18
Jul 14

La sanción de la víctima

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El miércoles leí que, con la intención de mitigar los conflictos sociales y los problemas en los proyectos hidroeléctricos, el MEM dispuso que las empresas que se dediquen a aquellas actividades tendrán que presentar un plan de responsabilidad social para su área de influencia.

Si dicho plan se refiriera a las acciones necesarias para socializar los proyectos, el requisito tiene sentido; pero si el plan tuviera que incluir sobornos encubiertos para que las dirigencias locales permitan los proyectos, es inaceptable que la Administración respalde aquel tipo de chantajes.  Eso es otro par de zapatos.   Los lectores recuerdan el caso reciente de un gobernador que le pidió a una empresa que pusiera televisores gigantes -para que su gente viera la Copa Mundial de Fútbol- a cambio de mediar en los conflictos.  Pero las dirigencias locales exigen todo tipo de cosas, que van desde el patrocinio de equipos de fútbol hasta clínicas, escuelas, caminos y salones de usos múltiples.

No basta que los proyectos industriales lleven empleos productivos y bienestar a las áreas en donde se establecen.  No basta que mejoren la calidad de vida de las poblaciones debido a que la gente tiene trabajo y mejores salarios.  No basta que  -en el caso de las hidroeléctricas- produzcan la energía necesaria para que funcionen la televisión en las casas y los refrigeradores para las chelas.  No basta que generen la energía necesaria para las incubadoras y los quirófanos en los hospitales, o la luz en las escuelas. Las dirigencias populares creen que tienen la facultad de chantajear a las empresas; pero lo que es peor, es que las empresas creen que nacen con un pecado original, creen que tienen que devolverle algo a la comunidad y creen que su responsabilidad social va más allá de producir eficientemente, cumplir los contratos, no causar daños a terceros y comportarse como personas decentes.

Y así les dan su venia a los extorsionistas.  Y así, estos consiguen la sanción de sus víctimas. Y así, la buena empresa se ha tragado la idea de que su actividad es perversa; pero redimible.  Y así se pierde la batalla de las ideas.

Columna publicada en El periódico.


28
Oct 13

Terror en la carretera a El Salvador

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A estas alturas, ¿qué chapín no ha visto la foto del derrumbe y la casa en el kilómetro 10.5 de la carretera a El Salvador? Cuando yo la ví dije ¡Ups!, si así son la vísperas, ¿como serán las fiestas? y en lo que estaba pensando es en el próximo terremoto.

Las siguientes son algunas, de más, recomendaciones del Estado del aspecto geológico en el diagnóstico de la prevención de desastres por terremotos en Guatemala, por el geólogo Sam Bonis, del Dartmouth College:

– Nos encaminamos a otra catástrofe porque los terremotos se repiten.

– La dimensión del desastre depende completamente de las acciones, o falta de acción de los humanos.

– Hay sistemas de fallas capaces de generar terremotos desastrosos en Guatemala: el Motagua-Polochic; el Pacífico; los de Mixco y Santa Catarina Pinula-Palencia y Jalpatagua.

– En el valle de Guatemala abundan fallas jóvenes que no se movieron en 1976 y están sujetas a desplazamientos.

– Para sorpresa de nadie, en 1976 hubo mucha destrucción y muerte en los barrancos. Se culpó a las fallas; pero en realidad las únicas fallas fueron de juicio, ética y responsabilidad al construir, o permitir construir en condiciones topográficas precarias.

– Preocupa la urbanización del borde oriental del valle. Por razones desconocidas esa área no se movió en el 76 y es de esperar que el sistema de fallas que hay ahí se active en algún terremoto futuro.

– En esa área hay elementos de inestabilidad propios de una zona de fallas. Taludes pronunciados, fracturas, alteraciones y filtraciones de agua, entre otros.

¡Es una irresponsabilidad construir a orillas de barrancos y taludes, fracturas, alteraciones y filtraciones de agua!

