por minería tienen sus raíces en dos temas:

1.  El hecho de que la propiedad del subsuelo no es de los propietarios del suelo; y para eso te recomiendo una conferencia de Enrique Ghersi acerca de ese tema: haz clic aqui.

2. Los designios políticos y anti-industriales de los grupos que quieren hacer la revolución por medio de los movimientos sociales.  Estos grupos viven de los conflictos y de la lucha de clases.

Ambas causales no se resuelven con la extorsión de parte de los políticos y sus funcionarios, ni con el pago de más impuestos, ni con acciones de supuesta responsabilidad social empresarial.  Se resuelven reconociéndole la propiedad del subsuelo a los propietarios del suelo (por medio de títulos de usufructo, para no caer en algún tipo de inconstitucionalidad); y se resuelven por medio de la aplicación del derecho penal vigente cuando las dirigencias revolucionarias incurran en delitos para perjudicar a la actividad minera, o para presionar por medio de acciones violentas.


05
Dic 13

Saqueos en Argentina

Muertos y heridos hubo durante la oleada de robos y saqueos que sacudió a la ciudad argentina de Córdoba en coincidencia con una huelga de policías.

Tras los incidentes registrados durante la noche, las escuelas, edificios públicos, juzgados y bancos permanecieron cerrados y el transporte público, interrumpido. Muchos comercios decidieron mantener las persianas bajas para evitar nuevos asaltos o destrozos como los sufridos en las últimas 24 horas en distintos barrios de Córdoba, situada 800 kilómetros al oeste de Buenos Aires.

Esta oleada de saqueos ocurre pocos días después de la oleada promovida por Nicolás Maduro en Venezuela.

Ambos hechos llevan a meditar sobre algo que leí en Twitter: La ley de la jungla no la trae el capitalismo, sino el irrespeto a la propiedad privada.


27
Nov 13

Lo tuyo, ¿es tuyo? La hipotesis de Bergoglio

No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos, dijo Jorge Mario Bergoglio.

La afirmación del dirigente católico recuerda el tema denunciado en El gato en la sacristía, por Francisco Pérez de Antón: Para aquella organización, ¿lo tuyo, es tuyo?

En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa la agarra contra el mercado libre, la globalización, el crecimiento económico y el consumo.

Uno no puede estar sino de acuerdo con Bergoglio en eso de que así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata.  Pero de ahí a decir que no es nuestro, lo nuestro, hay mucha diferencia.  Sobre todo porque el dirigente explica que algunos todavía defienden las teorías del ‘derrame’, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante.

Deliberadamente el jesuita le endilga al mercado libre los males que son responsabilidad del mercantilismo y del socialismo; y clama por más intervención política en la economía al asegurar que los estados tienen derecho a controlar el mercado y -en consecuencia- las decisiones y acciones de las personas: Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común.  Me vas a decir que el Papa no sabe que el mercado financiero es uno de los más, más regulados de todo el universo mundo?

No faltará quien diga que donde Bergoglio dijo digo, dijo Diego; pero lo cierto es que no la cargó contra el mercantilismo, ni contra el socialismo, ni contra el colectivismo.  Al contrario, el Papa cree que hay una crisis del compromiso comunitario; como si la sociedad fuera una comunidad, o como si en la sociedad se pudiera vivir como en la tribu.  Bergoglio no es un curita de pueblo; y siendo jesuita uno puede suponer que ha tenido acceso a una de las mejores formaciones académicas disponibles en esta Tierra.  ¿Me vas a decir que si quisiera decir mercantilismo, o crony campitalism, no diría sólo capitalismo?  Digo…ya podría ser más preciso en beneficio de la claridad y para facilitarles la tarea a los papistas, ¿o no?

Estoy de acuerdo con decirle No a la economía de la exclusión y a la inequidad; pero hace falta un esfuerzo intelectual más consistente que el de Bergoglio.  Las economías de la exclusión y de la inequidad son la economía de los privilegios, la economía mercantilista, y la economía del intervencionismo.

El documento de Bergoglio me recordó la leccion inaugural de Oscar Rodríguez Maradiaga en la Universidad del Istmo, en 2004.  En ese documento, el jerarca dice  cosas como: que la globalización está retornando el capitalismo salvaje, y que está desmantelando así los éxitos históricos del estado del bienestar.  El cardenal lamenta que los políticos y sus funcionarios -que él llama los estados-  estén perdiendo la fuerza que y el protagonismo que tuvieron en el siglo XX.

Con respecto a si lo tuyo es tuyo, Rodríguez explica que entre las orientaciones generales que recibe la moral económica desde el criterio de la solidaridad podemos señalar las siguientes:  la comunicación de bienes y  el destino universal de los bienes.  La primera puede traducirse como el adagio que dice: de cada quien según sus posibilidades, y a cada quién según sus necesidades; en tanto que la segunda le asigna a la autoridad política tiene la facultad y el deber de regular en función del bien común el ejercicio del derecho de propiedad.  Este último criterio deja en manos del poder político la decisión de si la propiedad está cumpliendo, o no con los propósitos establecidos por el mismo poder político con un criterio de altruismo. Entendido, el altruismo, correctamente: el principio básico que supone que las perosnas no tenemos el derecho a existir por nuestro propio bien; que el servicio a los demás es la única justificación de nuestra existencia;  y que el auto-sacrificio es nuestro más alto deber moral, virtud y valor.

Por cierto…te invito a meditar: Las palabras de Bergoglio y Rodríguez, ¿animan a personajes como el padre Rojas?

