13
Ago 10

Los ríos envenenados y la tragedia de los comunes

Los pobladores de la aldea Temeja, en Izabal, denunciaron que el río de aquel nombre fue envenenado -por tercera vez- por pescadores que utilizan tóxicos para atrapar peces y camarones. los afectados dijeron que si capturan a los responsables del envenenamiento les van a hacer justicia con sus propias manos porque son originarios de otras poblaciones y suponen que por ello no les importa el daño que ocasionan.

He aquí, ¡por si hacía falta!, una razón más para acabar con la pobreza: Esta es una de las mayores causas de daños sostenidos contra el ambiente. Así como los barrancos y los cerros que están en la ciudad de Guatemala son pelados por gente que anda en busca de leña para cocinar; y así como las cuencas de los lagos son contaminadas por gente que no tiene mejores lugares para disponer de popodrilos, pipirañas y cacaimanes, así es como pescadores que andan en busca de ingresos fáciles y rápidos, no dudan en envenenar ríos para conseguir sus objetivos.
Los ríos no son envenenados por pescadores industriales, ni por cultivadores profesionales de camarones, sino por gente acostumbrada a vivir el día a día. Y como los ríos son de todos, entonces no son de nadie; de modo que sufren lo que se conoce como la tragedia de los comunes. Esta tragedia ocurre cuando varios individuos, motivados por sus intereses de corto plazo, destruyen un recurso compartido -que es común o de todos- aún cuando claramente es el caso de que no resulta en su interés de largo plazo que ocurra aquella destrucción.

17
Jun 10

¿Por qué me dan rabia los fabricantes de miseria?

El hijo de un mi compadre, en Sololá, necesita urgentemente algo que se llama acido valproico en ampollas, porque eso le recetaron los médicos de allá. Pero el tal medicamento no lo encuentra su familia allá, ni siquiera en un hospital privado y menos en el hospital estatal…y tampoco lo venden aquí en las farmacias a las que he llamado aquí en Guatemala. Me dicen, en las farmacias, que en ampollas sólo se lo venden a hospitales y que al público sólo lo venden en pastillas. Pero el paciente está inconsciente y no puede tragar. Y la familia está muy angustiada.

¿Por qué chingados es que esos médicos le recetan cosas que no hay, o no se pueden comprar, a gente muy sencilla que tiene dificultades para conseguirlas? ¿Por qué no hay?

Afortunadamente, un amigo médico que tiene un corazonote consiguió el medicamento y mañana estará en manos del paciente que lo necesita. ¿Qué pasa cuando la gente no cuenta con la ayuda generosa que recibió este paciente? ¡Que desesperación debe sentir una familia frente a una situación como aquella! Por cosas como esta es que me dan tanta rabia los fabricantes de miseria. Por cosas como esta es que me dan tanta rabia los que defienden al establishment y lo perpetúan.


14
Jun 10

Estudiantes llevaron ayuda a El Rancho

Mama tengo hambre, ¿no tenés un huevo por ahí?, preguntó el niño; y su madre le respondió: ¿Y de dónde, m´hijo? Esta conversación la escuché mientras caminaba, con un grupo de estudiantes de la Universidad Francisco Marroquín, por una de las calles más afectadas por la tormenta tropical Agatha, en El Rancho, departamento de El Progreso. Junto a El Rancho corre el río Motagua.

Hoy salimos a las 7:00 a.m. con un camión que los estudiantes casi llenaron con cajas y cajas de alimentos, agua y ropa que recibieron de donaciones a lo largo de dos semanas. Al llegar a El Rancho nos instalamos en la casa de la familia Pérez De León que generosamente la ofreció para distribuir la ayuda. En lo que llegaba el camión fuimos a conocer la población y a ver de cerca los daños.

Ahí fue que nos topamos con este drama humano que expresan el niño y la madre a quienes les escuché la conversación citada arriba. Mucha gente no tiene que comer, muchos perdieron sus casas y sus cosas. Ahí están, sumergidos en el lodo que se está solidificando, viviendas, camas, armarios, ropa, muebles, juguetes, aparatos eléctricos y sueños.

