18
May 19

Gran tempestad

El jueves pasado, en la noche, hubo una gran tempestad.

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Los relámpagos se veían desde el sur hasta el oeste y de cuando en cuando un rayo caía cerca de la ciudad, o en la ciudad de Guatemala.

A mí las tempestades siempre me maravillan; pero claro…de lejos se ven los toros.


14
Ene 19

Las verapaces 2018, cuarta etapa, Las conchas

En el cuarto día de nuestro viaje por las verapaces el destino son las cataratas de Las conchas, un paraíso de agua, colores y selva cerca de la frontera entre Alta Verapaz e Izabal. Haz clic en las fotos y vídeos para ver más fotos y vídeos.

Las cataratas de Las conchas son bellísimas.

Salimos temprano de Cobán y agarramos rumbo norte hacia la Franja transversal del norte.  En esa área las carreteras están entre bien y muy bien; pero son tres horas y media de camino.

Luego de Cobán pasamos por Chisec, Raxruhá y el desvío hacia Cancuén, Sayaxché y Ceibal y por las entradas a Candelaria (todos esos lugares que uno quiere visitar), pasamos por San Bartolomé de las Casas, por el río Sebol y ¡llegamos a Chahal y Las conchas!.

Con hambre, sed y cansados llegamos al Jardín las Conchas, una parada muy agradable para refrescarnos con agua de coco y unos riquísimos tostones con salsa.  Muy bien atendidos por el personal enfrentamos a las vendedoras de chocolate y de cocos, y una niña  llamada Rosemary, así como un par de cuidadores de carros llamados William y Néstor nos hicieron sentir bienvenidos.

Ingresamos al área de las cataratas y nada -ni siquiera las fotos que habíamos visto- nos había preparado para lo que vimos.  ¡Una serie de cataratas de colores en medio de la selva!  Algo parecidas a Semuc Champey, pero diferentes.  Uno queda embobado entre tanta belleza y tuvimos la suerte de que no había mucha gente.

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Raúl y yo tomamos posesión de un recodo apacible y nos metimos al agua.  En el agua hay pececillos que cuando uno mete los pies y las piernas se acercan a dar mordidas y deleitarse con…lo que sea que muerdan ahí. Y, mientras tanto, uno se deja embelesar con el encanto del lugar.  Los sonidos del agua y de la selva. Los aromas; los colores; el agua fría, pero sabrosa y la idea de haber llegado a ese lugar recóndito y de poder disfrutarlo.

Las cataratas de Las conchas son muy diferentes al Salto de Chilascó; y ambas experiencias son muy distintas.

Cuando y era hora de salir del agua, porque el hambre aprieta, regresamos al estacionamiento y vimos que del bosque salían unas personas. ¡Se nos había olvidado que en el lugar hay un mirador que hay que visitar!  Si vas, no regreses sin encaramarte a la torre de madera y apreciar la vista más espectacular de aquel lugar que ya, de por sí, nos había ofrecido muchísimo.

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Pero claro, el hambre es canijo y cierran el lugar al atardecer.  El ocaso nos agarró en la carretera rumbo al hotel Villa Santa Elena en donde nos alojaríamos.  Nos dimos sendas duchas y llegamos al comedor a eso de las 6:20; y a pesar de que la cocina cierra a las 6:00, Augusto y su equipo tuvieron la gentileza de ofrecernos una cena de spaghetti que disfrutamos bastante.  La salsa de tomate estaba muy rica y mi única sugerencia fue que, en vez de usar romero, usaran albahaca, u orégano.

Dormimos y descansamos en un cuarto muy sencillo; pero limpio y seguro.

Al día siguiente nos despertamos temprano y nos duchamos.  A pesar de que la cocina no abre hasta las 7:00 a.m., César y su equipo se las arreglaron para ofrecernos un desayuno sabroso, poco antes de esa hora, mismo que incluyó panqueques con banano y tortillas que César tuvo que salir a comprar al mercado. La naranjada con soda, por cierto, es muy, muy sabrosa en ese hotel.