A aquellas advertencias del geólogo quiero agregar y compartir con ustedes las observaciones de dos amigos arquitectos:

Dice Kike: Hasta donde yo se todo el territorio de la ciudad esta fracturado, producto de nuestro proceso sísmico, hay estudios geológicos que lo demuestran. Eso de vivir en laderas es una chifladura extrema porque el suelo siempre está en constante acomodamiento.  Y añade Claudia: Mi profesor de Tipología Estructural nos decía que no había que construir a una distancia de 1 altura desde la orilla del barranco, o sea que si la altura del barranco era de 100 metros, había que alejarse 100 metros de la orilla para construir; pero muchas veces la ignorancia de unos unido a la inconsciencia e irresponsabilidad de otros tiene consecuencias lamentables. El valle de la ciudad es un hundimiento muy antiguo, lo que quiere decir que las laderas a los lados, la carretera a El Salvador y Mixco están llenas de fracturas (fallas pequeñas, digamos) y no es recomendable construir tan cerca de la orilla. Se supone que en una ladera hay que retirar el equivalente de tierra al peso de la edificación para llegar al nivel del suelo que pueda “cargarlo”.

Como ha ocurrido en casos como los accidentes del transporte colectivo y con las muertes recientes en una feria, mucha gente clama por ¿dónde estaban los políticos y funcionarios para evitar las tragedias?  Mi énfasis, sin embargo es en la responsabilidad de las personas; porque como dice Kike: es una chifladura extrema vivir en laderas.  Héctor Monzón nos explica que no hay desastres naturales, sino desastres fabricados; son las personas las que incuban los desastres al ponerse en situaciones de riesgo.

Dicho lo anterior, son una irresponsabilidad los señalamientos del ministro Alejandro Sinibaldi en cuanto a que la construcción haya sido la causante del derrumbe.  Eso tendría que ser probado técnica y científicamente por quien hace las acusaciones.  Mi sospecha es que dadas las características del terreno, los deslizamientos sobre la carretera ocurrirían con, o sin construcciones.  En la foto se aprecia, con claridad, cómo es que el desprendimiento empezó a ocurrir en la parte baja del talud (adyacente a la carretera) y no desde arriba.  Sospecho que el derrumbe de arriba ocurrió luego de que esa parte del cerro perdió el apoyo que tenía en la parte de abajo.

La foto es de la Conred y la casa se ve inclinada por la perspectiva.


25
Oct 13

Juegos mecánicos y estatismo

A la edad de seis años mi hermana se cayó del Ratón loco; y quedó colgada en el tercer nivel. Hubo momentos de tensión mientras unas personas escalaron aquella montaña rusa y la rescataron antes de que los carros dieran otra vuelta y la arrollaran. Mi hermana fue bajada con una gravísima herida en la frente y fue llevada del Parque de la Industria a un hospital. Para su curación requirió de varias intervenciones quirúrgicas y ¡todo salió rebien!

Desde entonces les tengo respeto a los juegos mecánicos; ¡pero me encantan las montañas rusas! Una vez, convencí a mi hermana de que no les tuviera miedo y, valientemente, se subió a la que había en el zoológico La Aurora. Me he gozado mucho la de Xetulul, y la Texas Giant que es de madera y su sonido es fascinante. La última vez que me encaramé a una rueda de Chicago fue en Sumpango; y prometo… juro… solemnemente… que nunca más. ¡Qué mareo más espantoso!

Cuento aquello porque me dio tristeza la muerte de dos personas, ocurrida al desprenderse el carro de una montaña rusa en Xela. ¡Qué pena! ¿Sabes qué me perturba mucho? Que el estatismo induzca a la gente a confiar en que los políticos y sus funcionarios van a velar por la seguridad de los juegos mecánicos. ¿Así como velan por la seguridad del transporte colectivo, o por la calidad de la educación? ¿Por qué es que la gente, que sabe que los políticos y funcionarios son ineptos y venales, insiste en que deberían ocuparse de cosas importantes? ¿Por qué es que la gente abdica a su responsabilidad?

Hay parques de diversiones establecidos con elevadísmos niveles de seguridad, porque tiene una reputación que cuidar y porque sus directivos, ejecutivos y colaboradores tienen elevados niveles de ética y de responsabilidad. Pero… en otras partes no es así. ¿Qué estándares de seguridad tienen las ferias que andan por ahí? ¿Viste la foto (en Siglo 21) de una rueda de Chicago, en Mixco, cuyas bases están colocadas en troncos de madera improvisados? ¿De verdad confías en los inspectores de las municipalidades? ¡Nada sustituye a la responsabilidad individual y al buen juicio!… y menos los funcionarios que tú ya sabes.

