22
Nov 10

Tragedia de la comunidad internacional

Bruja 1.
¿Cuándo nos volveremos a ver?
¿Bajo el trueno, el rayo o la lluvia?

Bruja2.
Cuando acabe el barullo
y hayan victoria y derrota.

Bruja 3.
Antes de que el sol se ponga.

Bruja 1.
¿En qué lugar?

Bruja 2.
En el yermo.

Macbeth, de William Shakespeare, comienza con este diálogo entre Las tres hermanas fatídicas que se ponen de acuerdo antes de su próximo encuentro con el barón de Glamis.  Un diálogo así de tenebroso se me ocurre que sucede cuando la comunidad internacional se pone de acuerdo para decidir sobre los guatemaltecos.

En esto pensé cuando leí que la burocracia internacional exige que sea aprobada aquella aberración que es la Ley de Extinción de Dominio.  Cegados por el pragmatismo, el corto plazo, la guerra perdida contra las drogas y un espeluznante desprecio por el estado de derecho, funcionarios y embajadores están presionando para que aquel esperpento sea aprobado.  Y como luego de la reunión de las brujas de Macbeth, nada bueno va a salir de todo esto.

La ilustración es Shakespeare y sus amigos, de una pintura en la Corcoran Gallery, de Washington D.C. Tomada de The Harvard Classics, volume 46.


12
Nov 10

La toma de Guatemala, ¿está encaminada?

Los niveles de impunidad rebasan la capacidad de la Comsión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, dijo el miembro (¿o ex miembro?) de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, Ramón Cadena.  Y lo que dijo es muy importante porque la Cicig está enfrentando una crisis.

Como veo la cosa es que desde hace ratos hay grupos políticos muy interesados en pintar a Guatemala como un estado fallido. ¿Con qué propósito? Con el objetivo inmediato de que la comunidad internacional tome el control político del país y neutralice los procesos internos de construcción de una república basada en el estado de derecho; y lo sustituya por un mecanismo constructivista para establecer el socialismo, sin necesidad de acudir a los procedimientos democráticos.

La nonata Comisión de Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad en Guatemala fue el primer intento por tomar el control institucional del país.  Y fracasada esa instancia, la Cicig fue the second best.  Empero, los arquiectos del plan ya se están dando cuenta de que si su instancia no tiene los poderes plenos de una KGB, una Gestapo, o una Stasi, la cosa es cuesta arriba.  Porque los chapines no son tan ovejunos como parece.

Desde otra perspectiva, pero con similares efectos, la guerra perdida contra las drogas está haciendo otra parte del trabajo.  Una pleyade de regulaciones intrusivas, específicas y concretas está haciendo la labor de intimidar y neutralizar a la sociedad.

En La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, el científico del estado, Floyd Ferris se lo explica así a Hank Rearden: ¿Realmente pensó que queremos que esas leyes se cumplan?..lo que queremos es que se dobleguen…Buscamos el poder y vamos directo a él.  Ustedes son sólo segundones.  Nosotros conocemos los verdaderos trucos y será mejor que lo admitan.  No hay forma de gobernar  a personas inocentes, porque el único poder que tiene cualquier gobierno es el de lanzarse violentamente contra los criminales…Se declaran delictivos tantos actos que es imposible que la gente viva sin quebrantar alguna ley…si uno dicta leyes que nadie puede respetar, que es imposible hacer cumplir y que no pueden interpretarse de manera objetiva, inmediatamente crea una nación de transgresores y, enseguida, se puede caer sobre los culpables.

De ahí que la Cicig y la guerra perdida contra las drogas demanden una legislorrea compleja y ambigua.  De ahí que ex miembros de la guerrilla y sus organizaciones en la sociedad civil sean tan entusiastas de la multimplicación de delitos y de criminalizar todo lo que se pueda.  De ahí que estén anunciando que la Cicig no es suficiente y que hace falta más, más y más.  Un tribunal de fuero especial, quizás, como lo dejó ver Cadena.

Y ni siquiera haría falta que hubiera un consentimiento ciudadano.  No.  Según Cadena, los políticos socialistas y sus burócratas que dominan el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas tendrían la facultad de imponerse, sin más.

