Tenemos que levantarle la imagen a Jimmy, dice la comunicación que ilustra esta entrada; y para ello el que actúa como jefe le dice al subordinado que hay que crear más cuentas de Twitter y hay que meterse en las conversaciones a como de lugar.
Si la comunicación es verdadera, sospecho que los patojos de Boris (quien quiera que este sea) son los llamados influenciadores; nombre pretencioso que oculta el hedor de los manipuladores, cuando no el de los impostores, siendo que los inescrupulosos que dirigen y ejecutan las maniobras aludidas suplantan identidades ajenas.
¿Así es como operan los Jimmyliebers? ¿Su mero jefe sabe de este modus operandi?¿Lo aprueba? ¿Lo tienen engañado?
Cuando leo sobre tácticas somo esta lo que me da curiosidad es la siguiente: Cuando a alguien como el Presidente de la República le levantan artificiosamente la imagen, ¿el beneficiado se lo cree? Los subordinados, ¿le cuentan al beneficiado que su imagen ha sido inflada a fuerza de manipulación, engaño y apariencias?
Se cuenta -y no recuerdo si es de Jorge Luis Borges, o de alguien más- que alguna vez le hablaron para que trabajara con el gobierno argentino para mejorar la imagen de aquél país. Leí, ante la propuesta, el autor (quien quiera que fuera) respondió que lo que había que mejorar no era la imagen, sino la realidad de la Argentina.
Echenle una pensada, ¿no sería más mejor elevar el desempeño de esta administración y del jefe del gobierno, que sólo levantar su imagen (con engaños)?
¿Qué bien hace el autoengaño?
La ilustración la tomé de Facebook.