20
Dic 15

La importancia del despertar de La fuerza

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La fuerza tiene dos lados: El luminoso, relacionado con la sabiduría, la paz, la nobleza y la justicia; y el oscuro que está relacionado con la maldad, el odio, la venganza y la ira.  El luminoso del cual forman parte los jedis que obtienen sus poderes de la racionalidad, la meditación, al margen de las pasiones; y el lado oscuro del cual forman parte los siths que obtienen sus poderes de las emociones y de las pasiones.  Priva, entre los miembros del lado luminoso de la fuerza, el principio de no agresión; en tanto que entre los miembros del lado oscuro, no hay escrúpulos para acudir a la violencia si eso sirve a sus propósitos.

Durante miles de años los jedis fueron los guardianes de la república, del comercio, de la paz y de la justicia, contra la centralización del poder en el Imperio, contra los impuestos y las regulaciones crecientes.

De La guerra de las galaxias uno aprende que si una sociedad permite el avance gradual del totalitarismo, el costo de revertir ese proceso es inmenso.  Uno aprende que la libertad y los valores republicanos deben ser defendidos constantemente, sin descanso.  Uno aprende que el bien y el mal son distintos, irreconciliables, opuestos, y que responden a características definidas.

Habiendo entendido aquello, ¿es posible no fascinarse por La guerra de las galaxias?

Por eso me incomodó que una de mis marcas favoritas de whisky usara el lado oscuro de La fuerza como un elemento para su publicidad.  Estoy convencido de que -como individuos y como sociedad- debemos hacer un esfuerzo mucho más consciente y mucho más activo y profundo para entender y contextualizar los mensajes que intercambiamos.  Sobre todo si -como es el caso de La fuerza, o La guerra de las galaxias en general, tienen un contenido ético y artísticamente romántico evidente. Nada bueno -como un buen producto, o un buen servicio- debería estar asociado con los valores propios del lado oscuro de La fuerza.


07
Dic 15

Venezuela, otro revés para el socialismo

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En Venezuela la opositora Mesa de Unidad Democrática obtuvo 99 escaños en el Congreso, frente a los 46 que obtuvo el chavismo.  La dimensión monumental de esta victoria sólo puede ser entendida si no se olvida el contexto en el que ocurrió: no es lo mismo obtener más del doble de votos que el oficialismo en una república sana, que en un régimen corrupto, corruptor y dictatorial como el de Venezuela.  En su oportunidad, Nicolás Maduro amenazó con una campaña violenta de miedo, con usar la violelncia y con tomar las calles si su régimen era derrotado en los comicios.

La victoria contra el socialismo del siglo XXI, en Venezuela, sucede a la derrota que esa corriente colectivista sufrió en Argentina donde el kirchnerismo fue expulsado del poder. El siguiente régimen de esa naturaleza que se derrumbará, es posible que sea el de la exguerrillera Dilma Rousseff, en Brasil.  Su administración se está hundiendo en un lodazal de corrupción.  En Guatemala el populismo socialista de Manuel Baldizón y Sandra Torres, así como el socialismo marxista de la URNG-Maiz-Winkaq fueron humillados en las urnas; y los últimos recibieron su paliza tradicional.

Ante los estertores del socialismo latinoamericano del siglo XXI, ¿cuál fue el legado de ese experimento costoso?  Miseria, corrupción, vidas y tiempo desperdiciado, recursos derrochados, Esa es la herencia revolucionaria y como dice Rush, en Heresy:

The counter-revolution
People smiling through their tears
Who can give them back their lives
And all those wasted years?
All those precious wasted years
Who will pay?

…y pensar que porái algunos se preguntarán que por qué es que sus semillas no germinan.  Los semilleros socialistas están envenenados y es posible que esta generación se esté dando cuenta de ello.

A estas alturas cabe preguntarse cuál administración socialista será la próxima en caer: ¿La de Evo Morales en Bolivia, la de Rafael Correa en Ecuador, la de Michelle Bachelet en Chile, o la de Daniel Ortega en Nicaragua?

Luego de la celebración, sin embargo, es momento oportuno para la reflexión; porque tantito más difícil que salir de un regímen corrupto -por la via de las urnas- es rescatar un país de los efectos del socialismo.  Rescatarlo no sólo económicamente, sino políticamente, socialmente y más importante aún: moralmente.  La podredumbre en aquellas cuatro áreas no es fácil de limpiar porque alcanza todos los niveles a lo ancho y a lo largo de toda sociedad sometida a los códigos colectivistas.

No basta salir de un grupo de corruptos y estatistas para sustituirlo por otros grupos de lo mismo.  Las sociedades que ya han empezado el camino para alejarse del socialismo del siglo XXI deben dar un giro de 180 grados y abandonar no sólo las políticas colectivistas, sino la filosofía y los códigos morales que hacen posible que se materialicen las dictaduras con la aprobación de las víctimas.

Tantito más difícil que salir de un régimen dictatorial es fundar una república sana en la que se respeten los derechos individuales de todos y en la que haya igualdad de todos ante la ley.  Ese es el reto para los guatemaltecos, los argentinos, los venezolanos, los brasileños y los próximos que se animen.

La foto la tomé de Facebook.