Ahí se ve el lodo resquebrajándose cuando se seca, y ahí se ve la ominosa línea marrón que, en las paredes, marca el nivel que alcanzó el agua durante la inundación. Por todas partes se ven ramas, troncos y escombros arrastrados por la descomunal crecida.

Ahí está la gente, algunos limpiando lo que pueden, reparando lo que es posible reparar y secando la ropa que pudo ser rescatada.

Cuando llegó el camión -proporcionado por el Alcalde de San Agustín Acasaguastlán y coordinado por el Secretario Municipal- los estudiantes bajaron las cajas y se dispusieron a ordenar su contenido en mesas provistas por nuestros anfitriones, la familia Pérez De León. Una fila de gente empezó a formarse a medida que se corría la voz en el vecindario por medio de teléfonos móviles. Una vez los chicos tuvieron listas las provisiones y la ropa, la cola empezó a fluir mientras íbamos llenando las bolsas plásticas.

Y cuando uno mira toda esa necesidad, da mucha rabia saber que si bien los desastres naturales son ineludibles, las tragedias como la que vive la gente -que no tiene ni un huevo- sí son evitables porque son consecuencia de la miseria.

Y en medio de todo, uno nota cómo hay gente industriosa que está pasando penas, pero que está limpiando y reparando, en tanto que hay otro tipo de gente que sólo se ha sentado a esperar que le llegue la ayuda.

Los daños materiales por Agatha son inmensos; pero más vastos y profundos son los daños que han sufrido los sueños, la dignidad y las vidas de la gente. Uno piensa que si bien ayuda como esta es muy valiosa e importante en el corto y mediano plazo; más importante aún es acabar con la cultura de esperar a que nos vengan a resolver los problemas y establecer un marco institucional que permita la proliferación rápida de más y mejores oportunidades de trabajo productivo. Sólo así se combate la miseria que es la verdadera causa de la tragedia.

¡Muchas gracias a los chicos y chicas que me permitieron acompañarlos en esta experiencia!

03
Feb 10

Mi cantina progresa

De mi cuate Manuel, recibí la siguiente historia que vale la pena compartir y comentar:


“Ayer almorcé en Chichicastenango, en la imponente nación Quiché, con una familia de ladinos que ha vivido allí por muchas generaciones. Ellos alojan en su casa a médicos y odontologos que hacen sus practicas o ejercen por aquella región. En algun momento de la platica surgió el tema del programa de gobierno: Mi Familia Progresa.

Si vieras Manuel, a la par de donde les están dando los 300 Quetzales montan cantinas y los inditos se matan el pisto allí, eso no lo saben los de la capital. Alli es donde se van tus impuestos.

En el almuerzo estaba una Doctora que autoriza que las familias necesitadas reciban la ayuda gubernamental. Si vieras, cuando vienen acá los doctores vienen con ideas socialistas. Pero al mes ya no piensan igual me decía la misma señora relatandome como estos doctores son amenazados por esas familias si no les autorizan recibir los Q300. A veces los pagos se atrasan 2 meses y les toca Q600 de un solo, todo se lo chupan en una sentada.

Me parece espeluznante los terribles efectos que pueden tener las políticas gubernamentales de regalar el dinero ajeno. Dinero que por cierto fue arrebatado coercitivamente de actividades productivas.

Mas allá del debate de los impuestos voy a darle el beneficio de la duda a quienes dirigen este programa en el gobierno de Álvaro Colóm, y como se que no nos devolverán ese pisto, los invito a que re consideren el programa ya que a quienes están dañando mas no es a los contribuyentes. Los mas fregados son estas familias que ahora adicional a la pobreza y la desnutrición de sus hijos tendrán que lidiar con el alcoholismo de sus padres de familia.

Uno se esfuerza por educar a sus hijos, pero estan creando un montón de gente que ahora solo pone la mano para recibir y si no recibe te insultan y atacan, terminó la señora”.


