Anoche, Roberto Prosseda se lució con sus interpretaciones de Franz Schubert y Felix Mendelssohn. Aaaaah, el cuarto de los Cuatro Impromtus Op. 90, del primero, fue encantador; e igualmente lo fue Suleika, de Mendelssohn. Esas fueron mis favoritas. Y a ellas les siguieron dos avemarías: la que ya conocía, del vienés; y una que Franz Liszt compuso en Roma y que nunca había oído antes.
Prosseda, dicen los que saben de estas cosas, debe tener nervios de acero; condición necesaria para tocar con éxito piezas tan transparentes o prístinas como las de Schubert. En este tipo de piezas cualquier error se nota y estropea la interpretación.
La broma de la noche fue que el año pasado, cuando vino este virtuoso, sus dos conciertos tuvieron que ser cancelados por la erupción del Volcán de Pacaya (el jueves) y por la tormenta Agatha (el sábado). Ayer, que tocó Prosseda, hubo dos temblores. Sin duda tiene nervios de acero para enfrentar los retos de Schubert y los de la naturaleza.
Mañana, sábado, Roberto Prosseda se presentará en La Casa Popenoe, de La Antigua Guatemala, a las 5:00 p.m. Y si no tuviera otro compromiso, por aquí, iría corriendo a escucharlo de nuevo. El programa incluye obras de Scarlatti, Rossini y Liszt.
