07
Jun 10

¿Que el cambio climático, qué?

El ministro de Finanzas de la administración socialdemócrata, Juan Alberto Fuentes, salió con la finta de que Guatemala es un país vulnerable ante el cambio climático y con que muestra de ellos son los embates ambientales que la han afectado. La erupción del Pacaya y la tormenta Agatha entre otros, supongo. Y por eso, dice Fuentes que el estado debe adquirir seguros para proteger cosas como el Palacio Nacional y el Centro Cultural Miguel Angel Asturias, entre otras.


Aparte de que el asunto sería muy caro (asegurar la presa de Chixoy podría costar unos $1200 millones, según Mariano Rayo, presidente de la Comisión de Economía del Congreso), y aparte de pensar que este es un negocio como otro y que podría implicar quién sabe cuánto en comisiones para las partes involucradas, ¡¿qué disparate es ese de traer a cuenta el cambio climático?!

¡Como si durante siglos y siglos no hubieran habido erupciones, terremotos, tormentas, inundaciones y deslaves! Yo creo que los funcionarios como Fuentes se pasan de listos, y quieren darnos atol con el dedo. ¿Desde cuando es que las erupciones, terremotos, tormentas, inundaciones y deslaves necesariamente tienen relación directa con el cambio climático? Desde Pangea, y antes, el mundo está en constante cambio; ¿sería el cambio climático el causante de la desgracia en 1541? A lo mejor sí porque lo único constante en la Historia de la Tierra, es el cambio.

El 11 de septiembre de 1541 un alud de lodo y piedras que vino del Volcán de Agua sepultó la entonces capital de Guatemala y a sus habitantes, incluida doña Beatriz de la Cueva, La Sinventura, viuda del conquistador Pedro de Alvarado. Debido a aquel desastre (¿A causa del cambio climático?) fue que la capital fue movida de las inmediaciones de la actual Ciudad Vieja, al Valle de Panchoy en donde hoy se encuentra La Antigua. Y, por cierto, con Agatha, los actuales habitantes de Ciudad Vieja sufrieron mucho por el agua, el lodo y las piedras.

He aquí, fragmentos de un relato acerca de aquel desastre: Hacía dos días que Beatriz había asumido la gobernación de Guatemala, pero al igual que todos en Santiago, tuvo que pasarlos encerrada en su casa. Achubascada la atmósfera, fuertes ventarrones arremolinaban ahora las lluvias, y el agua y el lodo que llenaban las calles las hacían intransitables…a medida que avanzaba la noche arreciaba el viento, embistiendo el palacio con tal fuerza que aveces parecía sacudir sus bases; la lluvia azotaba paredes y ventanas como lanzada por una mano gigantesca y maligna, y tronaba casi incesantemente; pero cada vez que se producía una pausa en la furiosa tormenta, Beatriz podía oír aullar al mismo perro. Ahora sus aullidos eran más vehementes, más ansiosos, más inquietantes…”¿Esta…esta es una tempestad muy fuerte!”, pensó, procurando no perder la calma….encontró a su ama de llaves en el pasillo. Tenía los ojos dilatados por el terror; venía en busca de Beatriz para avisarle que algo funesto estaba sucediendo afuera; bajaban torrentes de agua de la montaña, arrasando las chozas que se encontraban a su paso….De pronto, un ruido que más bien parecía una explosión, las sacudió a todas; procedía de las habitaciones de Beatriz, y al ir a la puerta vieron que el viento había arrancado una ventana; el agua estaba entrando a chorros por el hueco que quedaba, llegando hasta el vestíbulo en que se encontraban….En cuestión de pocos minutos reinaba el caos en la planta baja; las aguas se llevaban muebles, espejos, puertas y ventanas rotas y su nivel iba creciendo con velocidad alarmante. Afuera se oían tremendos crujidos; el agua y el viento arrancaban de cuajo árboles enteros que luego chocaban contra los muros del palacio al ser arrastrados por la corriente…la casa se estremeció; una de sus paredes se vino abajo y un raudal turbulento de agua y lodo se precipitó dentro de la casa…y la turbia corriente arrebataba también a nueve mujeres cuyas bocas se llenaban de agua al abrirse y pedir auxilio

Maca Barret. El caballo rojo. Editorial José de Pineda Ibarra, Guatemala, 1962. Pp. 407-415

La foto es de los volcanes de Agua, Fuego y Acatenango desde la ciudad de Guatemala. Fuego es el que está echando humo.