Columna publicada en El Periódico.


27
Sep 13

Irresponsabilidad en orillas de los lagos

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Cuando era niño y pasaba mis vacaciones en Panajachel, un tío abuelo contaba cómo es que antes había mucha playa y la orilla del lago estaba varios metros debajo de donde se ubicaba a principios de los años setenta. En San Lucas Tolimán, yo oía historias de patios de café sumergidos. En el sur del lago, la ciudad maya conocida como Samabaj está bajo el agua. Luego del terremoto del 76 el agua del lago dio un bajón y durante años y años, en la montaña donde está la cueva de los brujos, se veía la diferencia de nivel de agua. ¡No hay excusa para que la gente ignore que el agua sube y baja!

No conozco detalles de lo que ocurre en Petén Itzá; pero allá por 1988/89 –cuando yo trabajaba en Tele Prensa– recuerdo imágenes de inundaciones y daños en viviendas y negocios a causa de que el lago estaba subiendo de nivel. ¡No hay excusa para que la gente ignore que el agua sube y baja!

A pesar de eso muchas personas construyeron en las orillas de aquellos lagos cuando el nivel estaba bajo. Algunas veces fueron construcciones modestas; pero en otras ocasiones se hicieron inversiones de alguna magnitud. Y luego la gente se queja de pérdidas.

En el caso de Panajachel, las autoridades de turismo de finales de los años ochenta incluso construyeron una audaz y compleja playa artificial con terrazas de piedra, concreto y hierro. Un espacio que a medida que las aguas del lago lo inunden y destruyan se convertirá en una trampa peligrosa de concreto afilado, y hierros retorcidos y oxidados. ¿Quién asumirá la responsabilidad de remover aquellos peligros? Las autoridades que los construyeron… ¿los retirarán?

¿Qué ocurrirá con los ranchones, muelles y otras edificaciones cuando ya solo sean clavos puntiagudos y madera despedazada? Si eres aficionado al estatismo quizás te sientas tentado a suponer (contra la evidencia empírica), que los políticos y sus funcionarios (con dinero de los tributarios) se harán cargo de eliminar aquellos peligros. Pero… ¿no sería más justo que quienes construyeron irresponsablemente –¿con permiso, o con complicidad de los políticos y sus funcionarios?– sean los llamados a resolver los problemas que crearon?

Colmuna publicada en El Periódico.


01
Ago 12

Las evacuaciones forzadas en Mixco

La Muncipalidad de Mixco empezó a retirar adoquines y postes de luz de las calles de la colonia La Asunción, declarada en riesgo en febrero pasado.  El motivo, según el Ayuntamiento, es que dicha infraestructura representa un riesgo al momento en que la montaña sufra un deslizamiento.

Las familias que habitaron la colonia se encuentran molestas, ya que temen que después la Comuna decida demoler sus casas.  Todavía hay 30 familias que no han sido ubicadas en los albergues que habilitó la Municipalidad y que, tarde o temprano, regresarán a sus hogares, sin importar la alerta lanzada por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres.

Ya he escrito sobre esto pero lo vuelvo a compartir porque es un tema bueno para la discusión:

Mi primera idea es que los políticos y sus funcionarios no deberían tener la facultad de ordenar evacuaciones forzadas. Las evacuaciones forzadas son actos de paternalismo y de estatismo que violan la libertad de las personas y anulan su responsabilidad individual. No hay duda de que los gobiernos tienen las facultades legales para imponer sus criterios por la fuerza; empero, esta discusión no es acerca de si pueden hacerlo legalmente, o no. La discusión es sobre si deberían hacerlo, desde los puntos de vista legítimos, y morales. Los gobiernos no deberían tener la facultad de obligar a las personas a salir de sus casas y a abandonar sus propiedades…ni siquiera en casos de peligros como erupciones de volcanes, inundaciones, derrumbes, terremotos, agrietamientos u otros fenómenos.

