10
Jul 24

Cuando los viajes eran noticias, y no “selfies”

 

Hasta bien entrados los años 80 era costumbre que, en las secciones de Sociales, de los diarios guatemaltecos se publicara que viajaban algunas personas poco mas, o menos conocidas. Este es un reporte, en el Imparcial, de una vez que mi abuelo, Luis, viajó a los Estados Unidos de América el 5 de septiembre de 1944.

El Imparcial, 5 de septiembre de 1944. Foto por Luis Andrés Schwartz.

Dice, la gacetilla: Esta mañana dejó la ciudad y marchó con destino hacia los Estados Unidos del Norte, el señor Luis Figueroa O., jefe de conocida familia capitalina, quien tiene el proyecto de permanecer allá varias semanas. Presentamos atento saludo de despedida al señor Figueroa apreciado hombre de negocios y representante de casas extranjeras y deseamos que su estadía en tierras del Tío Sam sea muy provechosa.

Esto es de cuando era un acontecimiento que alguien viajara.  De cuando la gente no viajaba en pijama, ni en tank top.  De cuando los viajes eran noticias, y no selfies. Recuerdo que cuando yo era niño -en los años 60- me ponían chaqueta, corbata y ¡Hasta sombrero! para volar. 

Creo que los diarios dejaron de publicar este tipo de notas sociales cuando se hizo peligroso exponer los ires y venires de las personas. Como se hizo peligroso exponer sus fiestas y acontecimientos, así como sus relaciones familiares y comerciales. 

En las secciones de Sociales, de los medios escritos, uno se enteraba de quién era quién, quiénes estaban relacionados con quienes y a veces era muy chistoso.  Guatemala era una sociedad muy pequeña y estaba principalmente concentrada en la ciudad capital donde ocurría todo lo que era considerado socialmente interesante por los medios de comuniación masivos. 

Esa función ahora la cumplen las redes sociales virtuales donde cuando alquien quiere saber quién es quien y quién está relacionado con quien lo que hace es estoquear.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista. 


29
May 24

Al rescate de recuerdos

 

Las de la foto son lo que queda de las películas de mi abuelo, Luis.  Faltan tres, que yo sepa, pero es posible que hubiera unas pocas más.  

A mi abuelo paterno le gustaba la fotografía y tenía una cámara de cine de 8 mm. Con ella captaba eventos familiares que son recuerdos valiosos. Por ejemplo: la boda de mis padres, y otras bodas familiares; algún viaje, o excursión; alguna fiesta y la primera vez que mi madre llegó a la casa de mis abuelos paternos. Hay unas de yours truly con sólo semanas de vida. 

Hace poco temí que las pelis se perdieran para siempre a manos de vándalos. Antes de esto las rescaté de una bodega parcialmente inundada.  No todas las que hay en la mesa son rescatables y la mayoría son sólo parcialmente rescatables.  Ahora están en manos de profesionales y de verdad espero que se salve la mayor cantidad posible.

La última vez que las vi completas y  en buen estado fue ca. 1982 mientras me recuperaba de una hepatitis que cogí por comer shucos.  Cuando era niño mi abuela, Frances, a veces exhibía algunas en la sala de su casa y aquello siempre era motivo de alegría entre grandes y chicos. 

Si tienes fotos, o películas viejas en tu casa -especialmente si son de valor familiar, o histórico- haz lo posible por protegerlas.  Si no te interesan, obséquialas a quien las valore.  Es una lástima que mucho de este material se pierda para siempre.

Ya antes había escrito algo de ellas y en la foto se ve que eran más.


14
Jun 23

La moda masculina en 1898

 

Los requerimientos de la moda masculina, en 1898, eran elevados según el Salón de la moda, de Barcelona, en una reseña publicada en el Diario de Centro América, aquí en Guatemala.

Un hombre bien, de aquellos tiempos, necesitaba un traje de la mañana; un traje de la tarde, o de visita; uno traje para misa, o boda cuando no fuera parte de la comitiva; otro de comida íntima; necesitaba un traje de banquete; uno de boda cuando formaba parte de la comitiva; un traje de entierro si presidía el duelo, otro de ópera; uno más de teatro; otro de baile; y uno de recepción oficial. 