23
Abr 10

Fotos de las Fiestas de Minerva

Con las Fiestas de Minerva o Minervalias, el presidente Manuel Estrada Cabrera celebraba a la juventud estudiosa; y desde su creación -en 1899 por sugerencia de Rafael Spínola- eran la máxima celebración de carácter nacional. Las Minervalias incluían deportes, arte, ciencia y tecnología. No parecían sólo fiestas de propaganda para exaltar la persona del señor presidente, sino que eran una expresión culta y civilizada del progreso y del régimen.

Carruaje japonés durante la Minervalia. Haz clic en la foto para ver más fotos.

 Mis abuelas y bisabuela me contaban historias de sus participaciones en estas celebraciones; y cuando veo las fotos, casi las oigo relatar cómo disfrutaban de la festividad.

En La época de Manuel Estrada Cabrera a través de testimonios orales inéditos, por Mauricio Pinto, se lee que las fiestas eran todo un acontecimiento que se iniciaba con actividades con el desayuno de los alumnos en las escuelas, que era gratuito, lucían el uniforme nuevo, se bailaba, marchaban y para finalizar, los participantes en el desfile recibían refrescos. El desayuno era de tamal, chocolate y panes franceses; y al concluir, a los niños les daban cinco pesos en almuerzo y el consabido refresco que seguramente era una gaseosa conocida como chibola.

Según Epaminondas Quintana, en la obra citada, Estrada creó las Fiestas de Minerva para agradecerles a los maestros y a los alumnos el trabajo que hacían, y pare elevar y aplaudir y hacer la educación como algo importante; y Carlos Samayoa cuenta que la intelectualidad de Guatemala sucumbió ante el atractivo de las fiestas a la diosa sabiduría y era frecuente la participación en ellas de renombrados escritores…y en general de los más granado de la sociedad de entonces…y en su tiempo vinieron a Guatemala ilustres escritores como José Santos Chocano, Porfirio Barba Jacob y Rubén Darío.

En Minerva y La Palma, el enigma de don Manuel, Catherine Rendón cuenta que el Templo de Minerva era un lugar popular para reuniones y paseos que, con cierta frecuencia, concluían en el cercano restaurante “Carissimi”; y relata, con respecto a las Minervalias, que la mayoría de los que las vivieron las recordaban con mucho cariño. Dice, Rendón, que los templos le servían a don Manuel para exportar su imagen de déspota ilustrado, especialmente en los Estados Unidos de América y Europa, puesto que quería inspirarles confianza para que invirtieran en Guatemala. En casa, dice Rendón, los templos sirvieron para asegurar el orden público y la lealtad a la persona del dictador.

En Conozca a Estrada Cabrera, por Héctor Gálvez, el Templo de Minerva es descrito como un bello y severo edificio, estaba construido como el Partenón de Atenas, sólidamente con elevadas columnas y elegante friso. En el interior y en la parte alta podían verse elegantes medallones que ostentaban los bustos de nuestros grandes hombres -en bajo relieve- que sobresalían en las bellas letras y sobre todo en su amor y dedicación por la enseñanza.

El Templo de Minerva de la ciudad de Guatemala, por cierto, fue dinamitado por el gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz. El editorial de El Impacto, del 30 de mayo de 1953 relata que aquella destrucción…no tiene explicación, no se justificará nunca. No hacía daño a nadie, remataba elegantemente [la Avenida Simeón Cañas] y fue lo que durante mucho tiempo nos enorgulleció como país de cultura, aunque en realidad nuestra cultura está muy atrasada….un quezalteco ilustre lo mandó construir con el más noble de los fines; otro quezalteco minúsculo lo dinamitó.

Las fotos son de la revista Electra, de noviembre de 1908, que me prestó el cuate Mario Zebadúa.


