La broma chapina, con que las elecciones generales vayan a ser el 11 de septiembre, era que ese día caerían las torres; en recuerdo del atentado terrorista en Nueva York y en alusión a que Sandra Evita Torres es la candidata oficial y a que su hermana, Gloria, era la secretaria de organización y pieza clave del partido oficialista. Y qué sorpresa; una de las Torres renunció y la otra se tambalea en consecuencia.
Puede ser que la renuncia haya sido por razones personales y de salud, como dijo Gloria; pero también puede ser porque no aceptó ser la segundona en las candidaturas por las curules que le corresponden al distrito electoral de Petén. Primer lugar en la lista que hubiera tenido que sacrificar a favor de Manuel Barquín, como consecuencia del incómodo matrimonio entre el partido oficial y la Gran Alianza Nacional. Puede ser, también que, como dicen las malas lenguas, Gloria ya no aguantó los abusos, los insultos, los gritos y los malos modos de su hermana. Yo digo que las tensiones en la Unidad Nacional de la Esperanza deben ser asfixiantes en la medida en que se acerca septiembre y la candidatura de Sandra no tenga un genuino arraigo popular.
Eso es bueno porque apunta a que los chapines no tendremos que soplarnos otros cuatro años de corrupción e ineptitud socialdemócrata. Pero…por el lado oscuro…aquella desesperación obligaría a los oficialistas a forzar una victoria electoral a cualquier costo, no sólo en términos del dinero de los tributarios que gastan en su capaña; sino, peor aún, en términos de legalidad y legitimidad.
En fin…si bien es cierto que, como dice mi amiga María Dolores, estos no dan un paso sin guarache, parece evidente que el partido oficial y la candidatura de la esposa (o ex esposa) del Presidente Alvaro Santa Clos Colom está pasando por un mal, mal momento.