Leída la historia que escribió Manuel, yo no juzgo en qué se gasta la gente el dinero que recibe, ni creo que todos se gasten la plata en chupe; pero no deja de ser muy interesante e ilustrativo el ejemplo que nos comparte mi cuate. Primero, porque contrasta con el hecho de que hace varios meses -y ahora no recuerdo dónde- leí que la mayor parte del dinero que recibe la gente por concepto de remesas lo gasta en educación. Eso me sorprendió porque yo creía que se lo gastaban en hacer casas de tres pisos llenas de azulejos y balaustradas. El hecho es que, de todas formas, es bueno que la gente invierta ese dinero, que mandan sus seres queridos con el sudor de su frente, en educación, o en vivienda.

Esto contrasta con el uso que se le da al dinero ajeno regalado: ese se gasta en guaro; pero no en guaro por placer como si compraran una botella de Zacapa para compartir con los cuates luego de un día de éxitos; sino guaro para embrutecerse. Y claro que la gente tiene derecho a gastar el dinero que le dan en lo que le de la gana; pero el contraste no deja de ser interesante. Interesante, además, porque el dinero se los está dando la administración (o el gobierno, si usted todavía quiere llamarlo así).

La segunda razón por la que es valioso explorar la historia que nos cuenta Manuel es porque la gente se pone violenta si no les dan sus Q300. La gente ya empieza a creer que tiene derecho a sus Q300 y que si no se los dan, tiene derecho a exigirlos por la fuerza. Es evidente que los Q300 no causan el alcoholismo, y que este fenómeno seguirá ocurriendo con, o sin los Q300; pero, por si hacía falta, se confirma que la miseria y los problemas que vienen con ella no se resuelven repartiendo pescados, sino enseñando a pescar.

El problema de la miseria no se compone redistribuyendo la riqueza, sino creando más, más, y más riqueza. Los pobres no van a dejar de ser pobres si se les regalan Q300, o Q900 al mes; sino cuando puedan tener empleos dignos, o cuando puedan poner empresas productivas. Y eso sólo se consigue cuando hay ahorros y capital acumulados.

Al final de cuentas, el programa político conocido como Mi familia progresa, manejado en el secreto más oscuro por Los Colom, seguramente está haciendo más daño que el que creíamos. Y la pregunta es: ¿Les importa eso a Alvaro y a Sandra?

La foto también es por mi cuate Manuel.

24
Ene 10

China, Sudáfrica, Buda y los políticos en el deporte

El obispo Paul Verryn, de Johanesburgo, asegura que las las autoridades políticas están limpiando de pobres las calles de aquella ciudad sudafricana en la que se celebrará el Mundial de Fútbol dentro de unos meses. Algo de lo mismo hicieron los chinos, en Pekin, cuando se celebraron allá las olimpiada. El régimen de Pekin llegó al colmo de esconder a la niña que cantó en la inauguración de aquel acontecimiento, porque era fea; y la sustituyo por una bonita.


…¿Por qué es que la gente confía en los políticos y sus burócratas?

Esta práctica -la de esconder la realidad- es propia de aquellos que ejercen el poder; y es tan antigua que, cuando Siddharta Gautama sintió curiosidad por conocer cómo eran las cosas del mundo, y le pidió permiso para salir a su padre, el Rey, ese accedió. Empero, el monarca preparó la salida de su hijo de modo que mandó a despejar las calles de toda persona, o cosa que pudiera lastimar al príncipe. Claro que los cuidados del Rey fracasaron y al final el futuro Buda no pudo sino percibir la pobreza, la enfermedad, la muerte y la vejez que afligían a la gente.

23
Ene 10

¿Buscando consuelo en Haitì?

Muy tristemente, Haití siempre ha sido una forma de consuelo para los chapines. Que si estamos mal en seguridad; pues ahí está Haití, donde las cosas son peores. Que si estamos mal en educación; pues ahí esta Haití, donde las cosas sí que están mal.


Pues hoy que leo la conmovedora historia de Edgar Porón, Manuel Xocop y Santiago Xulú, veo algo que debe ponernos a pensar. Los tres chapines que vivieron el espantoso terremoto de Haití se hallaban allá desde hace varios meses trabajando en una maquila. ¡Hemos llegado al punto en el que los guatemaltecos salen de aquí y van a buscar trabajo y mejores horizontes a Haití!