Pero a la ONU hay que verla con cuidado; y a sus entusiastas les recomiendo tres libros muy buenos: ONU, historia de la corrupción, por Eric Frattini; El espejismo humanitario, por Jordi Raich; y Lords of Poverty: the Power, Prestige and Corruption of the International Aid Business, por Graham Hancock.

El tema de la toma de Guatemala ya está siendo discutido en serio.


25
Oct 10

Por todos esos hermosos ignorantes bastardos

Imagen de previsualización de YouTube

Cuando leo que muy pocas personas advierten el peligro que implica la Ley de Extinción de Dominio y leo que numerosos individuos y grupos sociales han doblado la cerviz para apoyar esa ley, de lo que me acuerdo es de la estupenda serie Boardwalk Empire que está transmitiendo HBO.

Esto es porque dicha ley es parte de la guerra perdida contra las drogas.  Mientras que, como en la serie, los delincuentes y sus cómplices políticos dependen de la prohibición para hacerse inmensamente ricos; tanto la criminalización de las drogas como las leyes que son aprobadas para que continúe la guerra minan los derechos individuales y los derechos civiles, abren las puertas para la arbitrariedad política y administrativa, elevan los costos de transacción en negocios legítimos, anulan la presunción de inocencia y desactivan otras garantías del debido proceso, crean un ambiente propio para la dictadura legal, y corroen el tejido social, todo ello en perjuicio de las personas honradas, y en beneficio del ambiente que hace posible que el precio de las drogas se exageradamente elevado y que el costo de la violencia criminal sea relativamente bajo.  Esto es importante, muy importante: la producción y el comercio de drogas son negocios inmensamente lucrativos sólo porque son negocios prohibidos; y la violencia criminal que hay alrededor de esos negocios, sólo es necesaria debido a la criminalización de aquellas actividades.

Con respecto a legislaciones como la LED, Radley Balko escribió en The Government´s License to Steal,  que la posibilidad de civil asset ofreiture is an unjust practice under any curcumstances.  It is an invitation to corruption, offering a way for the government to get its hands on someone´s property under a lower standard of proof than it must meet to convict someone; y eso, en un país casi sin instituciones, como Guatemala, es una invitación no sólo a la arbitrariedad de siempre, sino a la dictadura.

Los hermosos ignorantes bastardos a los que hace alusión el político corrupto Nucky Thompson, de Boardwalk Empire, son los mismos en 1920, que en 2010; pero aquí, y ahora, son infinitamente más peligrosos.

Mi abuela, Juanita, vivió en Nueva York durante los primero años de la Prohibición; y ella contaba que siempre había licor disponible.  Tanto para grandes fiestas, como para reuniones íntimas.  Y siempre se consumía, aunque aveces se hiciera en tazas de café para mantener las apariencias.  Mi maestra, Nan C. Robertson, contaba que su madre (¿o su abuela?) hacía ginebra en su tina de baño.   Entonces, como ahora, lo prohibido se conseguía siempre y a cualquier costo; porque, como dice Nucky Thompson, la gente quiere el producto.  Y cuando la gente quiere algo siempre hay un Al Capone, un Lucky Luciano, o un Joseph Kennedy dispuesto a proveerlo.

Aquí, entre nosotros, los nombres son distintos; pero las actividades y los modus operandi son iguales, o parecidos.  A penas, ayer, Bernardo Rico, representante de la Internacional Financial Corporation, advirtió que la lógica moral nos obliga a enfocarnos en atacar el problema desde su base.  Estados Unidos y otros países de alto consumo de drogas deben ser instados a encontrar maneras de disminuir su demanda [lo cual yo veo complicado] o incluso a empezar a legalizar ciertas drogas para eliminar las enormes utilidades ilícitas y su organizaciones violentas que las sostienen.  Esta posibilidad ya está encaminada; no sólo porque como dice Rico, tiene el apoyo de algunos expresidentes latinoamericanos como Vicente Fox, Fernando Enrique Cardoso y César Gaviria, sino que también cuenta con el de intelectuales tan distintos como Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.  Y próximamente, en California podría ser aprobado el cultivo, venta y consumo de marihuana.

Al final de la historia, los controles, las prohibiciones, los patrullajes, y otras supuestas soluciones al problema de fondo sólo servirán -como están sirviendo- para incrementar el poder económico y el poder de fuego de los que están involucrados en el negocio de las drogas.  Y para incrementar el poderío de aquellos que necesitan herramientas legales para sustituir el estado de derecho por el estado de legalidas y afianzarse en el usufructo del poder.


