22
Abr 09

Pegáme, pero no me dejés

Pegáme, pero no me dejés, le dijo doña Rome a uno de sus maridos cuando este la iba a dejar.  De esa frase me acordé cuando vi la portada de El Periódico de ayer, en la que se ve a Alvaro San Nicolás Colom y a Sandra Evita Torres, almorzando con los embajadores Stephen McFarland de los Estados Unidos de América y Omar Morales, de Cuba.

Después de que Fidel Castro ninguneó bien feo a Los Colom; y de que San Nicolás fue a humillar a Guatemala en La Habana, ¡sólo aquella actitud pusilánime justifica que el Presidente chapín y su esposa anden de amores con el representante de la dictadura.  Llevados por mal, Los Colom almorzaron con los diplomáticos para la inauguración de uno de los comedores con los que, con dinero de los tributarios, Sandra juega a Evita.

Aunque no me recibás, aunque me mintás, aunque me mandés a pasear con funcionarios de tercera, aunque no me recibás la condecoración que te llevé, aunque me tratés feo y aunque me pidás que me humille, ¡papa!, mirá que hasta como en la misma mesa que tu enviado.  Así parece decirle San Nicolás a Fidel Castro.

16
Feb 09

Ilegal entrega de Orden del Quetzal

Como el grado de Gran Collar, en la Orden del Quetzal, está establecido para Jefes de Estado (y ni siquiera para Jefes de Gobierno), si Alvaro Colom, acompañado por su esposa, Sandra, logra colgarle esa condecoración a Fidel Castro, estará cometiendo una ilegalidad.

Para enterarse puede usted consultar el Decreto 84-73 del Congreso de la República; así como los Decretos Legislativos 2157, Gubernativo 2549 y 855 del Congreso de la República.

Hace un año, Fidel Castro renunció a la presidencia de Cuba, cargo que dejó en manos de su hermano Raúl; y en consecuencia, el viejo dictador dejó de ser el Jefe de Estado en aquella isla.

En la foto, que es de la agencia noticiosa cubana Prensa Latina y de noviembre pasado, el Presidente guatematlteco condecora la bandera de Cuba con la máxima orden guatemalteca, sólo que en grado de Comendador. Observan el canciller guatemalteco, Haroldo Rodas, y el embajador cubano, Omar Morales.

.Por cierto que, si usted usa Facebook, ahí hay un grupo que se llama No a la Orden del Quetzal para Fidel Castro. Me he unido a ese grupo porque, independientemente de si es legal, o no darle la condecoración, mi criterio es que el dictador cubano tiene responsabilidad en el enfrentamiento armado de 36 años en Guatemala, y que sus manos están manchadas con la sangre de los chapines que murieron en aquel conflicto.


26
Jun 08

Se me rajó el embajador cubano

Hoy, en el programa radial A primera hora, iba a tener una discusión con el embajador de Cuba, Omar Morales Bazo; pero el diplomático se me rajó.

El Representante estaba en aprietos porque los conductores del programa -Beatriz Colmenares, Felipe Valenzuela y Juan Luis Font- le habían hecho preguntas como si un programa como A primera hora sería posible en Cuba. Morales había tenido dificultades para explicar que allá, la libertad de expresión no se entiende como aquí. Se había hecho toda clase de quesos para explicar por qué es que la música de Gloria Estefan estaba prohibida en la Isla, de acuerdo con una denuncia de Silvio Rodríguez. De hecho el embajador se quejó de que recibía demasiadas preguntas durante la entrevista.

“Yo soy el embajador de Cuba y no vengo a debatir”, dijo el enviado de los Castro; y se rehusó a platicar conmigo.

Quizás hizo bien, porque no hubiera salido bien parado. Generalmente las discusiones sobre Cuba se basan en percepciones y son adornadas por elementos pasionales e ideológicos; y yo no iba a caer en ese juego. Basado en el libro Los derechos fundamentales y el orden jurídico e institucional de Cuba -por mi amigo, el juez argentino, Ricardo Rojas- yo iba a citar la Constitución y las leyes cubanas; así como discursos y documentos de la Revolución, para poner en evidencia al enviado de Cuba y al régimen que representa.

Si no puede leer el libro, he aquí una Conferencia que Rojas impartió al respecto.

Como estábamos en la radio, yo iba a citar esta joya del artículo 7.1 de la Ley 88/99: “Pena de 2 a 5 años de prisión a quien colabore por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros. La responsabilidad penal en esos casos será exigible a los que utilicen tales medios y no a los reporteros extranjeros legalmente acreditados en el país, si fuese esa la vía empleada”.

Hablando de educación y de artistas, hubiera citado que la enseñanza es función monopólica del estado de acuerdo con el artículo 39 de la ley que rige a aquella. Mismo que “fundamenta la política educacional y cultural en el ideario marxista” y que dispone que “es libre la creación artística siempre que su contenido no sea contrario a la Revolución”.

Vaya que no entramos al tema de la salud, porque le hubiera citado a La tía China, tía abuela de un amigo, y que recién salió de Cuba a sus 81 años: “Los médicos son buenos, cariñosos; pero no hay higiene”.

Por si alguien tiene duda de si el régimen de los Castro es una dictadura colectivista y totalitaria, o no, ¿qué tal esta frase de Fidel, en 1976? “Hay división de funciones, pero no hay división de poderes. El poder es uno”. O, ¿qué tal esta, del artículo 62 de la Constitución cubana? “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines, ni contra la decisión del pueblo cubano de constituir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”.

¿Con qué retórica torcida hubiera respondido Omar Morales a estas observaciones? ¡Me hubiera gustado saberlo!

He aquí una frase de esas, de Fidel Castro en 1988: “Yo no acepto la idea de que haya alguien preso por ser adversario político porque realmente hay personas presas por actividades contra el estado socialista, contra la Revolución, en virtud de hechos sancionados por las leyes. No hay nadie preso simplemente por ser adversario político de la Revolución; eso no se puede afirmar. Tenemos y tendremos presos contrarrevolucionarios”. ¿Cómo le quedó el ojo?

Me hubiera gustado oír qué tenía que decir Omar Morales frente al a esta frase del discurso de su Jefe, pronunciado para el VII aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución: “La lucha del proletariado con los grandes propietarios es una tarea relativamente fácil, pero sería un grave error de la Revolución bajar la guardia, descuidarse y dar lugar a que surja, dentro de la sociedad, innecesariamente, una multitud de decenas de miles de pequeños comerciantes; es decir, integrar una masa más numerosa contra los cuales la lucha hubiera sido más dolorosa todavía”.

La Revolución es violenta y agresora; y yo hubiera cerrado mi intervención con una frase que para el pelo, tomada del Discurso por el XIV aniversario del asalto al cuartel Moncada: “Hay una frase que por cuestión de profundos principios, estará abolida siempre de la terminología de esta Revolución, y es la frase: ¡Alto al fuego!”