Empero, como el ejercicio de la libertad implica -necesariamente- el de la responsabilidad; quien se queda en su casa y en su propiedad durante un fenómeno de aquellos, debe enfrentar las consecuencias de su decisión y no esperar servicios; y mucho menos que otras personas se arriesguen por ellos si las cosas se llegaran a poner verdaderamente feas. Las personas que deciden quedarse están moralmente obligadas a prepararse para lo peor, y para ser autosuficientes.

Por otro lado, si los políticos y funcionarios deciden obligar a la gente a abandonar sus casas y sus propiedades, también deben obligarse a proveerlas con todos los servicios necesarios para que la evacuación y su reubicación sean satisfactorias y  lo menos traumáticas posibles. Lamentablemente esto es a costa de los tributarios; pero una cosa debería ser consecuencia de la otra mientras se considere que las evacuaciones si pueden ser forzadas.

Al final de cuentas, sin embargo, ningún gobierno debería tener la facultad de decidir por las personas individuales; y creo que a este asunto -el de las evacuaciones obligatorias- no se le ha puesto suficiente atención.


01
Jul 12

¿Será posible algo así entre nosotros?

Me encontré este letrero en un edificio de Indianapolis: Las oficinas de XX cerrarán a las 3:00 p.m. FedEx por favor recoja el paquete que está al lado de la columna. Gracias.  ¡Y ahí estaba el paquete!   En tu oficina, ¿tu te atreverías a dejar un paquete para FedEx en una columna del vestíbulo de tu edificio?

¿Sábes de qué me acordé? del libro Trust, de Francis Fukuyama.  En él, arguye que uno de los principios más importantes para que sean posibles las sociedades económica y socialmente prósperas es el de la confianza.

Y siempre pienso que cuando uno va de compras en este país puede entrar las bolsas que lleva a tiendas, supermercados y donde sea; en tanto que, entre nosotros, uno las tiene que dejar en la entrada.  Esto es porque aquí priva la confianza, en tanto que -entre nosotros- se supone, de entrada, que el que entra va con la intención de robarse algo.

Pienso, también, que cuando aquí se perfecciona el negocio de compra-venta de una automóvil con el intercambio del dinero y las llaves; entre nosotros hay que hacer una escritura pública, registrarla en el Registro de la Propiedad; avisar a la Superintendencia de Administración Tributaria, a la Policía Nacional Civil, y quién sabe qué otras cosas más.

Comparto con Fukuyama la idea de que la confianza es un principio muy importante; y estoy seguro de que su ausencia, entre nosotros, explica muchos de nuestros males.


14
Jun 12

Atitlán y la responsabilidad de las malas decisiones

Cualquiera que haya tenido una relación larga con el lago de Atitlán, sabe que el nivel de ese cuerpo acuífero sube y baja.  Algunos dicen que tiene ciclos regulares; pero a saber.

Cuando yo era niño y pasaba temporadas en Panajachel (y el nivel estaba alto), oía que mi tío Meme contaba que allá, y señalaba el agua con el dedo, era donde llegaba la orilla del agua antes.  Luego del terremoto de 1976 el lago dió un bajón; y la orilla que hay entre Panajachel y El jaibal, debajo de la cueva de los brujos, se vio blanca y pelona durante mucho tiempo como seña de que el agua había disminuido.  Más tarde, en mi adolecencia, cuando pasaba fines de semana en casa de los Lizama, en San Lucas Tolimán, oía de cómo es que todavía faltaba que bajara el lago porque aún no se veían los patios de café que estaban sumergidos.

¡Hasta las piedras sabían que aunque el lago estuviera bajo, en algún momento iba a volver a subir!  Por eso es que fue muy mala idea construir una playa pública en Panajachel. Ya que ahora que el lago ha subido, las piedras, el concreto y los hierros sueltos de esa construcción son un peligro para lanchas y nadadores.  ¿Quién habrá disfrutado de las comisiones que originó esa construcción?