23
Oct 10

Las ramas de lo que ocurrió en la Zona Viva

Estimo que la idea de una Zona Viva, al estilo de las zonas rosa que hay en otras ciudades, surgió allá por los años 80.  Lo recuerdo bien porque durante un tiempo viví con mi abuela en la Segunda avenida y 12 calle.  Por aquel tiempo hubo un intento de ponerle de nombre algo así como la Zona de las Jacarandas; pegó más el de Zona Viva.

Durante un buen tiempo ahí estuvieron algunos de los mejores restaurantes de la ciudad; y muchos de los mejores lugares de diversión nocturna.  La Zona Viva surgió espontáneamente alrededor de uno de los hoteles de 5 estrellas más importantes de la ciudad, y en un área cuya arquitectura y urbanismo se prestaba para el efecto.  Naturalmente, al margen de la mera Zona Viva surgieron negocios cutres para atender a la clientela que buscaba acercarse a donde estaba la acción.  Y la Zona Viva se empezó a deteriorar.  Eso sí, el racionalismo constructivista trató de rescatar el área y mandó a poner maceteros en las esquinas y a poner aceras de mármol verde, quién sabe a qué costo. Pero el deterioro continuó.  Ese deterioro, digo yo, tiene que ver con dos fenómenos naturales: 1. La gente se aburre de ir a los mismos lugares y la vida nocturna evoluciona.  2. La economía de los chapines no da para sólo restaurantes de 5 tenedores, hoteles de 5 estrellas y otras diversiones caras; y demanda, claro, lugares más cómodos económicamente hablando.  Vi buena parte de ese proceso porque durante mucho tiempo viví en la 14 calle.

Algo parecido, pero en muchísimo menos tiempo, ocurrió con ese otro experimento racionalista y constructivista que fue Cuatro Grados Norte que terminó asfixiado porque la gente se cansó de ir ahí, y porque fue rodeado por lugares cutres.  Aunque las calles principales del distrito contaban con alguna seguridad privada, los alrededores se volvieron peligrosos, como ocurrió en la Zona Viva.

Algo así de triste auguro que va a pasar con la Sexta Avenida, que es el tercer experimento racionalista y constructivista de esta misma naturaleza.

Luego de la balacera que ocurrió en la Zona Viva hace ocho días, hay mucho clamor por resolver el problema de inseguridad haciéndose énfasis en la proverbial incapacidad de las autoridades locales.  Pero ojo; primero, es natural que los barrios y los distritos evolucionen de acuerdo con las necesidades de la gente, la composición de la clientela y sus posibilidades económicas.  Eso es un hecho que tiene más que ver con lo difícil que es el crecimiento económico en un ambiente tan adverso como el guatemalteco, que con poner aceras de mármol, o sembrar macetas. Y, segundo, la delincuencia como la del sábado pasado en la Zona Viva está íntimamente relacionada con las condiciones que crea la criminalización de las drogas.  Y ese fenómeno, el de la guerra perdida contra las drogas, también escapa a las modestas posibilidades de autoridades ineptas que creen que este tipo de cosas se arreglan con más licencias y regulaciones para restaurantes, bares y discotecas; con más prohibiciones y toques de queda; o con medidas parecidas.

La guerra contra las drogas escapa a la modestia de la improvisación local y se está peleando en las calles, pueblos y carreteras de Guatemala.  La misma, a pesar de su fracaso, seguirá reclamando vidas.  Como dijo Henry David Thoreu, por cada mil personas atacando las ramas de un problema, hay una sóla atacando sus raíces.  Antes de que los muertos sean más, es hora de cuestionar la guerra contra las drogas.

La foto, por cierto, es de la 14 calle de la Zona Viva, tomada la noche en que vino George W. Bush.


20
Oct 10

El reino Kan en el reino de la impostura

Lo triste es que no debería de extrañarnos: Las ruinas de la cuna de la cultura maya están en peligro de destrucción por saqueo; y El Mirador, la que fuera la ciudad más grande de los mayas -en el reino Kan-, allá por 600 a.C. está por llegar a un punto de destrucción irreversible.

