Uno de los subproductos de las procesiones, en Guatemala, es la dificultad del tránsito. Claro que, como uno ya sabe que es temporada de procesiones debe andar con mucho cuidado de en dónde se mete y en dónde estaciona.
Ayer, cuando regresaba de la procesión de La Merced, el conductor del vehículo blanco que se ve al fondo a la derecha se metió en una calle con alfombras y estuvo a punto de estropear el borde de una de ellas.
Lo que me llamó la atención fue la forma violenta en la que la gente enfrentó la situación. Un policía le llamó la atención y le dijo que tenía que salir de ahi. Sin duda el hombre se puso nervioso. Pero, además, la gente empezó a gritarle y a acercársele. En un momento un sujeto le dio un golpe al auto, con su mano y alguien desde una terraza gritó: Pateale el carro, vos.
Yo digo que la gente se enardece innecesariamente y pierde la dimensión.
El vídeo de abajo es una situación parecida que vimos ayer en la tarde. El piloto del carro rojo se tonteó porque dejó su auto en una vía procesional. Si bien es cierto que esas vías no están debidamente señalizadas, repito que uno debería de estar conciente de eso cuando circula por el Centro de la ciudad.
En fín. Como sucede en estos casos, los policías de tránsito y los cucuruchos movieron el vehículo a fuerza de cargarlo de a poquitos. Esto es necesario porque, debido al tamaño de la procesión y de las andas, todo el ancho de la calle es necesario.
Pongo el vídeo porque es interesante ver cómo mueven el auto.