El otro día ofrecí contar la historia de la chaqueta de estar en casa, de James H. Vinter; así que aprovecho ahora.  En los años 30, James H. Vinter fue el gerente del Anglo South American Bank (que precedió al Banco de Londres y Montreal, que todavía conocí). También fue fundador del hotel Casa Contenta, en Panajachel, establecimiento que luego fue de mi bisabuela, Adela S. de Morales

Mi bisabuela me heredó sus muebles de dormitorio y entre lo que había adentro hallamos una chaqueta de estar en casa que, según Mami, había sido de Mr. Vinter.  Era una chaqueta de tela verde, de una textura suave y muy agradable, con solapas y el borde de las mangas de seda negra.  Era una pieza elegante y que cool era el concepto de chaqueta para estar en casa

Durante mucho tiempo la tuve en casa y la usaba para disfraces; hasta que un día me la robaron cuando yo estudiaba en la University of Maryland.  Así que así se perdió en la guerra la chaqueta de Mr. Vinter. Que algo se perdió en la guerra es un dicho que usamos en casa para referirnos a objetos históricos que hemos perdido en mudanzas, limpiezas generalizadas y profundas, o por descuido…y en este caso por robo.

Por cierto que James H. Vinter y su esposa, Edythh, se hallan enterrados en el espacio de la colonia británica en el Cementerio General de la ciudad de Guatemala. De cuando en cuando, mi abuela, Frances, a quien yo acompañaba, pasaba por ese lugar para asegurarse de que aquellas tumbas estuvieran limpias. ¿Cómo estarán ahora? Edyth, por cierto, fue filántropa vinculada a la Sociedad Protectora del Niño, organización con la que también colaboraba mi abuela, Frances. 

De vuelta al tema de la elegancia de ilo tempore, el columnista de Prensa Libre, Valentín Solórzano, una vez escribió que mi abuelo, Luis Figueroa Olaverri, era el arbiter elegantiarum o árbitro de la elegancia durante la generación de los 30; y estoy seguro que lo fue hasta que falleció en 1963.  Ciertamente era un hombre muy elegante.

Gracias a Andres Schwartz por la pista sobre la moda en 1898.


12
Nov 18

La barbería

Cuando era niño, mi padre me llevaba a la barbería del Hotel Palace, donde él y su padre se habían cortado el pelo.  Mi abuelo, Luis. por cierto, tuvo otra temporada de ir a la Barbería Londres, que es mencionada en el artículo que inspiró estas líneas y que creo que quedaba en la Décima calle y Séptima avenida.

Un reportaje titulado El regreso de los barberos, publicado en la Revista D, me trajo a la memoria los barberos de mi infancia y de mi adolescencia.

Mi abuelo se cortaba el pelo cada ocho días…y a mí me cuesta mucho, pero mucho ir cada dos, o tres. ¿Sabes qué sí me gustaba mucho y ya no es igual? El aroma a agua de colonia y a talcos de aquellas barberías del centro.

También durante mi infancia hubo un tiempo en que uno de los barberos del Palace, cuyo nombre creo que era don Meme,  llegaba a casa a cortarnos el pelo a mi hermano, Juan Carlos y a mi.  En aquel tiempo uno iba a clases de 8:00 a 12:00 y de 2:00 a 4:00.  Cada tanto, en algún momento entre el almuerzo y la hora en que pasaba el bus del colegio para llevarnos de vuelta en la tarde, llegaba don Meme y nos pelaba a mi hermano y a mí.  No era raro que luego de los procedimientos, mi papá nos preguntara: ¡¿Quién te peló, que sólo las orejas de burro te dejó?!

Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de la barbería del Palace –ca. 1966- fue el de una tarde en que estornudé y el barbero que me atendía respondió ¡Salut implora! Frase a la que contesté: ¡Cucaracha inmunda! y acto seguido los cuatro, o cinco barberos que había en la sala y la demás gente soltaron carcajadas. Pero, ¿de dónde vino eso? Pues de mi abuelo Jorge que, cuando uno estornudaba, respondía ¡Salut implora, cucaracha inmunda!  y a los niños eso nos causaba mucha gracia, y yo pensaba que era lo apropiado para decir en caso de estornudo.

