31
Ene 23

La guía telefónica

 

En la antigüedad había algo que se llamaba guía telefónica.  Era un librote en el que estaban registrados los números telefónicos con los nombres de sus titulares y las direcciones en las que estaban localizados.  Encontré dos de esos en mi casa, uno de 2019 y otro del fatídico año de 2020.

Yo creía que ya no existían porque con la Internet se fueron haciendo obsoletas; y me sorprendió hallar estas dos.

En la antigüedad eran muy útiles porque, por ejemplo, si yo quería llamar a un compañero de clases, pero no sabía su número de teléfono, pero si conocía sus apellidos, o el nombre de sus padres, o algo parecido, pues lo encontraba en la Guía.  Igual ocurría con negocios, o lo que se necesitara.

Para mí la Guía tenía otras utilidades.  Antes de los teléfonos inteligentes y de otros recursos de la modernidad, cuando yo necesitaba entretenerme y sólo había cuatro canales de televisión que funcionaban de 12:00 a 24:00 horas, o de 16:00 a 24:00 horas, tenía dos posibilidades: leía la guía telefónica, o leía un diccionario.  ¿Patético? Si…un poco…sobre todo porque antes de caer en aquello tenía la opción de leer enciclopedias, o la revista National Geographic, antes de que se volviera insoportable.


11
Ene 23

Humor de colegas

 

Me escribe una compañera de trabajo, porque estamos en una clase: Estoy creando un “Quién es quien” en el salón.  Y yo que la veo venir, porque conozco el sebo de mi ganado, me siento a esperar.

Quincy School, clase de 1907. Dedham Historical Society, dominio público, via Wikimedia Commons

Y escribe:

X1: el nerdo.

X2: el que se sale un rato.

X3: al que le suena el teléfono.

X4: al que le vale madre la clase.

X5: la “bully” silenciosa.

X6: la nerda discreta.

X7 y X8: los que no dicen nada.

X9: el que sólo él se entiende.

Estoy incluido en la lista, por supuesto; y después de hacer un comentario sesudo (según yo), le escribo: ¡Ya hice un comentario! ¡Puedo tener un “upgrade” y ser nerdo “wannabe”?

No, me contesta mi cuata, sos el que hace los trabajos con X1 y por eso le va bien.

…y luego de aquel baño de realidad le comento: Me topan porque a las reuniones no llevo frituras de bolsa para comer; sino buenos tentempiés, buenas bocas, carpaccio y cosas así.

Exacto, dice mi compañera; para luego añadir que X10 es el nerdo “wannabee” porque justo en ese momento X10 ha terminado de glosar al profesor.

Sos de utilidad social porque les ayudas a socializar a los nerdos, concluye mi colega.


03
Nov 22

¿Quién leía guías telefónicas?

 

Cuando yo era niño y adolescente, y hasta digamos 1998, minutos más, minutos menos, las guías telefónicas eran imprescindibles en todo hogar y en toda oficina.

La Internet acabó con su utilidad práctica y…¿todavía existen? Hallé las dos de la foto en mi casa ahora que estamos haciendo limpieza general y me dio algo de nostalgia.

A mi siempre me ha gustado leer;…y…a veces…por no se qué razón extraña, leía diccionarios, o la guía telefónica. Ja ja ja.  No es que no hubiera mejores cosas que leer en casa; pero me daba por aquello.  Otras cosas que leía en esa misma dirección eran las biografías breves que venían en el Algebra y en la Matemática de Baldor.  No hacia los ejercicios ni aunque me pagaran; pero me encantaba leer las biografías.

¿Alguien más ha leído diccionarios y guías telefónicas?


13
Jul 22

Cosas de santos

 

Acabo de leer un texto que algunos atribuyen a Karol Wojtila y otros a Jorge Bergoglio y dice que Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillas…Necesitamos santos que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod. El texto es apócrifo, pero me recordó la canción Quiero ser Santa, de Alaska

Imagen de previsualización de YouTube

 

Aquel texto y la canción también me recordaron algo que leí en el Twitter de Jacobo Fitz-Edwards: De pequeño quise ser santo. Pero resultó tan exigente y me dejó tan exhausto que abandoné al segundo día ante un plato de salmorejo.


01
Abr 22

El sentido del humor y la incultura “woke”

 

Si mal no recuerdo, cuando estudié literatura con el ilustre Salvador Aguado-Andreut, el profesor nos contaba que don Quijote era un loco cuerdo; y el motivo por el cual tenía esa característica es porque siendo loco y divertido podía decir verdades que, de otra forma, no hubiera podido expresar en sus tiempos.  Podía hacer críticas sociales y políticas que, de estar cuerdo su personaje, Cervantes no habría podido compartir sin poner en riesgo su libertad.  A Juan de Mariana, por ejemplo, su crítica a la facultad inflacionaria del Rey le costó la cárcel.