Luego de prepararnos para el viaje cogimos la carretera de vuelta a Cobán.  Ya mencioné que el camino es muy agradable y variado.  Lo más notable que vimos fue una plantación de achiote y cardamomo; pero el camino está lleno de detalles.  Curiosamente hicimos sólo tres horas de vuelta a Cobán, en vez de las tres horas y media que hicimos de ida a Las conchas.

Llegamos a Cobán justo a la hora de ducharnos de nuevo, descansar un poco y salir a buscar almuerzo.

Primera etapa: La posada de la montaña del quetzal, Biotopo del quetzal y Purulha.

Segunda etapa: El salto de Chilascó.

Tercera etapa: Chicoy, el pozo vivo, Chixoy y Cobán.

Quinta etapa: Cobán y Año nuevo.


09
Ene 19

Las verapaces 2018, tercera etapa, Chicoy, pozo vivo y Chixoy

Luego de la visita al Salto de Chilascó, la tercera etapa del viaje de fin de año nos llevó a la cueva de Chicoy, el pozo vivo, el camino a Chixoy y finalmente a Cobán.  ¡A comer delicioso y a descansar! Haz clic en las foto para ver más fotos y los vídeos.

Vista del río Chixoy cerca del atardecer.

Salimos con rumbo a Cobán luego de nuestro descanso en la Posada de la montaña del quetzal.  La consigna, sin embargo, era parar, o desviarnos si se daba la oportunidad de explorar….y dicho y hecho.

El primer desvío fue hacia la cueva de Chicoy, ahí merito en Purulhá.  Este es un sitio ceremonial muy respetado por los queqchìes y pocomch´íes de la región.  Pero eso no lo sabíamos nosotros.  Así que llegamos, estacionamos, saludamos al encargado que nos recibió con una magnífica sonrisa de oro, pagamos la tasa de ingreso y empezamos a caminar para subir.

Al llegar a la parte alta del cerro encontramos a personas dedicadas a la tabacomancia y encontramos docenas de puros en el suelo.   Luego de saludarlos avanzamos hacia la cueva y ¡Oh, sorpresa! En medio del verdor del cerro se abrió, ante  nosotros, una boca inmensa y negra de la que manaban humo de inciensos y los rezos de los sacerdotes que estaban en su interior.  A ratos, cuando la nube de humo se disipaba un poco, se atisbaban los fuegos encendidos en el interior de la caverna y los detalles de las rocas que formaban aquella entrada a Xibalbá.

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Debido a lo empinado del descenso y a lo cansado que iba de la aventura en Chilascó, no me animé a bajar; y tuve que contentarme con la naturaleza que rodea a la cueva y con lo  misteriosa y seductora que se ve desde arriba.

Al volver a donde estaban los tabacomntes pregunté acerca de esa tradición y un joven me regaló un puro, que me encendió y di unos jalones.  En ocasiones anteriores que me han ofrecido puros la experiencia no ha sido agradable porque me mareo rápido, así que agradecí el gesto y me alegré que me permitieran atisbar en esta práctica cultural.

Bajamos del cerro y continuamos nuestro camino.

En esas estábamos, avanzando hacia Cobán cuando encontramos el desvío hacia el pozo vivo, en Tactic.  Este es un fenómeno geológico e hidrológico que despierta la imaginación y fantasías. Leyendas de príncipes y princesas mayas, de riquezas prohibidas, y de amores obsesivos.

Waze nos llevó y uno no debe dejarse engañar por el abandono aparente del  lugar.  Llegamos al portón hicimos señas a la encargada, corrió ella, nos abrió el portón, nos cobró unos pesos y señaló: Hacia allá. Y caminamos por nuestra cuenta.

Atravesamos un de turicentro/potrero y nos dio la bienvenida un caballito muy excitado.  Caminamos unos metros y nos encontramos con el célebre pozo.  Y si, es encantador en su simplicidad y en su naturaleza misteriosa.  Es fascinante ver como bulle la arena en su fondo y no sorprenden las leyendas que genera el fenómeno. La verdad es que hubiera querido pasar un poco más de tiempo ahí; pero había que continuar y dejamos el lugar.