En mi adolescencia temprana, iba a cortarme el pelo a la Barbería España, en la Quinta avenida y novena calle, donde todavía atendía uno de los viejos barberos de la Palace, pero no el mismo que me llegaba a cortar el pelo a la casa cuando era niño y creo recordar que se llamaba don Carlos. Lo importante de esa barbería es que allá iba yo sólo, por mi cuenta y en camioneta, sin que me acompañara alguien de la casa.

Todavía existen los pequeños azulejos que había en el local de la Barbería España, en la Quinta avenida; y el edificio del Hotel Palace ahora es un colegio.  A ver si un día que ande por ahí me da por visitar el lugar para ver qué tanto ha cambiado.

Ah, y casi se me olvida, alguna vez me llevaron a la Barbería Los caballitos, que era para niños y quedaba poco más, o menos en la Quinta avenida y Primera calle de la zona 1.

La foto del Hotel Palace, en 1926, es de Guate Histórica.


16
Ago 14

Para ver “slides” en 3D

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A principios de los años 50 mi abuelo, Luis, llevó su afición por la fotografía y el cine a otro nivel y compró una cámara stereo para slides. Con ella tomó muchas fotos familiares y otras de Guatemala.  Es una bonita colección; pero más bonita es la experiencia de ver los slides en 3D, de una forma realista.

Cuando era niño pasaba horas pegado al Brumberger Stereo Slide Viewer que ilustra esta entrada, viendo y viendo fotos. Buscando detalles y viajando con la imaginación.  Viendo lugares que conocía e imaginando lugares que no conocía.  Tenía añales de no ver los slides y el jueves en la noche los volvía a ver con mi sobrino, Andrés. Hasta se me habían olvidado muchísimos de ellos.  ¡Encontré unos que creía perdidos!  Fue una experiencia muy, pero muy agradable.


13
Jun 11

Las películas de mi abuelo

Desde la segunda mitad de los años 40, del siglo pasado, hasta 1963, mi abuelo -Luis- usaba su cámara de cine para guardar recuerdos de la familia.  Bautizos, bodas, y otras celebraciones fueron filmadas en pies y pies de película.  Ahí estaban la boda de mis padres y mi bautizo.

Entre todo ese pietaje quedaron imágenes de la vida chapina en aquellos tiempos, y de lugares como La Casa Crema (que en los años 40 era la residencia del Jefe de las Fuerzas Armadas), el Ingenio Pantaleón,  del Lago de Atitlán y Panajachel.

Mi abuela -Frances- cuidó ese material hasta los años 80 y yo lo tuve guardado hasta los años 90.  Luego fue a parar a una bodega y ahí estuvo entre el agua.  Casi todo se dañó por el óxido y el moho, pero ayer dediqué buena parte del día a limpiar y airear algunos de los rollos que no fueron totalmente destruidos.

Me pregunto si serán rescatables.


27
Abr 09

Homenaje a Lara: De Santa a Aventurera

La noticia de que Agustín Lara había muerto llegó a la casa de mi abuela cuando estábamos desayunando, y fue de lo único que se habló durante la comida. Yo tenía 9 años pero me sabía Granada María Bonita; en tanto que no me eran ajenas Noche de rondaMujer, ni Farolito, entre otras.

Yo crecí entre esa música, e incluso personajes como Pedro Vargas y Miguel Aceves Mejía habían cenado y cantado en casa de mis abuelos, Luis Frances. Don Pedro, por cierto, les dió a mi padre y a mi madre sendos autógrafos; y la foto que ilustra esta nota es la del de mi papá.

Por eso me gustó mucho ir al espectáculo De Santa a Aventurera que fue presentado el sábado por la Organización para las Artes de la Universidad Francisco Marroquín. Fue muy agradable oir anécdotas contadas por Guadalupe Loeaza, Pavel Granados y Gustavo García, así como ver escenas de algunas pelis con música y actuación de Lara, y escuchar sus canciones en las voces de Gloria Cáceres y Luis Girón May. De Santa, no me acordaba; pero de Aventurera sí, porque cuando ese espectáculo vino a Guatemala hace unos años, hasta subí a bailar en el escenario. Yo, que bailo tan bien como un horno de microondas.

Francamente disfruto mucho de las letras poéticas y bastante barrocas de Lara; la noche estuvo llena de anécdotas que subrayaron la personalidad compleja del compositor (como si no hubiera una personalidad que no fuera compleja, lo cual no quiere decir que por ello tenga que ser incoherente).


