El arbol de Navidad ilumina mi casa

Rechulo quedó el árbol de Navidad que pusimos en casa.  Ilumina no sólo con sus luces, sino con su hermosa presencia, sus colores y -sobre todo- con su aroma.  Si, el aroma también ilumina. El aroma del pinabete se mezcla con el de las manzanillas y la magia de las fiestas de fin de año se apodera del ambiente; y se apodera de quienes tenemos la dicha de relacionar, con ella, cientos de recuerdos gratos, de personas amadas, de momentos inolvidables y de sonrisas sinceras.

A mí, el arbolito me lleva a las casas de mis abuelas y a la de mis padres.  Aveces quedo embobado frente a él porque no sólo me maravilla su belleza adornado; sino porque, siendo un Abies guatemalensis, y conociendo la tierra de donde viene, no puedo sino admirarlo y expresarle respeto.

En casa tenemos la costumbre de añadirle dos, y sólo dos, adornos nuevos al arbolito cada año; de modo que siempre es el mismo y siempre es distinto.  Mantiene su continuidad y nos alegra con cosas nuevas.

Este año -y una vez más gracias a doña Mireya  y al Rafa- tenemos un árbol bello, aromático y con mucha personalidad que nos llena de magia y de alegría la casa. Este arbolito me trae invaluables recuerdos de decenas de alegres festejos, y promete muchos más; y si quieres tu pinabete, los hay galanes en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496.

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