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Contentos de haber visitado el pozo vivo enfilamos hacia Cobán, sólo para desviarnos de nuevo y esta vez hacia el embalse de Chixoy que es un ejemplo notable de ingeniería. Posee una superficie de agua de 13.79 km2, una profundidad de 50 metros y máxima de 110 metros.

En los años 79/80, cuando yo era orqideólogo y miembro de la Asociación Guatemalteca de Orquideología, ya había visitado el área de la casa de máquinas de la hidroeléctrica; pero no me acordaba bien de la experiencia, quizás porque iba mas interesado en orquídeas (que no hay muchas en el área).  El caso es que el camino se torna fascinante.  Primero entre bosques y plantaciones para luego ascender y ascender entre montañas y carretera pedregosa.

Desde arriba, plateados entre montañas que parecieran ser de terciopelo, o de algo parecido, se aprecian los ríos que alimentan el embalse.  Yo dispuse que el más grande y cercano que veíamos era el Río Negro, o Chixoy, pero pudo haber sido cualquiera de los otros.  El caso es que el paisaje es fascinante y muy diferente a lo que habíamos visto hasta el momento. Nos fuimos deteniendo para tomar fotos y disfrutamos mucho del sol y de las vistas.

Dispusimos no bajar al embalse porque se hacía tarde y una de nuestras reglas es no conducir en la noche.  De modo que emprendimos el regreso hacia Cobán cuando vimos que el sol se acercaba al horizonte.

¡Y llegamos a la ciudad Imperial!

A mí me encanta Cobán y me encanta la Posada, que es el hotel que usábamos con los orquideólogos y el que usamos en el viaje de 2016 a las cuevas de Lanquín y a Semuc Champey.  ¡Me encanta la arquitectura del lugar! y sus cuartos y camas le dan a uno la oportunidad de descansar sabroso.  El aroma que hay en ese lugar siempre me trae recuerdos gratos.

Luego de instalarnos y de darnos un buen baño tibio salimos a visitar el Parque Central de la ciudad y a saludar a Manuel Tot y al Arbol Gallo.  Así como a disfrutar del ambiente del parque y de su gente.  Compramos horchata en polvo y un par de pulseras. Y regresamos al hotel para tomar un par de cervezas antes de ir a cenar.

La cena no podía ser en otro lugar que no fuera XKape Kob´an., un restaurante de comida tradicional verapacense.  Ahí Raùl pidió un plato de hierbas nativas acompañadas con arroz, frijol y tortillas; y yo pedí una bacha de pollo (tambie´n con hierbas, arroz, frijol y tortillas.  Ambas fueron buenas elecciones Y ahora mismo me estoy imaginando los sabores y salivando.

Como panza llena, corazón contento, volvimos al hotel para recargar las pilas y al día siguiente emprendeer viaje rumbo a las cataratas de Las conchas.

Primera etapa: La posada de la montaña del quetzal, Biotopo del quetzal y Purulha.

Segunda etapa: El salto de Chilascó.

Cuarta etapa: Las conchas y Chahal.

Quinta etapa: Cobán y Año nuevo.


04
Ene 19

Las verapaces 2018, segunda etapa

El segundo día de nuestra aventura en las verapaces fue el del Salto de Chilascó, que es la catarata más alta de Centroamérica con 130 metros de altura. Haz clic en la foto para ver más fotos.

El salto de Chilascó.

Después de una noche reparadora y con mucho ánimo salimos de la Posada de la montaña del quetzal rumbo a la aldea Chilascó que queda en el kilómetro 143 de la carretera a Cobán.

El día anterior habíamos acariciado la idea de ir primero a unas cataratas cercanas al hotel (ya que había caballos disponibles); pero luego tuve una idea salvadora: ir primero a Chilascó, y luego a las cataratas mencionadas, si regresábamos con ánimo; y esa fue una decisión sabia.