12
Abr 10

Detalles de La Antigua

El sábado, con la clase de Historia de Guatemala, de Regina Wagner, fui de paseo por La Antigua Guatemala. Allá exploramos algunos edificios históricos y aprendimos sobre sus contextos político, social y económico.
Fue un paseo muy educativo, agradable y divertido.

12
Abr 10

Cuatro días para Nueva Orleans

Cuatro días tardaba un viaje entre Puerto Barrios y Nueva Orleans. ¿Cuánto tardaría el viaje entre la ciudad de Guatemala y Puerto Barrios?

El anuncio es de la Revista Electra, de noviembre de 1908, gracias al cuate Mario Zebadúa.

09
Abr 10

Los caballeros de Guatemala

Así veían las damas españolas a los caballeros de Guatemala en tiempos de don Pedro de Alvarado, según un relato del Inca Garcilaso de la Vega:

Desta jornada volvió casado a la Nueva España; llevó muchas mujeres nobles, para casarlas con los conquistadores que habían ayudado a ganar aquel Imperio, que estaban prósperos, con grandes repartimientos. Llegado a Huahutimallan, Don Pedro de Alvarado fue bien recebido; luciéronle por el pueblo muchas fiestas y regocijos, y en su casa muchas danzas y bailes, que duraron muchos días y noches. En una de ellas acaeció, que, [e] stando todos los conquistadores sentados en una gran sala mirando un sarao que había, las damas miraban la fiesta desde una puerta que tomaba la sala a la larga. Estaban detrás de una antepuerta, por la honestidad y por estar encubiertas. Una dellas dijo a las otras: “Dicen que nos hemos de casar con estos conquistadores”. Dijo otra: “¿Con estos viejos podridos nos habíamos de casar?” Cásese quien quisiera, que yo, por cierto, no pienso casar con ninguno dellos. Dolos al Diablo; parece que escaparon del infierno, según están estropeados: unos cojos y otros mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros con media cara, y el mejor librado la tiene cruzada una y dos y más veces”. Dijo la primera: “No hemos de casar con ellos por su gentileza, sino por heredar los indios que tienen, que, según están viejos y cansados, se han de morir presto, y entonces podremos escoger el mozo que quisiéremos, en lugar del viejo, como suelen trocar una caldera vieja y rota por otra sana y nueva”. Un caballero de aquellos viejos, que estaba a un lado de la puerta (en quien las damas, por mirar a lejos, no habían puesto los ojos), oyó toda la plática, y, no pudiendo sufrirse a escuchar más, la atajó, vituperando a las señoras, con palabras afrentosas, son buenos deseos. Y volviéndose a los caballeros, les contó lo que había oído y les dijo: “Casaos con aquellas damas, que muy buenos propósitos tienen de pagaros la cortesía que les hiciéredes”.

El relato es de la segunda parte de los Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega; y di con ella gracias a esta conferencia por el cuate Glenn David Cox. Esta descripción de los caballeros de Guatemala complementa las descripciónes de los guatemaltecos por José Milla y por Mario Monteforte.

El de la foto es Pedro de Alvarado.