La gente generalmente emigra hacia lo que considera que son tierras de oportunidades; se va hacia donde puede encontrar una vida mejor. Por eso es que miles y miles de mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, y otros arriesgan sus vidas para ir a los Estados Unidos de América. Por eso es que los cubanos escapan -hasta en tubos de llantas- para ir a La Florida. Por eso es que los peruanos se iban a Argentina; los nicas se iban a Costa Rica. Por eso es que los de Viet Nam del Norte escapaban hacia Viet Nam del Sur y los chinos continentales salían rumbo a Taiwán, Hong Hong, y otros lugares. Por eso es que no se ven españoles desesperados por ir a Africa; ni alemanes haciendo lo imposible por ir a Turquía, ya así podemos seguir la lista.

¡Y ahora, hay chapines que buscaron consuelo y mejores empleos en Haití!

Por cierto que usted, como yo, quizás sienta recelo de enviar su ayuda a los haitianos por medio de la Coordinadora Nacional de Desastres, la Organización de las Naciones Unidas, o por cualquier otro medio que involucre a políticos y burócratas directamente. He aquí una buena opción: The Human Rights Foundation y el actor Kelsey Gammer, han establecido un fondo generoso.

21
Ene 10

La peor forma de ayudar a los haitianos

Ya apareció mi amigo, David, en Puerto Principe. Su casa se desplomó y está viviendo en su oficina; si hubiera estado en su residencia, durante el terremoto, ahora no estuviera contando la historia. El sismo lo agarró en una calle comercial y vio como colapsaban muchos edificios.


Mientras tanto, los haitianos están sufriendo lo indecible y necesitan -inmediatamente- toda la ayuda que pueda enviárseles. En el mediano plazo, también necesitarán mucha ayuda para levantar cabeza. Empero, si esa ayuda sigue, sigue y sigue, sin que los haitianos tomen el control de sus vidas, de su sociedad y de su destino; sin que los haitianos hagan de la suya una sociedad más rica y por lo tanto más segura, allá están condenados.

Si el futuro de los haitianos va a depender de la ayuda, están perdidos.

Vea usted esta gráfica. En el eje X se muestra el ingreso por persona, ajustado a la inflación; en tanto que el eje Y muestra la ayuda exterior recibida por persona en dólares actuales. Hay tres países ahí: Haití (en amarillo), Tanzania (en azul) y Hong Kong (en rojo); este último para hacer el contraste. Haga usted clic en Play, y verá como ha evolucionado la relación entre los ejes X e Y entre 1960 y 2007. Mientras más vertical y hacia la izquierda es la evolución de las gráficas, más se hace evidente que no hay correlación positiva alguna entre el crecimiento de la ayuda exterior recibida y el ingreso de las personas, ni en Haití, ni en Tanzania.

Ahora vea lo que ha ocurrido con Hong Kong y su gráfica roja. El ingreso de las personas ha crecido, crecido y crecido; en tanto que el monto de la ayuda exterior recibida se ha mantenido estable.

La ayuda exterior es vital durante una emergencia; pero es irrelevante y hasta puede ser nefasta para mejorar el nivel de vida de las personas. Los Haitianos sólo tendrán una sociedad rica y segura cuando establezcan:

1. Derechos de propiedad para todos.
2. Libertades civiles y derechos individuales iguales para todos.
3.Un gobierno que proteja los derechos de todos.
4. Impuestos bajos, transparentes y predecibles.
5. Un sistema monetario no inflacionario.
6. Libertad de intercambio.
7. Políticas que no sean envidiosas contra aquellos que son empresarialmente exitosos.

Por cierto que usted, como yo, quizás sienta recelo de enviar su ayuda a los haitianos por medio de la Coordinadora Nacional de Desastres, la Organización de las Naciones Unidas, o por cualquier otro medio que involucre a políticos y burócratas directamente. He aquí una buena opción: The Human Rights Foundation y el actor Kelsey Gammer, han establecido un fondo generoso.