Si alguna vez te animas a este paseo te recomiendo dos lecturas:

La mansión del pájaro serpiente y El mundo del misterio verde; ambos por Virgilio Rodríguez Macal. En Amazon están muy caros; pero seguramente los venden en la librería Piedrasanta, de Guatemala.

Agarramos temprano para Chilascó y ascendimos a la aldea del mismo nombre a través de paisajes riquísimos y encantadores.  A la entrada del lugar nos recibió Elder que arregló que nuestros guías y sus caballos nos esperaran cuando llegáramos al estacionamiento que está justo antes de empezar a bajar rumbo a las cascadas: el Saltito y Chilascó.

Los guías y los caballos se aparecieron al poco tiempo de que nosotros llegaramos al estacionamiento donde Elmer y Alex se ofrecieron a cuidar nuestro auto.  Raúl se montó en la Preciosa, y su guía fue Erick.  Yo -de la forma más aparatosa posible- me encaramé en el Negrito, con la ayuda de Julio, mi guía y cogimos camino.  Mi cuate Paul dice que hice trampa porque fui a caballo, pero quien me haya visto montar…y quien me viera montar en aquellos caminos lodosos y muuuuuy empinados intuirá que si bien es cierto que cabalgar es mejor que caminar, todo aquello no es miel sobre hojuelas.

Ya te imaginas, yo sentía que me caía en las cuestas de bajada y que me caía en las cuestas de subida.  El Negrito agarraba velocidad y Julio tenía que frenarlo; y a veces tenía que animarlo al grito de ¡Vamos Negrito!, ¡Arre Chulo! A ratos el Negrito de desesperaba y relinchaba en protesta.

En algún punto del camino encontramos a una familia que volvía de las cascadas.  Al verme a caballo, uno de los niños dijo: ¡Así quien no! Y la abuela…la abuela…dijo: Ni yo, que padezco de mis rodillas. En medio de las risas, pensé para mis adentros: Si la envidia fuera tiña; y quise decir, como Cuauhtemoc*: ¿Estoy yo, acaso, en un lecho de rosas?

Sobre este caballo iba yo, nota el lodo del camino.

Anyway,  el Negrito y la Preciosa nos llevaron hasta el punto en el que ya no era posible seguir, sino a pie. Y ahi tuve que bajarme del Negrito.  Julio me dijo: Agárrese de mis pulmones; y Erick tuvo que bajar mi pierna derecha que se quedó atorada en la montura.

Y a partir de ahí empezamos a descender.  A atravesar el bosque y a disfrutar de los aromas, los sonidos y los colores propios de aquellos senderos húmedos y algo oscuros. Entre árboles variados.  Y fuimos bajando y bajando hasta llegar al mirador desde donde vimos el imponente Salto de Chilascó por primera vez.  Las fotos no le hacen justicia porque no se terminan de entender las proporciones y no se escuchan los truenos del agua.  Luego bajamos al segundo mirador y de ahí al Saltito.

Para que tengas una idea del camino haz clic en la foto y mira el vídeo. Ahí va Raúl con la Preciosa, Erick y el Bronco.

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El Saltito es una catarata hermosa, rocosa y de aguas abundantes y frías.  Y ahí hice un oso.  Había un grupo de seis jóvenes; unos en el agua y otros comiendo y dispuse tomarme una foto en una de las grandes rocas a la orilla de la catarata.  Puse un pie y pegué un pequeño brinco sólo para resbalarme y para que mi pierna derecha cayera en el agua.  Raúl dio un paso para evitar que yo siguiera resbalándome y tres de los chicos que estaban en la orilla saltaron para ayudar a evitar mi deslizamiento.  La cosa no pasó a más que el momento ridículo; pero pudo haber pasado. Uno de los patojos que estaba en el Saltito llevaba un chichón en la frente porque se había caído en la catarata grande, y luego Julio y Erick nos contaron que en una ocasión tuvieron que sacar cargado a un excursionista que se había roto una pierna.

Pequeña catarata en el camino a Chilascó., aquí fue donde me caí.

