Ayer, miércoles, llevé a Esmeralda -una cuata extranjera- a conocer la ciudad de Guatemala, y cuando pasamos por la Séptima avenida y Sexta calle, nos topamos con esta escena: Un árbol precioso de colores, frente al palacio nacional, así que cuando nos detuvo el semáforo cada uno tomó esta vista:
Aparte de los evidentes árboles y palacio, ¿ves que una paloma vuela sobre el árbol? Por otro lado, el personaje de la izquierda sospecho que no estába bien de la cabeza porque hacía movimientos sincopados y…¿por qué no tomé vídeo? He ahí un drama humano en contraste con la belleza del árbol y la de la arquitectura; sumado al la indiferencia del pájaro.
Pero hay un contraste mayor que no se ve en la foto. Durante la noche del martes en esa misma esquina bella presuntos sicariios mataron a La Viejona, una aparentemente inocente vendedora de comida para palomas que…¡Sorpresa!…tenía unos 75 antecedentes delictivos por robo, asalto, distribución de drogas y asalto.
Quienes visitan Carpe Diem con frecuencia saben que me encanta mostrarles la ciudad a los extranjeros, actividad que de una u otra forma hago desde que -en Primero básico- me capeaba de clases y me iba al Parque Central a buscar turistas.
Con la visitante de ayer terminamos comiendo tortillas con buche y guacamol, chiles rellenos con salsa y tortitas de yuca con miel en el inigualable comedor Doña Mela, en el Mercado Central, donde la querida Carmen nos compartió una dosis de ese encanto chapín que maravilla a los visitantes.
Como en toda ciudad, los contrastes son parte de la vida. Igual tienes un árbol precioso y arquitectura bella junto al lugar donde balearon a una delincuente curtida; y terminas comiendo delicias con gente encantadora y una conversación rica.