03
Dic 12

Las tortugas y la Navidad chapina

El sábado comenzaron a llegar los vendedores y a montar el pequeño mercado navideño en la plaza, frente a mi casa.  Y al atravesarlo, lo primero que vi fue a este grupo de tortugas, elementos indispensables para una buena orquesta navideña chapina.

Yo tengo la mía, que me compraron La Mamita y mi abuelita Juanita cuando yo tenía unos ocho años.

Con mi pequeña tortuga acompañé docenas y docenas de festejos de fin de año, tanto en la casa de las citadas abuelas, como en la casa de mis padres. Y en la casa de mi abuela Frances, tenía otra tortuga. Y bueno, como yo era el nieto mayor no había quien me disputara el derecho a somatar la caparazón en cuestión. Porque, claro, yo no tocaba la tortuga; sino que la somataba.

Una orquesta navideña guatemalteca necesita de tortugas y de otros instrumentos como chinchines, guacales y jícaras hechas de frutos del morro. Mis chinchines, guacales y jícaras  de niño aún los conservo, y están pintados de negro y tienen diseños en forma de animales, o de plantas. Y el que más me cae en gracia es uno que tengo con cara de animalito.

El color negro de aquellas piezas es como un laqueado singular. Los artesanos chapines lo hacen con hollín y la grasa de un insecto parecido a la cochinilla, al que le dan el nombre de nij. Pero también hay chinchines, guacales y jícaras pintados de colores; y de estos, mis favoritos son los que combinan el rojo y el amarillo.

Ahora bien, estos instrumentos encantadores y primitivos, en manos de niños de entre 3 y 12 años, le dan sonido a una orquesta atronadora que difícilmente puede llevar el ritmo, o si quiera tocar la misma pieza. Y sin embargo, es capaz de evocar recuerdos llenos de alegría y de extraordinarios momentos familiares. Al ritmo de tucutícutu, cada quién hace lo que puede y todos la pasamos contentos.


25
Dic 11

Los fuegos artificiales de la Nochebuena

Imagen de previsualización de YouTube

Bajo la mirada de Júpiter, en el cielo, los cuatro puntos cardinales de la ciudad de Guatemala se cubrieron de luces. ¡Chispas, qué cantidad de pólvora queman los chapines para la Nochebuena!

Los juegos pirotécnicos comenzaron a eso de las 11:45 p.m., tuvieron su climax a las 12:00 y continuaron hasta pasadas las 00:30 a.m. Hubo de todos los colores y de todos los tamaños. Los había en todos los rincones de la ciudad y algunos a sólo unos metros de mi balcón.

Por supuesto que no hay Nochebuena chapina sin pólvora; y me llamó la atención que el ruido de cohetillos disminuyó bastante, en tanto que el número de fuegos artificiales es impresionante.

Ahora, que son las 6:00 p.m. del día de Navidad, ya se ven multitud de luces en el cielo. Ahora son Venus y una Luna -como una uña casi imperceptible- los observan desde encima del volcán de Agua.   Los chapines quemamos cualquier cantidad de pólvora en la Nochebuena y para el Año Nuevo a la media noche.  También es costumbre quemar cohetes a las 12:00 del medio día el 25 de diciembre y el 1 de enero; así como quemar fuegos artificiales y cohetes a las 6:00 p.m. de esos días.


25
Dic 11

Globos durante la Nochebuena


Anoche hubo varios globos volando sobre la ciudad de Guatemala; me llamaron la atención porque no recuerdo haberlos visto el año pasado. Se ven hermosos con su luz, sus colores vivos y su paso tranquilo.


25
Dic 11

Mi tradicional desayuno de Navidad

Un tamal colorado y otro negro son mi tradicional desayuno de Navidad.  ¡Que gozo siento cuando abro las hojas de maxán y me encuentro con los colores brillantes de estas delicias de la cocina guatemalteca!  Al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por una montaña rusa de recuerdos y alegrías.  El momento culminante, sin embargo, es cuando la masa gentil y el recado poderoso llegan a mi paladar.  ¡Aaaaah, que cosas mas ricas!

Para el desayuno de la Navidad me gustan mis tamales acompañados con café; y este año el postre fueron galletas.  Algunas de las galletas tradicionales que eran elaboradas en las casas de mi abuela, Frances, y de mis padres.  Eso sí, ahora elaboradas en mi casa.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolì) y, en el caso de los negros, con chocolate. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, y pollo.  Aunque a mí me gustan más los de cerdo.

Los tamales tienen raices precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente adicionales. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de plátano y de maxán en las que son envueltos. Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las aceitunas, las alcaparras y las almendras.

Los de doña Estelita son la receta de su madre y su familia es de San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo.