En fin…listos para llegar a la gran catarata; o casi listos.  Yo dispuse, con mucha prudencia, que no me convenía bajar, así que convencí a Raúl de que me dejara en el mirador y bajara el solo.  Fue buena idea porque a él le tomó casi una hora bajar y volver a subir.  Es cierto que me perdí de la espectacularidad del fondo de la catarata, pero pasé un buen rato observándola a lo lejos, pensando en cosas en las que tenía que pensar y admirando la gran caída de agua y su contexto.  El vídeo de abajo lo tomó Raúl al fondo del Salto de Chilascó.  Haz clic en la foto para ver el vídeo.

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Ahora había que regresar y el regreso es para arriba; así que ¡Arre Luis!, ¡Vamos chulo! Lo cierto es que la cuesta se me hacía difícil a ratos; pero pensaba en que si la viejita del padecimiento de rodillas pudo, yo también, y ¿vas a creer?, se confirma eso de que el retorno siempre se hace más breve que la ida.

Para hacer la historia corta llegué hasta donde estaban las cabalgaduras y los guías.  Con la ayuda de estos me encaramé en el Negrito y agarramos camino de vuelta.  Otra vez las cuestas y las bajadas, otra vez el lodo, otra vez el alambre espigado y otra vez la agitación del camino.  Regresamos por tramos de bosque, por siembras de broccoli y de papas.  Regresamos a donde estaban Elmer y Alex.

Nos alcanzó don Carlos, el papá de Erick, montado en la Chula y ahí estaba el potrillo de la Chula esperándola con hambre. Haz clic en la foto para ver el vídeo.

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Luego de cargar baterías con agua fresca y galletas de miel y jengibre, nos despedimos de los guías, los cuidacarros, los caballos y los perros (el Bronco, la Tomasa y sus amigos) y cogimos camino de vuelta a la Posada de la montaña….y por supuesto que yo ya no tenía energías para ir a las cataratas a las que íbamos a ir temprano.

Esa noche: Kak-ik, media botella de vino y a ensayar la muerte. Dormí como un tierno.

Primera etapa: La posada de la montaña del quetzal, Biotopo del quetzal y Purulha.

Tercera etapa: Chicoy, el pozo vivo, Chixoy y Cobán.

Cuarta etapa: Las conchas y Chahal.

Quinta etapa: Cobán y Año nuevo.

*En realidad no lo dijo.


03
Ene 19

Las verapaces 2018, primera etapa

Nuestro viaje de fin de año, en 2018 fue por las verapaces.  Los dos objetivos principales fueron: El salto de Chilascó, que es la catarata más alta de Centroamérica; y las cataratas de Las Conchas.  Así que  agarramos camino el jueves 27 de diciembre de 2018 con el propósito de volver el martes 1 de enero de 2019. Haz clic en las fotos para ver más fotos.

Lycaste virginalis

El paseo nos llevó por la cueva de Chicoy, uno de los pozos vivos que hay en Alta Verapaz, el mercado de Purulha, el Saltito, el camino a Chixoy y por un recorrido gastronómico que seguramente nunca voy a olvidar.  Recibimos el año nuevo en el Jupiter II, que es el apodo que le tengo al kiosko del parque central de Cobán en un ambiente encantador.

Fue un paseo enriquecido no sólo por los lugares que conocimos, sino por la gente alegre y generosa que nos atendió y con la que compartimos.

La ruta de este viaje la puedes ver en negro, el mapa es de Prensa Libre.

En la primera etapa Raúl y yo llegamos al hotel Posada de la montaña del quetzal, con el propósito de usarlo de base para visitar el área.  Llegamos directamente a almorzar y atendidos por Nohemí probamos su delicioso kak-ik, que es un caldo de chunto característico de la región.  El caldo llenó nuestras expectativas. Chunto es el nombre que se le da al chompipe en las verapaces.

A finales de los años 70 visité la Posada de la montaña del quetzal cuando, en compañía de la familia Lizama y de miembros de la Asociación Guatemalteca de Orquideología, viajábamos al interior del país a rescatar y a identificar orquídeas.  Esa fue una de las épocas más felices de mi vida, y me alegró mucho volver a la Posada cuya arquitectura, y sus cabañas con chimenea son dignas de su kak-ik y de la atención de su personal.