07
Abr 10

Las cuitas del Museo Nacional de Historia

Conocí la colección que se exhibe en el Museo Nacional de Historia cuando las piezas estaban amontonadas en un salón abajo de la Biblioteca Nacional. Yo la visitaba, a mediados de los años 70, cuando me capeaba del colegio e iba al Parque Central a buscar turistas para enseñarles los alrededores.
Nunca me gané más que un helado, o Q0.25; pero aprendí mucho por andar metido en el Palacio Nacional, la Catedral, la Biblioteca, el Archivo General de Centroamérica y aquel remedo de museo. Luego, quizás durante los años 80, la colección fue guardada para aparecer, después, en el edificio que ocupa ahora. Este es el del viejo Registro de la Propiedad Inmueble. Ahí fueron a parar casi todas las cosas que yo solía ver en el salón de la Biblioteca; y hasta la fecha, las viejas y precarias cédulas que identificaban los objetos en los años 70, son las mismas que identifican a los objetos en la ubicación actual del museo. La verdad sea dicha, los guatemaltecos no tenemos un buen museo de Historia. Nada que se parezca, ni remotamente, a museos como el Popol Vuh, el Ixchel, o el de la Catedral.
En una de sus calenturas, cuando era Presidente de la República, Alvaro Arzú dispuso convertir el Palacio Nacional en Palacio de la Cultura; y el guacamolón se transformó en un museo vacío y sin nada que exhibir. De cuando en cuando aparece por ahí alguna exhibición itinerante y el viejo Palacio sirve más para actos protocolarios y cócteles, que para exhibir algo de la cultura chapina.
Si el estado no podía con los museos de Arqueología, de Arte Moderno, de Historia Natural, ni con el citado Museo Nacional de Historia, ¿qué necesidad había de convertir el Palacio Nacional en pretencioso Palacio de la Cultura? Y, al final de cuentas, los museos estatales no son distintos a las escuelas estatales, los hospitales estatales, los bancos estatales, y otras cosas parecidas.
Talvez, ahora, que se discutió el traslado arbitrario del Museo Nacional de Historia de su ubicación actual al Palacio de la Cultura, sería buena ocasión para pensar afuera de la caja y explorar cómo podríamos tener buenos museos, de una forma que no fuera parasitaria, ni estuviera sujeta a las fiebres de la política.
La foto, por Luis Pedro Mirón, es de una de las coronas de laureles, de plata, que les fueron otorgadas a los autores del Himno Nacional de Guatemala. Las coronas se hallan en el Museo Nacional de Historia.

25
Mar 10

¿Una "desktop" en el Lienzo de Quauhquechollan?

¿Es este un hombre escribiendo en una desktop c. 1530? Lo cierto es que no. En el Lienzo de Quauhquechollan, cuando hay dos personas intercambiando cosas dentro de un círculo, eso quiere decir que en ese lugar hay un mercado o tianquiztli. Este mercado se halla cerca de Quilizinapa, una laguna que quedaba cerca de donde hoy está ubicada La Antigua Guatemala.


Los mercados no sólo eran importantes por razones comerciales, sino también porque allí se hacían públicas las noticias de la comunidad.

Gracias a mi amigo Warren, por la pista.

18
Mar 10

Cine de principios del siglo XX

Debe haber sido fascinante asistir a una función de cinematógrafo en la Guatemala de 1908. Las películas eran mudas, claro; y así como en otros países eran acompañadas por un pianista que tocaba en vivo, aquí, en Guatemala, la música era de marimba. Eso me contaban mis abuelitas.

El primer cinematógrafo de Guatemala fue el de Carlos Valenti. En octubre de 1896 el Diario de Centro América, de Guatemala, publicó un anuncio que decía: Cinematógrafo: Se nos dice que el señor don Carlos Valenti ha pedido al extranjero, y está en camino para esta República, un aparato de este precioso invento que tanto ha gustado entre nosotros.
El 6 de febrero de 1897 se anunció en el mismo diario y por parte de Carlos Valenti el estreno de la primera exhibición de cortometrajes (vistas), en el interior de la casa que albergaba la Peluquería Italiana, de su propiedad, ubicada en la 8ª Avenida y 10 calle de la zona 1. Dicha casa se situaba en la esquina opuesta al costado derecho de la Iglesia El Carmen. Este Carlos Valenti fue padre del pintor homónimo.
El aparato importado por Valenti fue un Vitascopio de marca Edison de 35 mm. comprado en Estados Unidos. El 6 de febrero fue presentada la primera función de varias tandas, cada una compuesta de los siguientes 8 cortometrajes: Baños de mar, Chiste de pescadores, Ejercicios militares, Paseo Este de New York, Maniobras de un incendio, Procesiones en honor a Mc Kinley, Cataratas del Niagara y Salvación de negros arrojados al mar. El precio por una serie de tandas era de $.1.00 y los niños pagaban la mitad.
Las presentaciones duraron muchos años y comenzaron en el interior de la Peluquería Valenti a la que se denominó Salón o Cinematógrafo Valenti, posteriormente fue trasladado a la 9ª Calle entre 8ª y 9ª Avenidas (lugar donde actualmente se encuentra el Centro Cultural de la Fundación Paiz), en donde ya se le denomino Cine Valenti. Todo el frente de la casa era utilizado como local del cine y la parte posterior era el hogar de la familia Valenti. Posteriormente fue ubicado en el Salón Excélsior en donde se tiene referencia que su hijo Emilio Valenti se encargo de la administración al regreso permanente de Carlos Valenti a Italia (1909-1910).
El domingo 29 de octubre de 1905 Carlos Valenti filmó las Fiestas de Minerva (1899-1919), creada por el presidente Manuel Estrada Cabrera con el objeto de patentizar su devoción por la Educación. Se celebraba el último domingo de octubre, fecha del cierre escolar. En él se realizaban discursos políticos, gimnasia rítmica escolar y maniobras militares. El desfile era filmado en película y posteriormente presentado al público en una jornada de entretención y de curiosidad. El italiano Carlos Valenti, empresario transeúnte del cinematógrafo, llegó en mayo a Guayaquil y presentó, en el Teatro Olmedo, Las fiestas de Minerva en Guatemala.
La foto es de la revista guatemalteca Electra; y la información es de Cinematografía en Guatemala 1896-1907.