El teléfono de doña Estelita, por cierto, es 2474-0260.


24
Dic 11

La cena de Nochebuena

Mi madre, dos de mis sobrinos y mi hermana pasaron un rato hoy en la noche; también algunos amigos.  Buena música, delicioso Merlot y la cena que nos quedó estupenda complementan una noche muy agradable.  Faltan las luces de la media noche y los regalos.

Esta vez hicimos pavo relleno, con la receta de mi bisabuela; e hicimos ensalada Waldorf por primera vez.  Yo no era muy amigo de esta ensalada porque las he probado con mayonesa y no me parecía algo particularmente agradable.  Empero, esta vez hicimos un aderezo dulce, de crema y huevos que casi me saca las lágrimas.  Como siempre, mi parte favorita del pavo es el relleno, y he estado comiendo cucharadas de él.  Lo de usar este aderezo se me ocurrió porque hace dos años probé algo parecido en casa de mi amiga, Carmen F. y realmente era otro nivel.

¿Cuál es el complemenento perfecto de esta noche? Pasarla con las personas a las que uno ama y recibir las llamadas de los amigos que lo quieren a uno.


23
Dic 11

Aromas de Navidad

La Navidad me huele a ponche, manzanillas y pinabetes.  Huele a los nacimientos en las casas de mis abuelas, y a la cena y al intercambio de regalos en la casa de mis papás. Huele a mincemeat pie y a galletas recién horneadas. Tiene el aroma de sentarse en la acera a quemar cohetes ¡de uno en uno! Huele a tamal negro y tamal colorado para el desayuno del 25; y a caldo de huevos, hecho con los huesos del pavo, para el almuerzo.

Es la fiesta en la que más disfruto las sonrisas de mis sobrinos y las llamadas de mis amigos. ¡Me encanta el espíritu de Navidad!  Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, compartir con los que no tienen, y en mi caso, turrones y tamales.

Es una lástima que los enemigos de la alegría y del placer aprovechen para emprenderla contra lo que califican de consumismo. ¿Preferirían, quizás, que el mensaje navideño fuera: Llorad y arrepentíos, en lugar del que se manifiesta con la tradicional algarabía?

En el aspecto material, lo que otrora fuera las fiestas saturnalias –de los romanos– genera corrientes inmensas de ingenio y de emprendimiento.  Creatividad que produce alimentos, ropa, juguetes, luces, adornos y numerosos objetos de placer.  Muchas gentes tienen trabajo durante todo el año para preparar la parafernalia navideña.  De modo que lo que los scrooges critican como la parte maligna de la Navidad, resulta ser el pan de cada día y una vida digna para miles y quizás millones de familias alrededor del mundo.

La que estamos celebrando es una fiesta poderosa, cuyo encanto inocente y alegre invade a todo aquel que se relaja y tiene algo de niño.   Usted dirá que soy un cursi; pero aquí, y haciendo cálculos, los mejores recuerdos de mis navidades siempre han involucrado sonrisas.  Desde sonrisas inocentes, hasta sonrisas pícaras, pasando por sonrisas de complicidad y sonrisas de sí, yo también siento algo de nostalgia, pero me aguanto como los machos.

Dada su popularidad, parece evidente que los  humanos, de casi todos los colores y convicciones, disfrutamos de un festejo universal que nos recuerda los principios que valoramos, una fiesta propicia para intercambiar regalos y halagar a las personas que amamos.

Si alguien lee estas líneas: ¡Muchas bendiciones!, y que esta Noche Buena la pasen rodeados de amor y en paz.

Esta columna fue publicada por El Periódico.


23
Dic 11

¡Que alegre, ya vinieron los tamales!

Los tamales, para la Navidad, ya vinieron a casa.  ¡Por supuesto que vinieron colorados y negros y, por supuesto que son de cerdo!  Esas delicias me están haciendo ojitos; pero a mí me gusta comer los primeros para el desayuno del 25.

¡Como disfruto de su sabor y aromas intensos!  ¡Cómo me gustan sus colores brillantes y su textura suave y acariciadora del paladar!

Este año no llegué a tiempo para ver cómo los armaban; pero el año pasado si tuve la dicha de ver ese proceso complejo y extramadamente cuidadoso.  Los tamales bien hechos son una muestra de excelencia culinaria que a mí me deja maravillado y contento.  Desde la textura y el sabor de la masa, hasta el doblado perfecto de las hojas, pasando por la sazón del recado.

De niño, recuerdo haber comido los de mi bisabuela, Adela; y los de mi tía abuela, La Mamita; pero lastimosamente no recuerdo su sabor que deben haber sido maravillosos, dado que eran cocineras estupendas.  Recuerdo muy bien los de mi tía Baby, que también eran riquísimos y su receta derivaba de la de mi bisabuela.  También recuerdo que, durante un tiempo, le compraba tamales a una señora de por allá por el barrio de Gerona; y esos eran muy sabrosos.