El jueves 27, luego de almorzar y de una siesta simbólica agarramos rumbo al biotopo del quetzal Mario Dary Rivera, que yo ya había visitado dos veces; una con los orquideólogos y otra con un grupo de amigos a principios de los años 80.  El lugar es estupendo, no subimos a los senderos, por la hora; pero disfrutamos mucho de la hospitalidad y de las atracciones en el centro de visitantes.  ¡Por supuesto que -igual que en las ocasiones anteriores- no vi quetzal alguno!, como no fuera uno disecado; pero me encantó la visita.  Ese ambiente. Las texturas, los aromas, los colores y los sonidos del lugar.  En verdad que es muy recomendable.

Al salir del biotopo decidimos conocer Purulha.  Llegamos a su plaza y estacionamos para luego caminar al mercado que es pequeño, pero encantador.  Ahí vi, por primera vez en mi vida, lo que llamo el tamal kit, que es una selección preparada con semillas, chiles y especias necesarias para preparar tamales, todo ello en bolsitas y en proporciones tipo tamales for dummies. Bueno…en realidad no hay tal cosa, ni puede haber tal cosa como tamales for dummies.  También llamaron mi atención los paquetitos de achiote, primorosamente envueltos en hojas de tusa. Y la tarde la terminó un lustrador llamado Alex que no se como me convenció de lustrar mis botas y nos entretuvo con dos que tres anécdotas del lugar.

Kit para hacer tamales

Tenemos la regla de no andar en la carretera por la noche así que volvimos a la Posada de la montaña del quetzal; no sin antes pasar por un hotel bonito que ofrecía paseos a caballo hacia otras cataratas de las que no había oído antes y allí acaricié la idea de visitarlas antes de ir a Chilascó; y luego te cuento que ocurrió con ese proyecto.

Volvimos a nuestro hospedaje sólo para cenar temprano, disfrutar un momento de la chimenea que encendió don Bernabé y ensayar la muerte.  Creo que me dormí a las 8:00 p.m. muy emocionado por lo que vendría al día siguiente, y alegre por lo que había visto y vivido ese día.

Segunda etapa: El salto de Chilascó.

Tercera etapa: Chicoy, el pozo vivo, Chixoy y Cobán.

Cuarta etapa: Las conchas y Chahal.

Quinta etapa: Cobán y Año nuevo.


08
Dic 18

Atardecer y aviones

Los atardeceres de noviembre y diciembre, en Guatemala, son un espectáculo alegre de colores; y más si hay aviones involucrados. Haz clic en las fotos para ver los vídeos.

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Este es el del jueves pasado.  No sólo hubo la usual explosión de colores -que capté con la cámara rápida del teléfono- sino que hubo una actividad aérea inusual que les comparto.

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Es un deleite observar estos atardeceres.


18
Nov 18

Fuego y lava en el volcán de Fuego

A pesar de la nubosidad y de que la actividad eruptiva en el volcán de Fuego empezó temprano, al atardecer el coloso ofreció un espectáculo ígneo hermoso.

Esto es lo que dice el Insivumeh, de la erupción de hoy: La actividad eruptiva del volcán de Fuego a esta hora continua con columna de ceniza constante a una altura de 5000 msnm (16405 pies) en las direcciones oeste, suroeste y sur, la dispersión de la ceniza alcanza distancias de 20 a 25 kilómetros, se generan avalanchas moderadas y fuertes hacia las barrancas Ceniza y Taniluyá y Seca con trayectos hasta la orilla de la vegetación, la fuente incandescente se eleva a 200 – 300 m sobre el cráter, los sonidos son constantes similares a locomotora de tren, se perciben retumbos débiles y moderados. Caída de partículas de ceniza en áreas de Panimaché I, Morelia, Santa Sofía, Sangre de Cristo, Finca Palo Verde y otras. El flujo de lava tiene una longitud de 2000 m en dirección de la barranca Ceniza, en la parte del frente genera avalanchas, así como levantamiento de ceniza en el mismo flujo, se generan avalanchas hacia las barrancas Taniluyá y Seca por lo que se pueden generar flujos de lava en estas direcciones.

