Para hacer el encierro forzado más llevadero hoy fue día de ver Akhnaten, la ópera de Phillip Glass, en la Met. ¡Que sorpresa más agradable nos llevamos en casa!
Haz clic en la imagen para ver “Akhnaten”.
La producción es magnífica por monumental, lujosa y de altísima calidad, como era de esperarse; y, además, llena de recursos memorables y sorprendentes; no sólo por parte del elenco y la orquesta, sino por todo. ¡Todo! Y si he de destacar algo que me haya impresionado más, sería la coordinación entre los malabaristas y la orquesta; y el uso del mural egipcio para contar la historia. Y no digamos lo bien que la esta ópera cuenta la historia triste de Akenatón. ¿Cuál fue mi parte favorita? La rebelión y la muerte del malogrado faraón, que conmueve muchísimo.
Puedes ver el libreto aquí.
Akanatón se prepara para su coronación. Haz clic en la foto para ver el trailer.
Creo que Akhnaten y la historia de Akenatón son buen material para discutir temas como lo peligrosa e inapropiada que es la imposición de valores y sistemas de creencias desde el poder, sin contar con una ola de opinión pública favorable que demande los cambios. Sobre lo arriesgado y peligroso que es oponerse a los intereses del establishment. Sobre lo peligroso que es engasarse con el misticismo, sobre todo cuando se tiene la responsabilidad de gobernar.
Arriba, Akenatón al centro, a la izquierda Nefertiti, su esposa; y a la derecha Tiy, su madre. Abajo Amenhotep III, su padre.
De alguna manera y salvando las distancias y las diferencias y todo lo que quieras, la historia triste de Akenatón y de Nefertiti (su esposa) me recordaron la historia triste de Maximiliano y Carlota Amalia. ¿Sabes? Ese tipo de gente que pudiendo ignorar la realidad, cree que puede ignorar las consecuencias de ignorar la realidad.
La rebelión contra Akenatón.
Dicho lo anterior, no soy fan de la música de Phillip Glass y el preludio no contribuyó a mi entusiasmo; este detalle es importante porque en las óperas y operetas, la base estética es la música, y el libreto solo sirve para proporcionar un contexto emocional apropiado, u oportunidad para la partitura musical, y una línea integradora para la interpretación total, según Ayn Rand. Extrañé, por ejemplo, una aria, o una tonada que pudiera traerme a la mente la música de esta presentación. Cosa que no hallé Akhnaten. Es cosa mía, claro, porque soy del siglo XX y crecí con otro tipo de ópera. Just say´in.
Horemeb; Aye, el padre de Nefertiti; y el sumo sacerdote de Amón contra Akenatón.
Si tienes la oportunidad de ver esta ópera hoy (tienes hasta las 4:00 p.m. (Central time) para empezar a verla), vela y quédate para ver las entrevistas detrás del escenario. Seguramente la volverán a presentar de nuevo y te la recomiendo.
Conocí a Akenatón cuando leí la novela Sinuhe, el egipcio, por Mika Waltari, ca. 1975/76 y me fasciné con los egipcios antiguos. De hecho, la primera vez que visité Nueva York sólo tenía una mañana libre y la dediqué completa a visitar la sección egipcia del Metropolitan Museum of Art. Esa es una de mis novelas favoritas; y, por cierto, hay película.