Durante la fiesta de Guadalupe se encuentran muchas sorpresas en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala. Este año, una de ellas fue esta banda de jóvenes que amenizaba el paseo.
costumbres
16
Dic 12
Banda durante la fiesta de Guadalupe
03
Dic 12
Las tortugas y la Navidad chapina
El sábado comenzaron a llegar los vendedores y a montar el pequeño mercado navideño en la plaza, frente a mi casa. Y al atravesarlo, lo primero que vi fue a este grupo de tortugas, elementos indispensables para una buena orquesta navideña chapina.
Yo tengo la mía, que me compraron La Mamita y mi abuelita Juanita cuando yo tenía unos ocho años.
Con mi pequeña tortuga acompañé docenas y docenas de festejos de fin de año, tanto en la casa de las citadas abuelas, como en la casa de mis padres. Y en la casa de mi abuela Frances, tenía otra tortuga. Y bueno, como yo era el nieto mayor no había quien me disputara el derecho a somatar la caparazón en cuestión. Porque, claro, yo no tocaba la tortuga; sino que la somataba.
Una orquesta navideña guatemalteca necesita de tortugas y de otros instrumentos como chinchines, guacales y jícaras hechas de frutos del morro. Mis chinchines, guacales y jícaras de niño aún los conservo, y están pintados de negro y tienen diseños en forma de animales, o de plantas. Y el que más me cae en gracia es uno que tengo con cara de animalito.
El color negro de aquellas piezas es como un laqueado singular. Los artesanos chapines lo hacen con hollín y la grasa de un insecto parecido a la cochinilla, al que le dan el nombre de nij. Pero también hay chinchines, guacales y jícaras pintados de colores; y de estos, mis favoritos son los que combinan el rojo y el amarillo.
Ahora bien, estos instrumentos encantadores y primitivos, en manos de niños de entre 3 y 12 años, le dan sonido a una orquesta atronadora que difícilmente puede llevar el ritmo, o si quiera tocar la misma pieza. Y sin embargo, es capaz de evocar recuerdos llenos de alegría y de extraordinarios momentos familiares. Al ritmo de tucutícutu, cada quién hace lo que puede y todos la pasamos contentos.
08
Jun 12
Jarabe de morro
El brujo de la Boca del Monte le dio la receta a mi bisabuela, Mami, y ella enviaba el jarabe de morro para curarnos la tos a los niños. De eso me acordé ayer, que amanecí tosiendo, y que no tenía ganas de escribir de bochincheros, de reformas constitucionales, ni de policías secuestradores.
Esta es temporada de hacer jarabe de morro porque es tiempo de flores de izote, uno de los ingredientes indispensables para aquella preparación. Los otros componentes son los morros, claro; cañafístula, guarumo, flores de buganvilia roja, rapadura y brandy.
Todos aquellos ingredientes –menos las flores de izote y la panela– están mencionados en Plantas de uso medicinal en Guatemala, por A. Cáceres; y a todas se les atribuyen propiedades para el tratamiento de afecciones respiratorias. Las flores de izote, por cierto, están descritas en la receta como candelas de flor de izote y son las floraciones antes de reventar. Desafortunadamente, la receta no tiene cantidades.
El brandy se explica porque sirve para conservar el jarabe; y por la siguiente anécdota de mi cuate, Amable: Este era el cura del pueblo, cuyo remedio contra la gripe eran una botella de brandy y un sombrero. El cura ponía el sombrero a los pies de la cama y se metía en ella. Y tomaba brandy hasta que veía dos sombreros. Entonces estaba sanado.
La última vez que hicimos jarabe de morro en la casa fue en 1974; y todavía estaba viva mi nana, Elena. Cuando ya se había enfriado el jarabe y tocaba añadir el brandy, fui a donde mis padres guardaban los licores y elegí. Descarté dos botellas que se veían elegantes y tomé una de cierto licor nacional del cual había oído decir a mi padre que era como coñac.
Cuando les conté a mis padres que había hecho jarabe de morro me preguntaron que qué licor le había echado; y, listo yo, les dije que había tomado un ron nacional para no usar los importados. Y resultó que esa era una botella que la Licorera le había obsequiado a mi padre, en aquellos tiempos en los que el Zacapa no se comercializaba como ahora y era algo muy raro y apreciado. Por supuesto que me cayó mi enjabonada; pero valió la pena porque todavía recuerdo el sabor delicioso de aquel jarabe y sus propiedades curativas contra la tos, solo igualadas por la infusión de orozuz, de mi amiga Lucía.