Y continúa el Insivumeh: Debido a las características de esta fase eruptiva, no se descarta la posibilidad de que se generen flujos piroclásticos que puedan encausarse en cualquiera de las barrancas del volcán de Fuego, por lo que no se debe permanecer cerca o dentro de las barrancas por donde descienden los productos volcánicos.


08
Nov 18

Actividad en el volcán de Fuego

El volcán de Fuego ha estado muy activo y así se veía esta mañana cuando el Sol estaba saliendo y lo iluminaba con su luz prístina.

A las 7:00 a.m. el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología Meteorología e Hidrología emitió un boletín especial que dice: La actividad efusiva del volcán de Fuego continua, como se ha reportado en los últimos días el volcán a la actualidad genera un flujo de lava hacia la barranca Ceniza, hasta el momento se le estima una longitud aproximada de 1200 metros y en su trayectoria se observar levantamiento de partículas finas así como la generación de avalanchas hacia las barrancas Las Lajas y Honda.  Las explosiones van de débiles a moderadas con rangos de entre 12 y 18 por hora, son acompañadas de columnas de ceniza que alcanzan entre 4600 y 4700 msnm (15092 y 15420 pies), y se dispersan hacia el oeste y suroeste a una distancia de entre 10 y 15 kilómetros, generando caída de partículas finas sobre comunidades como Sangre de Cristo, Santa Sofía, Panimaché I y II, Finca Palo Verde, El Porvenir y otras ubicadas en esta dirección. Las explosiones son acompañadas de sonidos de desgasificación con lapsos de entre 2 y 5 minutos.

Lo que a la distancia se ve como un espectáculo hermoso; también es un fenómeno geológico peligroso y que hay que tomar en serio.


13
Oct 18

Dos que luchan por vivir

La araña lucha para alimentarse, en tanto que el ronrón lucha para escapar y no ser el plato del día.

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¿Quién debería salirse con la suya? Al principio pensé que debería liberar al ronrón; pero luego pensé que no hay buena razón para negarle su alimento a la araña. Lo que hice fue dejarlos a ver qué pasaba y resultó que el ronrón escapó y la araña se quedó con hambre.


12
Oct 18

¡Dos volcanes en actividad a la vez!

Los volcanes Pacaya y de Fuego están en actividad; y hoy que me levanté -a las 5:00 de la madrudada-  el espectáculo era hermoso.  ¡Dos volcanes en actividad a la vez! Sobre las luces de la ciudad, el fuego y la lava que mana de los dos colosos destacaban sobre el horizonte.

Hacia el sur, dos ríos de lava luminosos se deslizaban desde el cono McKenney del Pacaya; mientras que detrás del volcán había una tempestad (que no logré captar en la foto). Hacia el oeste, entre los volcánes de Agua y Acatenango, el volcán de Fuego mostraba su actividad ígnea.

El Insivuhem reporta así la actividad del volcán de Fuego: Pulso incandescente a una altura aproximada de 100 a 200 metros sobre el cráter lo cual origina caída de material volcánico de diversos tamaños a más de 300 metros y avalanchas en dirección a las barrancas: Santa Teresa y Ceniza. Se reporta flujo de lava en direccción a la barranca Santa Teresa este de aproximadamente 800 a 1000 metros de longitud. Se reportan retumbos moderados, onda de choque débil y moderada sensible en el perímetro volcánico. Así mismo sonidos constantes de desgasificación similares a maquina locomotora de tren.

La actividad de Pacaya es descrita asíFumarola de desgasificación de color blanca y azul a una altura de 200 m, las estaciones sísmicas registran tremor interno asociado al ascenso del magma y gases a la superficie, se generan explosiones estrombolianas de 5, 15 y 25 metros sobre el cráter Mackenney, en horas de la noche y madrugada se observó flujo de lava con longitud de 20 metros en dirección noroeste, hacia el cerro Chino.