20
Ene 10

Pregunta impertinente

¿Por qué es que cuando personajes como Oscar Berger -y otros políticos promotores de la salud pública estatal- están enfermos, no se operan en el Hospital Roosevelt, en el Hospital San Juan de Dios, o en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social? ¿Por qué es que lo que le recetan a la gente pobre, no es bueno para ellos? ¿Por qué es que se van a Miami, Houston, o alguno de esos lugares?


18
Ene 10

Meditaciones de terremoto

Cuando sea el próximo terremoto en Guatemala -porque Guatemala es tierra de terremotos– ¿qué será de la gente que vive en todas esas casas precarias que abundan en todo el país? ¿Cuál será el precio en muertos, que nos cobrarán la pobreza y la irresponsabilidad? ¿Aprenderemos algo de la lección de Haití?


17
Ene 10

La tragedia en Haití

Mi amigo David está en Puerto Príncipe y no ha respondido a mis correos electrónicos; y mucha de la familia de mi amigo Louis está allá. Cuando le pregunté a este si tenía noticias de Haití, me dijo que no había muchas comunicaciones y que el epicentro había sido cerca de su antiguo barrio.
Cuando veo las fotos y vídeos de lo que ha ocurrido en Haití se me pone la carne de gallina y no puedo sino pensar en lo espantoso que debe ser para la gente que está allá. Veo la devastación y los muertos en la calle y la cabeza me da vueltas.
Recuerdo muy bien el terremoto de 1976 en Guatemala; sismo que dejó alrededor de 23,000 muertos; pero nunca vi un cadáver en la calle. Eso sí, caminé por el barrio El Gallito el mero 4 de febrero, cerca de las 7:00 a.m., y pude ver la destrucción, el desconcierto, la tristeza y el miedo. También recuerdo las fotos que vi de San Martín Jilotepeque, Zaragoza y otras poblaciones guatemaltecas que fueron arrasadas, y recuerdo las historias de entierros en fosas comunes.
Tragedias como estas inmediatamente hacen brillar lo humano en nosotros. La ayuda y la generosidad se volcaron hacia los guatemaltecos en 1976 y se están dirigiendo a los haitianos ahora, en 2010. Empero, hay una realidad que no está de más meditar, aún en medio de lo urgente que es el corto plazo. Sin duda urgen agua, medicinas, ropa, alimentos y otras cosas para aliviar el sufrimiento de los haitianos; pero…¿y mañana?
Es un hecho que los países ricos sufren menos con los desastres naturales. Incluso en las regiones pobres de los países ricos, la gente sufre más por los desastres naturales, que en las regiones ricas de aquellos mismos países. Evidencia de lo primero es que el terremoto de Haití, que fue de 7.0 grados Richter, dejó allá cerca de 100,000 muertos; en tanto el terremoto de Loma Prieta, California en 1989, también de 7 grados en la misma escala, dejó allá menos de 70 fallecimientos. Evidencia de los segundo es que el huracán Katrina hizo estragos en Louisiana, que no es precisamente uno de los estados más ricos de la Unión Americana. Mi amigo Roberto, que vive del lado de Texas, en la frontera con México, cuenta cómo es que, cuando hay huracanes muere menos gente del lado tejano, que del mexicano. Parece evidente que las sociedades ricas son sociedades menos vulnerables.
¿Qué se necesita, entonces, para que en países como Guatemala y Haití muera menos gente a causa de terremotos, huracanes, y otros fenómenos naturales? Ya lo dice mi amigo Richard Ebeling: Un sistema de libertad que permita la prosperidad.
1. Derechos de propiedad para todos.
2. Libertades civiles y derechos individuales iguales para todos.
3.Un gobierno que proteja los derechos de todos.
4. Impuestos bajos, transparentes y predecibles.
5. Un sistema monetario no inflacionario.
6. Libertad de intercambio.
7. Políticas que no sean envidiosas contra aquellos que son empresarialmente exitosos.
Si las sociedades ricas son sociedades más seguras, ¿qué nos detiene? Cuando nos golpea la desgracia, agradecemos la generosidad, la valentía, el consuelo, y la bondad de nuestros amigos y vecinos; pero la de asegurarnos de que no volvamos a ser tan vulnerables, esa es responsabilidad nuestra y ahora.
…y ahora, mis pensamientos están con los haitianos.