Esta columna fue publicada en El Periódico.
29
Abr 12
Otra fiesta en mi barrio
Los que visitan Carpe Diem con frecuencia saben que mi barrio, La Villa de Guadalupe, vive lleno de fiestas y costumbres populares como corresponde no sólo a un barrio antiguo de la ciudad de Guatemala; sino a uno que era una villa distinta a la ciudad. Con su plaza, su mercado, su iglesia y todo.
Ayer, por ejemplo, se celebró la fiesta de Pedro de Betancur; y lo que a mi me cae en gracia de esta procesión es que -en un callejón cercano a mi casa- el anda sale de espaldas.
14
Feb 12
¿Qué se come en qué días?
Ayer, en Twitter, había el siguiente trend: #NoMondayIsCompleteWithout y al verlo me acordé de que, según las tradiciones alimenticias chapinas, hay ciertos días para comer ciertas cosas.
Los lunes, por ejemplo, eran de caldo de mariscos (¿o de caldos en general?). Los jueves son de paches y los sábados de ceviches, chicharrones, y de tamales. Los viernes eran de pescado. ¿Hay comidas específicas para martes, jueves, y domingo?
07
Feb 12
Hilos mayas, el lenguaje de los símbolos
Hilos mayas de Guatemala, el lenguaje de los símbolos, es la obra recién publicada y coordinada por Joanna Willemsen de Matheu; y en cuyo consejo editorial también participó Thelma Chacón de Willemsen, entre otros. La investigación es por Nancy Tunche Granados.
Este libro magnífico le rinde un tributo a todas las tejedoras mayas y presenta cápsulas de sabiduría ancestral maya en cada una de sus fotografías y descripciones. En sus páginas conserva el trabajo y la creatividad de cientos de mujeres. Los símbolos que aparecen en las páginas del libro han sido elaborados con habilidad, técnica y sabiduría; y son adaptaciones de las indumentarias de uso diario.
La obra es gracias a ProTeje, el comité del Museo Ixchel del traje indígena que contribuye a mantener la producción de artesanía textil de alta calidad.
¡Felicitaciones! a todo el equipo que hizo posible esta obra valiosa, y especialmente a Thelma y a Joanna que son mis tías.
Con seguridad, el libro puede ser adquirido en el Museo Ixchel, 6 calle final, zona 10, en el campus de la Universidad Francisco Marroquín. También está disponible en línea, en Sophos.
01
Ene 12
Consejos para el Año Nuevo, por B. Franklin
Como el año pasado, y el pasado, y el pasado, y el pasado, me gusta repasar los consejos para el Año Nuevo, por Benjamin Franklin. Por supuesto que no estoy seguro de si yo podría practicarlas todas; porque si bien es cierto que ya hace añales que no bebo hasta la ebriedad, muchas veces como más de lo necesario. Y lo de la castidad, vamos, eso ¡ni siquiera debería estar incluido! Y en cuanto a la humildad, me inclino por la de carácter socrático-hayekiano, que por la cristiana-altruista.
Si tuviera que elegir tres que necesito practicar urgentemente, sigo con: resolución, frugalidad y serenidad.
Las 13 virtudes de Franklin, son:
Templanza: No comas hasta sentirte harto. No bebas hasta la ebriedad.
Silencio. No hables más que aquello que pudiera beneficiar a otros o a ti mismo. Evita las conversaciones triviales.
Orden: Ten un lugar para cada una de tus cosas. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.
Resolución: Comprométete a llevar a cabo lo que debes hacer. Haz sin falta lo que te comprometes a llevar a cabo.
Frugalidad: No gastes más que en lo que pueda hacer el bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.
Trabajo: No pierdas el tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.
Sinceridad: No lastimes a nadie con engaños. Piensa con inocencia y con justicia. Si hablas, hazlo de acuerdo con esto.
Justicia: No perjudiques a nadie, ni haciéndole daño ni omitiendo lo que es tu deber.
Moderación: Evita los extremos. No guardes resentimientos tanto tiempo como puedas creer que lo merecen.
Limpieza: No toleres la falta de limpieza, ni en el cuerpo ni en la ropa ni en la vivienda.
Serenidad: No te dejes alterar por nimiedades, ni por accidentes comunes o inevitables.
Castidad: Recurre al acto sexual rara vez, y esto por motivos de salud o descendencia, pero nunca hasta sentirte harto o débil, y sin que llegues a afectar tu propia paz o reputación o la de otra persona.
Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.
30
Dic 11
Encuentro con el alfajor, el dulce perdido
Mis amigos, Los Lizama, hicieron alfajor ahora para la Navidad y tuvieron la gentileza de regalarme un plato delicioso.
El alfajor es un dulce antiguo que casi nadie conoce y poquísimas personas hacen. En mi casa lo hacía mi tía abuela, La mamita; y mi madre lo ha hecho un par de veces. Aunque la sazón final del de Los Lizama es distinto al que se hacía en casa, lo básico es siempre igual: miel, jengibre y migas de pan tostadas.
Cuenta, el doctor Lizama, que su madre (doña Amalia) se lo hacía a él para su cumpleaños y para el día del médico.
Muy conocidos son los alfajores argentinos Havanna, claro; pero estos son muy diferentes a los de La Mamita. En Google, las principales referencias a alfajor me llevaron a los argentinos que son dos galletas, masas, o pastas unidas por algún tipo de dulce y aveces cubiertas por chocolate. Empero, existe un dulce llamado alajú o alfajor que se parece al alfajor chapín: esto es un dulce hecho con pasta de almendras, piñones o nueces, pan rallado y tostado, especias y miel. El citado alajú se come entre obleas, como el turrón; y a mí eso me parece una idea muy práctica porque el alfajor chapín lo comíamos con cucharitas.
27
Dic 11
Secuelas de Navidad: los subproductos del pavo
Medio en broma y medio en serio, digo que para mí el pavo de estas fiestas es sólo un vehículo para obtener los subproductos que deja. Más que la carne del ave, en sí, a mí me gusta el relleno. Y el que hacemos en casa, con pan, menudos, vino blanco, mantequilla, castañas, champiñones, apio, cebolla y salvia, es mi favorito. Me encanta comerlo durante la cena, en Nochebuena, y al día siguiente sólo, o en sandwich con gravy.
Al día siguiente, también, hacemos ensalada de pavo con lo que queda de la carne. En casa de mis padres esa era la costumbre y a mí me gustan mucho hacer sandwichs con ella. En la foto hay uno de esos sandwichs y otro con el lomo de cinta relleno que nos envió mi amiga, Elsa. ¡Con Guinness para elevar la experiencia! La ensalada, por supuesto, tiene el sabor intenso y complejo de la carne de pavo que ha sido horneada para ser -por sí misma- la estrella de una cena estupenda.
Cuando yo estudiaba en la University of Maryland solía almorzar en la Students´ coop porque era barato, divertido y sabroso. Mi almuerzo preferido era un sandwich con queso cheddar ahumado y ensalada de pavo. Así que para recordar aquellas experiencias gratas, ahora hago mis sandwichs de ensalada de pavo, de esa forma. La ensalada la preparo con la carne picada, cebolla, un toque de aceite de oliva, un toque de salsa inglesa y mayonesa.
Otro subproducto maravilloso de la cena de Nochebuena es el caldo de huevos hecho con los huesos del pavo. Ese todavía no lo he preparado, pero en un descuido y que tenga tiempo, y lo hago con mucha alegría.
25
Dic 11
Los fuegos artificiales de la Nochebuena
Bajo la mirada de Júpiter, en el cielo, los cuatro puntos cardinales de la ciudad de Guatemala se cubrieron de luces. ¡Chispas, qué cantidad de pólvora queman los chapines para la Nochebuena!
Los juegos pirotécnicos comenzaron a eso de las 11:45 p.m., tuvieron su climax a las 12:00 y continuaron hasta pasadas las 00:30 a.m. Hubo de todos los colores y de todos los tamaños. Los había en todos los rincones de la ciudad y algunos a sólo unos metros de mi balcón.
Por supuesto que no hay Nochebuena chapina sin pólvora; y me llamó la atención que el ruido de cohetillos disminuyó bastante, en tanto que el número de fuegos artificiales es impresionante.
Ahora, que son las 6:00 p.m. del día de Navidad, ya se ven multitud de luces en el cielo. Ahora son Venus y una Luna -como una uña casi imperceptible- los observan desde encima del volcán de Agua. Los chapines quemamos cualquier cantidad de pólvora en la Nochebuena y para el Año Nuevo a la media noche. También es costumbre quemar cohetes a las 12:00 del medio día el 25 de diciembre y el 1 de enero; así como quemar fuegos artificiales y cohetes a las 6:00 p.m. de esos días.