Dos veces he sentido vergüenza por Guatemala. ¿Y rabia?…esa la siento con alguna frecuencia; cada vez que veo lo que podría ser esta tierra hermosa, y no es. Cada vez que veo niños descalzos y niños con hambre. Cada vez que leo que alguien recibió un balazo, o doce. Los chapines buenos, sin embargo, siempre me sacan de la oscuridad y me animan a seguir creyendo que Guatemala tiene un futuro mejor. Hasta que pasan cosas como la de hoy.
Hoy es una de aquellas dos veces porque Facundo Cabral, el célebre cantautor argentino fue asesinado en la ciudad de Guatemala cuando se dirigía al Aeropuerto La Aurora. Como muchos guatemaltecos, todos los días, Cabral fue baleado y todavía no se sabe por qué exactamente.
Estoy en Fort Lauderdale asistiendo a la Objectivist Conference 2011, y antes de saber la noticia del asesinato de Cabral, estaba desayunando con un grupo de gente a la que le contaba lo increíblemente compleja y estupenda que es la Semana Mayor en Guatemala; y me estaba esmerando en describir los sonidos, los colores, los aromas y los sabores.
La segunda vez que sentí vergüenza por Guatemala fue cuando fue asesinado Juan Gerardi. En esa ocasión estaba estudiando en la Univesity of Maryland; y me costó mucho explicar qué clase de país era aquel en el que un obispo era asesinado.
¿Qué clase de país es uno en el que Facundo Cabral es asesinado? ¿Qué clase de país es uno en el que cerca de 19 personas son asesinadas diariamente y la gente cree que con sólo quejarse en Facebook ya hizo lo suyo?
Comparto algo de Cabral que le copio a mi cuata, Lilian: Cuando me marché de mi casa, niño aún, tenía siete años, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida y, el segundo, la libertad para vivirla.
En esta hora oscura los dejo con un texto de mi filósofa favorita, Ayn Rand: En nombre de lo mejor que hay en ti, no sacrifiques este mundo a los peores. En nombre de los valores que te mantienen con vida, no permitas que tu visión del hombre sea distorsionada por lo feo, lo cobarde, lo inconsciente en aquellos que nunca han conseguido el título de humanos. No olvides que el estado natural del hombre es una postura erguida, una mente intransigente y un paso vivaz capaz de recorrer caminos ilimitados. No permitas que se extinga tu fuego, chispa a chispa, cada una de ellas irremplazable, en los pantanos sin esperanza de lo aproximado, lo casi, lo no aún, lo nunca jamás. No permitas que perezca el héroe que llevas en tu alma, en solitaria frustración por la vida que merecías pero que nunca pudiste alcanzar. Revisa tu ruta y la naturaleza de tu batalla. El mundo que deseas puede ser ganado, existe, es real y posible; es tuyo.
La foto es por mi amiga, @mydda durante el concierto al que asistimos en abril de 2009.
Hoy, a las 9:00 a.m. (Central Time) y en Libertópolis, puedes escuchar la transmisión especial sobre el asesinato de Facundo Cabral.