La administración de Jimmy Morales, por medio de la Procuraduría General de la Nación y de su jefa Anabella Morfín, se salieron con la suya: El inmueble del Hogar Rafael Ayau volverá a manos de políticos y burócratas.
A pesar de aquella canallada, estoy seguro de que la obra de la igumeni Inés Ayau y sus monjas continuará y ojalá aprendiéramos una lección: El gobierno no es una razón, tampoco es elocuencia, es fuerza. Opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible, George Washington.
El desalojo lo anunció la abadesa Ayau en la nota que transcribo abajo.
Queridos amigos, ya han pasado varias semanas desde que inició este conflicto absurdo con el usufructo del Hogar Rafael Ayau.
Todos debiéramos estar de acuerdo y luchar por sacar adelante a los menores abandonados de nuestro país. Nuestras energías y trabajo debiera estar enfocado hacia hacer buenas obras. Pero tristemente no es así. La teoría ya está dicha y es inútil repetirla. Los intereses personales extremos no logran encontrarse con los intereses de la gente, como si fueran opuestos.
Esta batalla que hemos llevado juntos por mantener el Hogar Rafael Ayau, este apoyo recibido de 7.1 millones de guatemaltecos y de todos los medios de comunicación, menos uno, ha sido una manifestación extraordinaria sobre lo que los guatemaltecos consideramos lo correcto, lo noble, lo digno. Ha sido un gusto experimentarlo, una bendición vivirlo! Les agradecemos todo su apoyo. Sin embargo, ha caído en oídos sordos, ensordecidos por un mercado con altoparlantes, un mercado irrespetuoso donde se gritan las necesidades urgentes del país, pero se estrellan contra intereses ajenos.
Todos gritan. Nadie escucha. Se acabó la cordura, la sensatez, el respeto. Eso no es un mercado de intercambio libre y voluntario de ideas y acciones positivas, sino un mercantilismo estruendoso. La política todavía atrae a personas así, no hemos salido del feudalismo.
Les escribo ésto para comunicarles con gran tristeza que sí nos vamos a retirar del inmueble que donó mi tatarabuelo, Don Rafael Ayau en 1856 para obras de caridad, y que en 1986 el entonces presidente Arzú nos pidió aceptáramos en usufructo a 50 años. Lo recibimos abandonado, saqueado, en ruinas. Lo arreglamos con la ayuda de los guatemaltecos y resurgió.
Ahora, a los 20 años, cuando se sigue haciendo una obra extraordinaria en beneficio de 400 jóvenes en riesgo diariamente, el presidente Morales lo pide de regreso para Bienestar Social. He buscado por tres veces un diálogo con el presidente, pero no ha sido posible. Le he enviado reportes e informes, pero sin éxito. Con ustedes hemos hecho la lucha por mantenerlo. Hasta pusimos un amparo contra la Procuradora General de la Nación. Pero las autoridades quieren el inmueble.
Esto no tiene nada que ver con la antorcha humana que hicieron en el Hogar (IN)Seguro, que ha quedado impune, pues la orden del presidente es anterior. Pero no ha sido posible el diálogo. Actualmente no se respetan los contratos, se miente impunemente, se calumnia a diestra y siniestra, amenazan hasta con la vida, etc. Ha dejado de ser una lucha útil y digna.
Ustedes son testigos que en 20 años hemos servido a más de mil niños abandonados, que han sufrido los abusos que no están escritos. Los hemos acogido con gran cariño, con amor de familia, dándoles calidad de vida en todos los sentidos, proveyéndolos con la mejor educación y las mejores terapias que recuperan su dignidad perdida y les dan lo que les faltó por su abandono; poniéndolos delante de Dios, de Jesús, el único que sana nuestros corazones y les dice: “si tú padre y tú madre te abandonan, Yo no”, devolviéndoles así la esperanza del amor, dándoles la oportunidad de crecer en su fe cristiana; haciéndolos nuestra familia para que puedan hacer sus propias familias.
Los que ya se han ido regresan como regresa cualquier hijo a su casa donde se le quiere, para las fiestas y aniversarios con sus familias. Los cientos que se fueron adoptados con familias maravillosas, mantienen el contacto con nosotras como hijos que viven lejos. Los que han querido seguir estudios universitarios han tenido la oportunidad y son profesionales exitosos, igualmente que los que han preferido trabajos más técnicos.
Aún tenemos bajo nuestra responsabilidad a nuestros jóvenes mayores de edad, los que estudian semibecados en Rusia: Moscú, Ghzel, Kazan, Bielgorod y también los que estudian en Guatemala en la Galileo, en la Mariano Gálvez y en la U experimental en línea Rafael Ayau (en proceso de aprobación en CEPS) www.ieira.edu.gt.
Y si los Juzgados de Menores lo permiten, seguiremos ayudando a los 12 jóvenes adolescentes menores de edad con todos sus estudios, dándoles casa, comida sana, diversiones y amor de familia. Ellos están con nosotras desde bebés y las leyes nunca permitieron que fueran adoptados.
El Hogar Rafael Ayau pasará entonces a ser administrado para hacer caridad por Bienestar Social o por quien el presidente designe. Si lo desean continuarán las obras que actualmente se hacen, pero bajo su dirección. No todo está perdido. Esta manifestación de apoyo que hemos recibido y agradecemos mil veces, también da esperanza pues aunque en este momento pareciera que los guatemaltecos honestos perdimos esta batalla, los 7.1 millones de nosotros y la prensa en pleno (menos uno) vamos haciendo cambios razonables y sí se puede. Poco a poco, perseverando en lo bueno y lo noble, haciendo oír nuestra voz cuando se pueda, lograremos una Guatemala feliz.
Seguiremos trabajando donde se pueda, cuando se pueda, haciendo alianzas con personas con quien se pueda contar, como ustedes. Seguimos contando con ustedes en todo. Mil gracias a todos. Sigamos adelante construyendo nuestro lindo país. Vivamos con la dignidad de hijos de Dios nuestro Padre, siendo misericordiosos como Él es. Y mantengamos la oración constante que nos protege: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.
Los recordamos en nuestras oraciones todo el tiempo. Cuentan con nosotras así como contamos con ustedes. Gracias. Bendiciones para cada uno y mil gracias de parte de nosotras las monjas católicas ortodoxas del Monasterio de la Santísima Trinidad.