Haz clic en la imagen para saber más de don Quijote.

En algunas cortes, los bufones eran personajes -muchas veces grotescos- cuyo ingenio y otras habilidades humorísticas e histriónicas les permitían reírse de situaciones, y hasta de personas de las que nadie se atrevería a hacer mofa.  El bufón le era útil a la corte y al monarca para tomarle el pulso a la opinión pública sin poner en riesgo la vida, ni la libertad, ni la propiedad de nadie.  Ni la dignidad de nadie porque, lo que dijera el bufón eran disparates del bufón. Hubo bufones famosos como Triboulet y Calabacillas.

En nuestros tiempos tristes la incultura woke y el victimismo en el que medra están asfixiando al sentido del humor y a la valiosa contribución social que hacen el loco cuerdo y el bufón.  El meme se salva porque es anónimo; pero el miedo a que algún colectivo se ofenda está cundiendo tan rápido en muchas sociedades que ¿llegará el momento en que de miedo compartir un meme?

La persecución de los ofensores es tan rabiosa y despiadada que la exposición de la condición humana por medio de los dislates y el sentido del humor se ve menoscabada.  La multiplicación de los ofendidos es tal que la libertad de expresión se ve amenazada como por una plaga.

Por lo pronto, para la comedia y los comediantes, la incultura woke y sus amenazas de cancelación han de sentirse como cadenas con bola.  Y todos perdemos, no sólo por la intolerancia, sino por la asfixia del sentido del humor y por el ambiente atosigante y denso que no admite más perspectivas que las autorizadas por los policías de la corrección política.

Columna publicada en elPeriódico.


17
Feb 22

Adiós a P. J. O´Rourke

 

P. J. O´Rourke fue periodista y escritor satírico; responsable de la sección internacional de la revista Rolling Stone e investigador asociado del Cato Institute. Yo, por cierto, hice la primera versión del sitio web de El Cato, en español, en 1998.

En su libro Eat the Rich, cuenta un chiste que es uno de mis favoritos y lo voy a parafrasear ahora del modo en que suelo contarlo: Va un tipo por la carretera y ve una piara preciosa en una granja.  Detiene su vehículo y le comenta al granjero:

¡Qué buenos cerdos tiene!

Gracias, gracias nos esmeramos en criarlos, contesta el granjero.

Pero oiga, dice el conductor al señalar un cerdo en particular, eso sí es raro, yo nunca había visto un cerdo con una pata de palo.

¡Aaaaah!, comenta el granjero, es que ese cerdo es algo especial, mi hija le tiene mucho cariño, así que en vez de matarlo, nos lo comemos por partes.

Dice O´Rourke que así es como muchas sociedades tratan a los ricos.  Conocen su valor; pero les tienen envidia y en vez de eliminarlos, los usan poco a poco.

De ese autor hay frases geniales:

A los políticos les interesa la gente, lo cual no siempre es una virtud.

Un poco de gobierno y un poco de suerte son necesarios en la vida, pero sólo un estúpido confía en estas cosas.

Los que se proponen salvar la Tierra quieren que la Tierra parezca estar peor de lo que está para que su misión parezca más importante.

Irritarse por la superpoblación es la forma libre de culpa, incluso santurrona, que tienen los progres de ser racistas.

Cuando la compra y la venta están controladas por la legislación, lo primero que se compra son los legisladores.

P. J. O´Rourke falleció el 15 de febrero de 2022.


16
Dic 21

La farsa de los termómetros

 

Hoy, al entrar a un lugar, la temperatura de mi mamá fue de 33 grados.  ¡Treinta y tres grados es alarmante! Casi a donde quiera que vayas encuentras termómetros cuya función, supuestamente, es evitar que personas con fiebre ingresen a los lugares donde se hallan esos artilugios. ¡Pero todo es una farsa! ¿Alguien pone atención si esas vainas no funcionan?

Entre una y dos veces a  la semana, llego a lugares donde los termómetros marcan temperaturas tan bajas que…estoy muerto…o soy una rana.  En realidad esto es porque los termómetros no sirven más que para enviar señales de virtud.  Si tienes termómetro, ya sea que funcione, o no, eres virtuoso y cumples con las expectativas formales que se esperan de ti…sin importar si los aparatos funcionan, o no.