El tema es atingente porque ahora resulta que, la gente que construyó casas cerca de la orilla baja del lago, y que sembró hortalizas, está perdiendo sus inversiones…y esa gente quiere que las autoridades intervengan para solucionales el problema en el que se metieron.  Quieren usar dinero ajeno tomado por la fuerza (impuestos) para no salir damnificados debido a sus malas decisiones.  Decisiones que no hicieron por falta de información (de verdad dudo mucho que nadie les haya dicho, o que no supieran, que el lago iba a subir); sino que las hicieron a pesar de ella.

Es inaceptable que haya personas que construyan, o siembren, en lugares que se saben que son inapropiados; y que luego, cuando tienen problemas, chantajeen a las autoridades y a los tributarios.  Es inaceptable que las autoridades cedan a esas demandas.

Esto, claro, no se aplica al tema de la extensión de muelles, por ejemplo; porque estos son biene públicos de uso público y servicios públicos que prestan las municipalidades.  Se aplica sólo a las inversiones privadas (a toda inversión privada) que no tienen por qué estar protegidas por dinero de los tributarios.

En la foto se ve la montaña en la que está la cueva de los brujos.


07
Jun 12

“El pueblo es responsable de los pecados de los monarcas”


¿Conoces el pensamiento de Francisco de Vitoria? Te lo recomiendo. Este personaje medieval dijo que el pueblo es responsable de los pecados de los monarcas. ¿Tú, que piensas? ¿Qué nos dice de Vitoria en el Siglo XXI?

En esta conversación, con el físico Alejandro Jenkins, exploramos algo del pensamiento de don Chico de Vitoria acerca del ejercicio del poder y de la responsabilidad que tienen los gobernantes y sus electores.


07
Jun 12

Conversación sobre responsabilidad individual


La twittera y bloguera @godivaciones estuvo en Guatemala y platicamos sobre la responsabilidad individual, el abstencionismo electoral, y el pensamiento de Francisco de Vitoria sobre la responsabilidad de los gobernantes.


25
Abr 12

El desperdicio irresponsable del dinero ajeno

Ahora que leo el lío ese de los obsequios hechos por la vicepresidenta, Roxana Baldetti, pienso que, como esos regalos son hecho con dinero ajeno -tomado por la fuerza- de los tributarios, los políticos y sus funcionarios deberían ser mucho más prudentes y hasta humildes, a la hora de repartirlos.

Digo yo…supongamos que sí es una práctica obligada de cortesía intercambiar regalos; y además es un bonito gesto.  No es lo mismo hacerlo con dinero propio, que con dinero ajeno.  Si es con dinero propio no hay clavo; uno da lo que puede y lo que quiere.  Y hay quienes sostienen que uno debe dar más de lo que recibe.

Empero, la perspectiva cambia cuando se trata de dar con dinero ajeno y en nombre del estado, del gobierno, o la nación.  Aquí es donde entran la importancia de la prudencia extrema y de la humildad.  Siendo que se supone que no hay dinero para escuelas y medicinas; y que hacen falta recursos económicos para seguridad y justicia, yo tendría mucho recelo en regalar -con dinero ajeno y tomado porla fuerza- las botellas más caras de ron y las cajas más exóticas de chocolates.  Regalaría buen ron y buenos chocolates, pero con prudencia y humildad.  A las señoras nunca les regalaría frascos de perfumes de $100 cada uno; pero sí regalaría huipiles de $50; o caminos de mesa de $40.

Definitivamente no haría obsequios por cosas como el Día de la mujer, el Día del niño, el Día de la secretaria, o el Día del lápiz y la tostada, a menos que fueran personales.  Nunca los haría con dinero de los tributarios.

Lo mismo pasa con las esquelas.  Es ofensivo que, haciendo falta útiles escolares y medicinas, muchos funcionarios paguen una, dos y tres esquelas de páginas completas, con dinero de los tributarios.  Las esquelas, si fueran necesarias, no deberían ser más de una, y no deberían ser ostentosas.

Estas prudencia y humildad, esta responsabilidad con el manejo del dinero de los tributarios se ganaría el respeto de quienes pagan impuestos; y sería ejemplar para quienes no tienen respeto alguno por aquellos que son sacrificados para que los funcionarios puedan saludar con sombrero ajeno.  Tanto aquí, en Guatemala, como en otros lugares del mundo.  Esta sería una forma de elevar la barra de la decencia.