Uno de mis capítulos favoritos en la serie The Crown, de Netflix, es el capítulo 9; uno de cuyos temas principales es el del célebre retrato de Winston Churchill por el pintor modernista Graham Sutherland.
Cuando Churchill posa para el artista, sucede un diálogo sobre la naturaleza del arte que me pareció fascinante y quiero compartir. La esposa de Sutherland observa el trabajo de su marido y Churchil le pregunta: ¿Qué le parece, señora Sutherland? A lo que ella responde: Muestra la verdad.
Con el argumento de que él conoce su cara mejor que Sutherland, Churchill pide ver cómo va la obra y Sutherland le dice que no y arguye que en general las personas no tienen una percepción real de sí mismas y que debemos hacer la vista gorda con muchas cosas para seguir con nuestras vidas.
El Primer Ministro responde: Y usted cree que su deber es sacar todo eso a relucir. Ciertamente, dice Sutherland, lo bueno y lo malo. A lo que Churchil responde: Concéntrese en lo bueno y todo saldrá bien. No me está pintado sólo a mi, está pintando al Primer Ministro del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y todo lo que representa ese alto cargo.
El pasatiempo de Churchill era la pintura; y recuerdo que en casa de mi abuela, Frances, había un libro sobre ese tema, escrito por el Sir Winston. En la serie, luego de una sucesión de escenas que muestran tanto a Churchill como a Sutherland tratando de entender al artista que hay en uno y el otro, sucede una continuación del diálogo anterior.
Churchill pregunta: ¿Me gustará? y Sutherland responde: Supongo que eso es mucho pedir; pero me consuela saber que su propia obra es honesta y reveladora. Y Churchill agradece el cumplido. Luego ocurre un diálogo encantador sobre el estanque de peces de Chartwell, la casa de los Churchill que el Primer Ministro ha pintado más de 20 veces y seguirá pintando después. Churchill argumenta que el estanque le presenta retos que lo eluden; y Sutherland pregunta si no es que Churchill se elude a sí mismo y que por eso es que el estanque es más revelador que un autorretrato.
Según Sutherland, el arte es revelador de forma no intencional y que eso ocurre con las pinturas del estanque y Churchill. No te contaré detalles para no estropear tu experiencia con la serie; pero sigamos. Churchill se refiere luego a un cuadro de Sutherland llamado Pastoral en el que hay árboles nudosos y colores muy oscuros. Churchill dice que hay algo malévolo en ese cuadro y pregunta: ¿De dónde viene eso? A lo que Sutherland responde: Fue una época muy oscura; y una vez más no voy a dar detalles; pero es una escena muy conmovedora entre ambos. Escena que deja una impronta profunda en el resultado del retrato.
Minutos antes, en la serie, cuando Sutherland y Churchill se conoce, el Primer Ministro le pregunta al retratista si va a halagarlo, o a mostrar al realidad. ¿Va a pintarme como un querubín, o como a un “bulldog”?, pregunta Churchill. A lo que Sutherland responde: Supongo que hay un gran número de Mr. Churchills, comentario que confirma la señora Churchill. Quizás podría rogarle que no se esmere en ser demasiado fiel a la realidad, dice el Primer Ministro. Y Sutherland, contesta: ¿Por qué? Así se muestra la verdad. Y Churchill responde: ¡No!, para eso ya existen las cámaras. La pintura es el arte superior. Yo pinto un poco, ¿sabe? Y nunca dejo que la realidad interfiera con la verdad si no lo deseo. Si veo un paisaje que me gusta y desearía que no hubiera una fábrica en el fondo, quito la fábrica.
Sutherland hace una observación monumental, la de que la verdad corresponde a la realidad. Lo que me lleva a recordar el principio objetivista que nos enseña que la existencia expresa que algo es, con independencia de nuestros deseos, o nuestros caprichos como observadores; y que ser, es ser algo específico, con una naturaleza específica, con una identidad específica. Esto se resume en que la existencia existe; empero, la facultad de percibir lo que existe lleva el nombre de consciencia. Eso sí, la consciencia es un medio para conocer y entender la realidad, no un medio para crearla.
El diálogo entre Sutherland y Churchill, con el auxilio de la señora Churchill, nos recuerda que podemos conocer las cosas (o a las personas) porque son lo que son y el medio para conocer la realidad es nuestra mente racional.
Con respecto al arte, parece evidente que Sutherland quiere un retrato realista o imitativo de la realidad (de ahí la alusión de Churchill a la cámara fotográfica); uno que muestre al Primer Ministro como es (de ahí la alusión a la edad). Pero Churchill, desea uno romántico, uno basado en la idea de que el arte es una re-creación selectiva de la realidad; una imagen de la realidad, pero con exclusion de lo inatingente (de ahí su alusión a la fábrica y su referencia a los valores que representa el cargo de Primer Ministro del Reino Unido).
No te voy a contar en qué termina el asunto y no puse una imagen del retrato para no incurrir en un destripe del capítulo; pero si te dejo con la idea objetivista de que el arte es una re-creación selectiva de la realidad, basada en los juicios de valor del autor o en su sentido de la vida (el arte es revelador). Cuando nos identificamos con una obra de arte, con lo que nos identificamos con el sentido de la vida de su autor, cuando una obra de arte nos habla, lo que nos dice es: Así es la vida como la veo.
¿Ves por qué es que me encantó este capítulo de The Crown?