Actualmente, y para mí, los tamales de doña Estelita son los mejores de todo el universo mundo.  Su sazón es impecable y usa ingredientes de primera.  Me encanta que no es tacaña con el recado, ni con los aderezos.  Y amarra los tamales como debe ser.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolì) y, en el caso de los negros, con chocolate. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, y pollo.  Aunque a mí me gustan más los de cerdo.

Los de doña Estelita son la receta de su madre y su familia es de San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo.

El teléfono de doña Estelita -que, en casa, nos ha hecho dichosos con sus tamales durante casi 25 años- es 2474-0260.


21
Dic 11

¡Ya hay galletas navideñas en casa!

Desde que era niño, una de las actividades navideñas que más disfrutaba era la de hacer galletas. Y anoche, mientras las hacíamos en casa, recordábamos cómo -en casa de mis padres- la elaboración de estas delicias ocupaba tres tardes enteras.

La mayoría de las recetas eran de mi abuela, Frances; pero mi madre tenía las suyas. Y hacíamos una gran variedad. Ahora mismo se me ocurren los gustanitos de almendras; las de nueces congeladas, las de cardamomo, las barras de nueces y dátiles, las de jengibre, las de café, las de Lotte Kunze (de mantequilla y limón), las de molasses y las de la foto (que son las que hicimos anoche en casa): de Corn Flakes y mosh, de mantequilla de maní y chocolate chips, y las de árbolitos (que son de almendras).  ¡Aaaaaaaaaaah!, como me gustaba, y como me gusta, todavía, comer la masa de las galletas de Cornflakes y mosh.

Estas últimas, por cierto, no me salieron bien de aspecto; pero están deliciosas.  Sospecho que fue por la mantequilla porque siempre medimos cuidadosamente las cantidades.

En casa, cuando era crío, mi madre tenía que poner bajo llave las latas llenas de galletas para evitar que los niños nos las comiéramos antes de la Nochebuena. Todavía disfruto, como disfrutaba entonces, de sentarme a ver televisión, o a leer, con un vaso de leche bien helada y un plato de galletas variadas.


09
Dic 11

El arbolito de Navidad ya ilumina mi casa

Ahora que ya está listo el árbolito de Navidad, en mi casa, me acordé de que O Tannembaum, se cantaba -en la casa de mi abuela Frances- en tres versiones distintas.  Pero lo que a mí me divertía mucho es que la versión en español no tenía nada que ver con árbolito ni con nada parecido. La música era la misma; pero la letra era distinta.

O Christmas Tree! O Christmas Tree!

Much pleasure thou can’st give me;
O Christmas Tree! O Christmas Tree!
Much pleasure thou can’st give me;
How often has the Christmas tree
Afforded me the greatest glee!
O Christmas Tree! O Christmas Tree!
Much pleasure thou can’st give me.

O Tannenbaum, o Tannenbaum!

Du kannst mir sehr gefallen!
Wie oft hat nicht zur Weihnachtszeit
Ein Baum von dir mich hoch erfreut!
O Tannenbaum, o Tannenbaum!
Du kannst mir sehr gefallen!

Resuene ya el órgano,
Pastor ven al pesebre.
Que al ritmo de las cítaras
La fiesta se celebre.
¿No oyes vibrar el órgano?
Que fiesta tan alegre.

De mi infancia recuerdo varios árboles importantes. En casa de mi abuelita Juanita es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles generalmente pinabetes, o cipreses. A veces adornados con nieve fabricada elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; y siempre llenos de figuras variadísimas, algunas muy antiguas, y luces multicolores. Allá los árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos toda clase de árboles. Aunque los favoritos eran los pinabetes, tuvimos cipreses, pinos y chiribiscos. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda los árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared.

Durante mucho tiempo no puse arbolito en mi casa, sólo Nacimiento; pero ahora me gusta poner ambos y me los gozo mucho.

Este año -y una vez más gracias a doña Mireya, don Ronald y al Rafa- tenemos un árbol hermoso, aromático y con mucha personalidad que nos llena de magia y de alegría la casa. Ese arbolito me trae invaluables recuerdos de decenas de alegres festejos, y promete muchos más; y si quieres tu pinabete, los hay galanes en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496.


09
Dic 11

Adornos chapines de Navidad

Ranchitos, coronas de ciprés y pinabete, chichitas, aserrín de colores, gallitos, musgo y arena blanca son algunos de los adornos tradicionales e indispensables para la Navidad chapina.

Hoy que estuve en el mercado pasé a comprar lo que necesitaba para disfrutar de esta fiesta.