Estamos marchando no sólo a la globalización de los mercados, lo que significa la concentración de la riqueza, sino a la globalización de la pobreza, dijo Rodríguez en aquella ocasión y en eso también coincide con Bergoglio…y ambos ignoran, ¿deliberadamente? la evidencia en contra.  Si tienes dudas con respecto a eso de que no es cierto que la humanidad es cada vez más pobre te invito a echarles un ojo a dos libros.

The Rational Optimist, por Matt Ridley

The Capitalist Manifesto, por Andrew Bernstein

Y mientras tanto:  tu, qué piensas…¿lo tuyo, es tuyo?


10
Nov 13

¡Premio Charles L. Stillman para una de mis columnas!

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¡Por esta  columna publicada en El periódicogané el Premio Charles L. Stillman 2013 para columna de periódico!   Este es un concurso al que están invitados todos los profesores universitarios de América Latina y me siento muy honrado y agradecido porque ese artículo haya sido elegido.

El texto de la columna, titulada: Se muere el palo volador, dice así:

La presentación de la danza precolombina del palo volador está en riesgo debido a la escasez de pinos de más de 50 metros de altura en bosques comunitarios. Este hecho, culturalmente triste, expone una realidad que hay que reconocer: El sistema colectivista de protección de bosques no está funcionando y la clave está en la palabra comunitario. Lo que es de todos, no es de nadie; y por eso es que la gente derriba los árboles que son de todos para hacerlos leña.

Entre la tragedia de los comunes y la pobreza (que hace que la gente tenga que usar leña), las malas políticas económicas están acabando no solo con los árboles, sino con la riqueza cultural de la gente.

¿Sabes? Nunca he visto un palo volador de verdad; y por compromisos de trabajo no lo vi este año. Una vez vi uno de metal en el D.F. en México; pero no es lo mismo. En los años setenta fue puesto un palo volador allá por donde está la estatua de Tecún Uman al lado del zoológico La Aurora. Se lo usó y ahí estuvo por años. Lo veía todos los días porque por ahí pasaba el bus de mi colegio y siempre me llamaba la atención. Me impresionaba lo alto que era y me imaginaba a los voladores bajando de él, porque mi padre me había explicado para qué servía.

En Cubulco, este año usaron el palo de 2012 luego de inspeccionar que la humedad no hubiera dañado la base; y afortunadamente no se supo que hubiera accidente alguno. Yo espero ver el palo volador el año entrante.

Para proteger la naturaleza y la cultura hace falta sustituir el régimen colectivista que carece de reguladores de las acciones de las personas y el estatista que se basa en la fuerza, por uno compatible con la naturaleza de los seres humanos. Uno que produzca incentivos para el éxito y los beneficios; así como sanciones para el fracaso y los costos innecesarios. Nadie cuida mejor lo tuyo, que tú. H. Lepage explicó que la función social de la propiedad privada ha sido, siempre, la de asegurar el buen uso y la conservación de aquello que se considera como los bienes que en común hemos recibido como humanidad*. ¿Qué tal si probamos algo diferente para no seguir teniendo resultados tristes?

Este es el quinto Premio Stillman que recibo y estoy feliz como una perdiz.

* Bendfelt J.F.  Economía y medio ambienteCentro de Estudios Económico-Sociales, Guatemala, 1992.


02
Ago 13

Se muere el palo volador

La presentación de la danza precolombina del palo volador está en riesgo debido a la escasez de pinos de más de 50 metros de altura en bosques comunitarios. Este hecho, culturalmente triste, expone una realidad que hay que reconocer: El sistema colectivista de protección de bosques no está funcionando y la clave está en la palabra comunitario. Lo que es de todos, no es de nadie; y por eso es que la gente derriba los árboles que son de todos para hacerlos leña.

Entre la tragedia de los comunes y la pobreza (que hace que la gente tenga que usar leña), las malas políticas económicas están acabando no solo con los árboles, sino con la riqueza cultural de la gente.

¿Sabes? Nunca he visto un palo volador de verdad; y por compromisos de trabajo no lo vi este año. Una vez vi uno de metal en el D.F. en México; pero no es lo mismo. En los años setenta fue puesto un palo volador allá por donde está la estatua de Tecún Uman al lado del zoológico La Aurora. Se lo usó y ahí estuvo por años. Lo veía todos los días porque por ahí pasaba el bus de mi colegio y siempre me llamaba la atención. Me impresionaba lo alto que era y me imaginaba a los voladores bajando de él, porque mi padre me había explicado para qué servía.

En Cubulco, este año usaron el palo de 2012 luego de inspeccionar que la humedad no hubiera dañado la base; y afortunadamente no se supo que hubiera accidente alguno. Yo espero ver el palo volador el año entrante.

Para proteger la naturaleza y la cultura hace falta sustituir el régimen colectivista que carece de reguladores de las acciones de las personas y el estatista que se basa en la fuerza, por uno compatible con la naturaleza de los seres humanos. Uno que produzca incentivos para el éxito y los beneficios; así como sanciones para el fracaso y los costos innecesarios. Nadie cuida mejor lo tuyo, que tú. H. Lepage explicó que la función social de la propiedad privada ha sido, siempre, la de asegurar el buen uso y la conservación de aquello que se considera como los bienes que en común hemos recibido como humanidad*. ¿Qué tal si probamos algo diferente para no seguir teniendo resultados tristes?

¡Por esta  columna publicada en El periódicogané el Premio Charles L. Stillman 2013!

* Bendfelt J.F.  Economía y medio ambienteCentro de Estudios Económico-Sociales, Guatemala, 1992.