¡Decidido!, el 6 de septiembre pondré un improperio, una injuria grave de palabra, una mofa, una befa, y/o un escarnio en la papeleta para elegir diputados al Parlamento Centroamericano.
En la papeleta para elegir alcalde de la ciudad de Guatemala votaré por Arzú porque este es uno de esos casos en los que más vale lo viejo conocido que lo viejo por conocer. Y porque el dios del palacio de la loba podrá ser un insufrible y lo que sea; pero tiene la ciudad limpia.
En las papeletas para diputados elegiré de entre aquellos que no pertenezcan a los partidos que encabezan las encuestas para la elección presidencial. Es importante mantener la separación de poderes! Que no te den atol con el dedo los que dicen que eso hace más difícil gobernar. ¡De eso se trata, de no concentrar el poder! y de hacer que funcione el sistema de pesos y contrapesos. La vez pasada fue una buena decisión votar por Nineth y Luis Pedro, y seguramente haga lo mismo ahora.
La papeleta difícil es la presidencial. Esto es porque el Presidente de la República, aunque mandatario, controla la policía y el ejército; controla los reglamentos laborales, ambientalistas, educativos, y otros que, así queditos, son instrumentos efectivos para acabar con la libertad y la propiedad, cuando no con la vida. No quiero dejar las cosas al azar. Votaré por cualquier cosa que esté cerca de evitar que Baldizón (el inescrupuloso) y Torres (que ya gobernó con Colom) tengan el control del Organismo Ejecutivo, de sus reglamentos y de las armas.
Mi voto es una reacción racional frente a un dilema moral y a lo inevitable: Es un hecho que alguien ocupará la presidencia, y mi obligación es defenderme de los más, más peligrosos. Mi voto es un mandato, porque para eso soy mandante, ciudadano y tributario; y ciertamente no es “un cheque en blanco”. Si la Encuesta libre acierta, el próximo Presidente recibirá un mandato muy limitado y precario, algo que los mandantes tendremos que recordarle –alto y claro– cada vez que sea necesario.
Ahora no votaré nulo y no lo haré con entusiasmo; pero lo haré porque el precio de la libertad es su eterna vigilancia.
Columna publicada en elPeriódico.