El señalamiento de virtud es forma de grandilocuencia moral, en la que un punto de vista o una acción se calcula para verse bien, haciendo que el hablante, o la acción parezca virtuosa para los demás, en lugar de ser elegido porque es estrictamente honesto, u honesta. La honestidad, por cierto, es la virtud de no falsear la realidad.

Me divierte que en algunos lugares, como uno que visité el domingo, cuando el termómetro marcó 34 grados (dos menos que lo normal en un ser humano) y tomé la foto, el encargado se rió.  El sabe que es una farsa, pero sigue la corriente porque…¿qué otra?

Me divierten, también los defensores de la medida.  En Twitter me preguntan: ¿Pusiste la frente, o la mano?  Me comentan: Es que no están bien calibrados, siempre; o que el haz de luz se degrada.  ¡Muchá…no importa!  El caso es que los termómetros están ahí porque los grupos de interés que exigen que estén ahí son muy vociferantes e irracionales.  ¿Quién se va a atrever a prescindir de los termómetros inservibles si se expone al linchamiento de los del Quédate en casa y al del batallón comprometido con el temor? El caso es que los termómetros están ahí porque tienen que estar ahí, sin importar si sirven, o no.

¿Sabes qué es peor? Cuando hay un chatío, o una chatía supuestamente midiendo la temperatura. No sólo porque ese tipo de plazas generan costos innecesarios en una economía muy vulnerable; sino porque que frustrante ha de ser un trabajo tan sin valor alguno y que tan evidentemente falsea la realidad.

Por cierto, ¿qué son más ridículos, los termómetros que no sirven, o los pediluvios secos y los inmundos?


30
Sep 21

Ardilla maya y ratón romano

 

En la ilustración de esta entrada, la imagen de arriba es maya y muestra una ardilla con una pocha de cacao; y la imagen de abajo es romana y muestra un ratón con una nuez de nogal. La de arriba es de barro y la de abajo es de bronce.

Me encantan porque son similares.  Muestran a los animalitos comiendo algo que les gusta; y me recuerdan Scrat y su bellota en Ice Age. Para los mayas, las pochas de cacao representan cráneos humanos; y la bebida de cacao, que no es nuestro chocolate, representaba sangre.  Aquella bebida era exclusiva para las élite y se tomaba amarga, sazonada con chile y espumosa. ¿Qué representaban las nueces de nogal para los romanos? Pues eran llamadas bellotas de Jupiter y el árbol de nogal era un árbol protector.

La primera foto es del Museo Popol Vuh, donde se halla la pieza en cuestión; y la segunda foto la tomé del Facebook de mi cuate, Michael Strong.


28
Sep 21

¿Qué es más peligroso?

 

¿Qué es más peligroso: correr con tijeras, o viajar sobre colchones en un pick-up?

Vimos esta escena el domingo en la autopista a Palín y me cayó en gracia.  Las personas sobre los colchones y estos sobre una torre de muebles en el pick-up.  Luego pensé que es algo que me hubiera gustado hacer de niño, y que mis papás jamás hubieran permitido.

Mi padre tenía un pick-up…el Tweetie porque era amarillo y mi papá le mandó a pintar un Tweetie en la parte de atrás.  Muchas veces viajamos a algún destino en la palangana y a los niños nos encantaba la experiencia.  Luego del terremoto de 1976 -antes de que vinieran las carpas que nos enviaron amigos de mi padre- dormimos unos días en la palangana de aquel vehículo que contaba con un camper de lona.


20
Jul 21

“La muerte de Stalin”, peli

 

La muerte de Stalin es el nombre de una sátira notable que vi la semana pasada y que les recomiendo.

La foto la tomé de Facebook.

La peli -que está en Neflix- se inspira en los momentos que sucedieron a la muerte de Joseph Stalin; y con un humor negro, de la mejor calidad, ilustra las luchas de poder dentro del Consejo de ministros de la Unión Soviética con el propósito de sustituir al dictador. Con un sentido del absurdo quizás sólo igualado por el de Gary Larson, autor de The Far Side, esta película será disfrutada no sólo por quienes conocen algo de la historia del Imperio del mal, sino por quienes valoran la buena sátira.

Quienes vieron Chernobyl -aunque no conozcan algo de historia soviética- fácilmente podrán imaginar los procesos de decisión que había en la URSS; sobre todo cuando estaban involucradas la honestidad (o la falta de honestidad), la independencia (o la falta de independencia), y la sed (o la necesidad) de ejercer el poder.

La Unión Soviética, un país del tercer mundo con un ejercito del primero, fue el reino del absurdo, reino que logró -¿por qué no?- convertir el disparate en miedo feral y en tragedia para millones y millones de personas.