1.Hay varias clases de intocables; y una de ellas es la de Eliott Ness y Jim Malone que, durante la Ley Seca, en el Chicago de los años 20, combatían a la corrupción y a Al Capone. La otra es menos romántica y, francamente, su existencia me parece humanamente inaceptable. Dentro del sistema de castas del hinduismo, se les llama intocables a los parias. Personas que supuestamente son tan bajas como el excremento.
La tercera clase de intocables son aquellos que, habiendo cometido crímenes de forma habitual y reincidente, mueren sin haber sido alcanzados por la justicia y sin haber tenido que rendir cuentas.
Hitler se suicidó para no tener que responder por sus crímenes. Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, entre otros, murieron en la impunidad. Y hay posibilidades de que Fidel Castro muera “en olor de santidad”, sin haber tenido que pisar la prisión que en justicia le corresponde.
Aquí, en Guatemala no hemos sido ajenos al fenómeno. Durante 36 años una banda de terroristas asesinó, secuestró, extorsionó y efectuó actos de violencia cobarde con el objetivo de imponer la dictadura del proletariado, todo ello con el patrocinio del dictador cubano. Y dos de sus principales dirigentes, Rolando Morán y Rodrigo Asturias, ya dejaron este mundo sin saldar sus cuentas con la justicia.
El tema cobró vigencia en estos días, luego de la muerte del exjefe de la Policía, Germán Chupina, y me recordó una canción de Patxi Andion que dice: Se enjuiciarán los actos, verás./ Lo que hiciste y lo que no,/ Las posturas y el color,/ De tu pabellón./ Y habrá que decir por qué,/ Cómo y cuándo y para qué,/ Por dónde y por qué razón,/ y con qué ambición. Lástima que este no haya sido el caso de los intocables.
2. Aniversario de Ayn Rand. El 2 de febrero se celebró un aniversario más del nacimiento de la filósofa y novelista Ayn Rand. Mi filósofa favorita no necesita presentación entre algunos de ustedes; pero para quienes son nuevos en este espacio, aquí va uno de mis párrafos predilectos del discurso de John Galt, que se halla en su novela La rebelión de Atlas.
“En nombre de lo mejor que hay en ti, no sacrifiques este mundo a los peores. En nombre de los valores que te mantienen con vida, no permitas que tu visión del hombre sea distorsionada por lo feo, lo cobarde, lo inconsciente en aquellos que nunca han conseguido el título de humanos. No olvides que el estado natural del hombre es una postura erguida, una mente intransigente y un paso vivaz capaz de recorrer caminos ilimitados. No permitas que se extinga tu fuego, chispa a chispa, cada una de ellas irremplazable, en los pantanos sin esperanza de lo aproximado, lo casi, lo no aún, lo nunca jamás. No permitas que perezca el héroe que llevas en tu alma, en solitaria frustración por la vida que merecías pero que nunca pudiste alcanzar. Revisa tu ruta y la naturaleza de tu batalla. El mundo que deseas puede ser ganado, existe, es real y posible; es tuyo.”.
El miércoles 27 de febrero, a las 10:00 a.m., en el Auditorium Friedrich A. Hayek, de la Universidad Francisco Marroquín, se celebrará un foro sobre la obra de Rand. El mismo partirá de la proyección de escenas selectas del documental A Sense of Life, acerca de la vida y obra de la novelista y filósofa. A Sense of Life, fue nominado para el Oscar y si usted no puede asistir al foro, está disponible en Take One, la tienda de vídeos de Futeca, en la zona 14. Gabriel Calzada, Warren Orbaugh, y yo participaremos en el foro, que será moderado por Rossana de Grazioso.
Si usted comparte con Rand, la idea de que “el hombre es un ser heroico, cuyo propósito moral en la vida es su propia felicidad, para quien la realización productiva es su más noble actividad, y la razón su única guía”, ojalá pueda acompañarnos en la celebración de su cumpleaños. La entrada es gratuita.