12
Mar 10

Eureka, aguas gaseosas del siglo pasado

Eureka era una fábrica de bebidas gaseosas y jarabes. Eureka fabricaba, o ¿distribuía? sifón o agua carbonatada, Apollinaris, ginger-ale y 20 diferentes sabores. Pero lo que me llamó la atención, de este anuncio, es que también vendía chibolas. Según me contaba mi abuelita Juanita, las chibolas eran muy parecidas a las aguas gaseosas de sabores, que conocemos hoy. Excepto que, en vez de tapitas (de metal, o de plástico) lo que evitaba que se salieran el líquido y el gas eran unas bolitas o chibolas. Durante las festividades de Minerva, por ejemplo, ella contaba que se les daban chibolas a todos los niños.    Nunca he probado la Apollinaris; pero, sáquenme ustedes de dudas: Hace años, ¿se vendía, en Guatemala, una ginger-ale marca Eton? Recuerdo que, aveces, yo tomaba esa gaseosa; pero no estoy seguro de la marca.

El anuncio fue tomado de la revista Elektra, de mayo de 1908.

10
Mar 10

Anuncios de bancos chapines

¿Sabía usted que hubo un Banco de Guatemala que era privado, a finales del siglo XIX y principios del XX? Fue establecido en julio de 1895 y sus directores eran D.B. Hodgson, Louis Schlesinger y Adolfo Stahl; en tanto que el gerente era Carlos Gallusser. Eran agentes del banco, en distintas poblaciones del país Pedro Cofiño, en La Antigua; Ricardo Sapper, en Cobán; Máximo Stahl, en Coatepeque; Carlos Mirón, en Mazatenango; Joaquín Hecht, en Puerto Barrios; Samuel Ascoli, en Zacapa; y Arie Tuit, en Retalhuleu.

Su capital autorizado era de 10 millones de pesos; en tanto que su capital suscrito y totalmente pagado era de 2 millones 500 mil pesos; su fondo de reserva era de 1 millon 3999 mil pesos; y su fundo para eventualidades era de 500 mil pesos. El Banco estaba ubicado en la 8a. avenida Sur o Calle del Carmen.
Otro banco de la época era el Banco Americano de Guatemala, establecido en septiembre de 1895. Sus directores eran B.K. Pearse, Félix Shafer, y Enrique Rittscher. Su capital pagado era de 2 millones de pesos; su fondo de reserva era de 490 mil pesos; y su fondo para eventualidades era de casi 83 mil pesos.
Un tercer banco era el Banco Internacional, cuyo gerente era C.B. Pullin; y cuyo capital suscrito era de 2 millones de pesos. Su fondo de reserva era de poco más de 1 millon 500 mil; y su fondo de eventualidades era de poco más de 165 mil pesos.
Esta información está en los anuncios publicados en la revista Electra del 30 mayo de 1908 que mi cuate el odontólogo Mario Zebadúa, tuvo a bien compartir. La revista quincenal era publicada por la imprenta La República, cuyo administrador era Felipe Neri González. La suscripción anual costaba 50 pesos; y el número suelto costaba 3 pesos.