20
May 07

Exhumación y tradición

Ayer, de acuerdo con la tradición hawaiiana, los restos de mi abuelo, Luis, fueron exhumados y colocados dentro del féretro de mi abuela, Frances.

La foto la tomé mientras el encargado abría el nicho donde se hallaban los restos de mi abuelo, justo al lado del nicho que ocupan los de mi padre.
De acuerdo con otras tradiciones, yo le hubiera puesto a mi abuela una botella de vodka; un paquete de cigarros; muchos libros; varios crucigramas; una foto de su gato, Nicolás; varias novenas y un paquete con estambre y agujas de tejer.

08
May 07

Mi abuela y la tercera dimensión

Los que siguen de cuando en cuando mis columnas habrán notado que menciono con alguna frecuencia a mis abuelas. Bueno…esta es Frances, mi abuela paterna, y lo que hace es ver una revista con anuncios en tercera dimensión. Ahí donde la ven, no es la primera vez que pasa por esa experiencia ya que mi abuelo Luis tenía por afición el cine y la fotografía y tomaba diapositivas en tercera dimensión.


05
Feb 07

El obituario de mi abuelo

 

Este el obituario de mi abuelo Luis Figueroa O. publicado el 30 de septiembre de 1963 en Prensa Libre y está firmado por O.B.A. Llegó a mí, ayer, gracias a que lo guardó doña Nati, la mamá de mi amiga Ana María.

El más doloroso impacto vino a conmover a los familiares e infinidad de amigos del que fuera exquisito caballero Luis Figueroa O. cuyo repentino fallecimiento ocurrió en los primeros minutos del día de ayer, a consecuencia de un infarto al miocardio que le sorprendió, precisamente cuando con la alegría que era natural en su espíritu juvenil, asistía a una fiesta familiar. 

Con la muerte de Luis Figueroa, podemos decir que hay luto en Guatemala y gran pesar en los campos del deporte, especialmente en los del Mayan Golf Club, en cuyos “links” conquistó una veintena de valiosos trofeos que conservaba con justo orgullo de vencedor.

En los círculos comerciales se apunta una baja muy sensible ya que el señor Figueroa dedicó su vida activa a esta rama que supo enaltecer con su indiscutible honestidad y también se hará sentir su falta en las campañas de índole humanitaria o filantrópica, a las que el desaparecido prestó siempre su valioso concurso y su más amplia colaboración.

Luis Figueroa, el hombre alegre y siempre jovial, será recordado como una figura de gran valía en nuestros círculos sociales, donde su ancha sonrisa y su corazón de oro fueron característica de su condición de caballero de la amistad.

Hijo y esposo amantísimo, Luis fue un padre sin tacha que supo formar y mantener un hogar decoroso en todo sentido, por esas cualidades y otras múltiple virtudes, su deceso, a los 53 años de vida, es una pérdida irreparable que embarga de dolor a todos cuantos tuvimos el privilegio de conocerle y de tratarle. confirmación de estos conceptos fue la manifestación de duelo organizada con ocasión del sepelio de sus restos, que saliendo de la casa mortuoria en la Avenida Independencia 10-40 de la zona 2, los llevó al cementerio general ayer a las dieciséis horas con un acompañamiento de no menos de quinientas personas.

Escribimos estas líneas con el alma conturbada en gracia del aprecio, la estimación, el afecto y la simpatía que nos inspiró Güicho Figueroa, siempre elegante, impecablemente vestido, luciendo por fuera la limpieza que llevaba por dentro, que reinaba en su alma y en sus acciones, siempre a la vista, sin dobleces, con franqueza, con hidalguía, y con el anhelo de servir por la satisfacción que causa aquello de hacer el bien por el bien mismo.

Descanse en paz el querido amigo y acepten sus deudos el testimonio de nuestra sentida condolencia, que en forma especial significamos a su acongojada madre, doña Jesús Olaverri viuda de Figueroa, a su insustituible compañera Frances Chacón Schuman de Figueroa, a sus hijos Luis Figueroa Chacón y señora Norita Jurado de Figueroa, Silvia, Freddy y Patricia Figueroa Chacón, a sus nietecitos y a sus hermanos: Juliana, Balvina, Lorenzo y Saturnino Figueroa Olaverri.