Algunos comentarios de Facebook, entre ayer y hoy, mostraban perplejidad por el hecho de que mientras que cabe la posibilidad de que los Estados Unidos de América intervenga en Siria, los medios de comunicación masivos estaban más interesados en Miley Cyrus y su numerito con Robin Thicke.
En abril pasado participé en un coloquio titulado La libertad y autoridad en el pensamiento español, durante el cual leímos y discutimos a Pedro Calderón de la Barca, Miguel de Unamuno y a José Ortega y Gasset. Es este último el que nos da la clave de por qué es que en la sociedad en la que vivimos mucha gente está fascinada con Miley Cyrus, las Kardashian, y Honey Boo Boo.
Pregunta Ortega y Gasset: ¿Qué es lo que vemos y al verlo nos sorprende tanto? Vemos la muchedumbre, como tal, posesionando de los locales y utensilios creados por la civilizacion. En este caso los medios masivos (¡que son masivos!)…la muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si existía, pasaba inadvertida, ocupaba le fondo del escenario social; ahora se ha adentrado en las baterías, es ella el personaje principal. …”lo característico es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho a la vulgaridad y lo impone dondequiera”. La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo corre riesgo de ser eliminado. Y claro está que ese “todo el mundo” no es “todo el mundo”. “Todo el mundo” era, normalmente, la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, epseciales. Ahora todo el mundo es sólo la masa. Este es el hecho formidable de nuestro tiempo, descrito sin ocultar la brutalidad de su apariencia…quien no entienda esta curiosa situación moral de las masas, no puede explicarse nada delo que hoy comienza a acontecer en el mundo.