Afortunadamente tuve la oportunidad de visitar el reino Kan en 2005 y de vivir ahí, junto a la mejor compañía, una aventura extraordinaria.  En diciembre de ese año volamos a Flores, Petén, y ahí nos estaban esperando 2 vehículos que nos internaron en la selva hacia la población de Carmelita donde desayunamos.

Al concluir los alimentos, un equipo de lugareños -integrado por el guía Darwin, la cocinera Gladys, un ayudante y dos muleros- nos tenía preparada la recua de 12 mulas que nos llevaría por dos días y medio hasta El Mirador.  Y así agarramos camino.

Nos enlodamos hasta dentro de las orejas, dormimos en un campamento de chicleros y en otro que olía a orines de serpientes.  Vimos huellas de jaguar y oímos a esos magníficos felinos una noche.  Comimos el mejor pollo frito que he saboreado en mi vida.  Vimos la osamenta de una mula que fue atacada por abejas y  mi sobrino sacó una tarántula de su zapato.  En la única noche que vimos el cielo, este era tan estrellado que no pudimos identificar las constelaciones.  Una noche dormimos entre el agua y bajo un aguacero.  El vino no faltaba para la cena, y los panqueques se sentían deliciosos en el desayuno.  Dos veces me caí de la mula porque la silla de montar no estaba bien apretada. Atravesábamos bajos en los que el agua nos llegaba hasta la cintura, y pasábamos sobre lodo que, al pisarlo, despedía nubes, ¡nubes! de insectos.  La lluvia sólo de oía, porque la espesura de la selva no dejaba que llegara hasta nosotros en el suelo.  A ratos, no había nada más que verde, verde, verde, y más verde.  A ratos había un sol que abrazaba, a ratos la humedad mantenía mis anteojos nublados y a ratos todo era tan fresco y tan rico.

¿Cuál fue mi experiencia más dramática en esa aventura?  Pues…iba yo montado en mi mula durante el segundo día del viaje, pensando: What possessed me?, cuando vi que por mi izquierda se aproximaba hacia mí una hoja llena de espantosas arañitas negras con rojo.  Con un movimiento como de la película Matrix me incliné hacia la derecha y logré evadir el conglomerado repugnante de arácnidos. Entonces, con la mano izquierda me quité los anteojos y con el dorso de la mano derecha me sequé el sudor que caía sobre mi ojo izquierdo.  Y fue, entonces, cuando una hoja quedó atrapada entre el dorso de mi mano y mi ojo, así que sentí cuando aquella se frotó contra mi piel.  Momentos más tarde empecé a sentir calor y ardor alrededor de mi ojo izquierdo.  Y el calor y el ardor empeoraron. Y pensé: Voy a perder el ojo. Ahí estaba yo, a dos días de la población más cercana, en medio de la jungla, y me iba a quedar tuerto.  Pero el guía, Darwin, me dijo que seguramente no perdería el ojo y me lo lavó con agua abundante.  Y bueno, yo seguí montado en mi mula hasta que las molestias desaparecieron.  No sin que antes yo me imaginara como el pirata cojo y con parche en el ojo de Joaquín Sabina.

Con todo y todo, la sensación de gozo y triunfo al haber llegado hasta allá en mula y caminando, sólo es superada por la intensidad de lo que se siente cuando uno está viendo la pirámide de La Danta, desde la pirámide de El Tigre, y tiene a sus pies el inmenso mar verde que es la selva.  Todo ello envuelto en la luz del atardecer y el olor a copal.

Que bueno que fuimos porque a como van las cosas, quizás ya no haya El Mirador para rato.  Hoy sabemos de que a pesar de proyectos megalómanos como Cuatro Balam, la abulia, la ineptitud y la guerra contra las drogas podrían acabar con el reino Kan.  El Mirador, ahora, está en el reino de la impostura en el que estamos sumidos los chapines.


18
Oct 10

Más muertos, ahora, que durante la guerra de la URNG

Si fuera cierto que durante la guerra de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, entre 1960 y 1996, murieron más de 200,000 personas; eso arrojaría un promedio diario de unas 15 víctimas.  Esto es, 4 víctimas mortales menos que las 19 que se reportan actualmente.

Claro que quienes hemos leído Guatemala, la Historia silenciada, por Carlos Sabino tenemos muchas reservas acerca de la cifra mágica de los 200,000; pero de todos modos sirve para poner en perspectiva lo dramáticas que son la inseguridad, la impunidad y la falta de justicia en la Guatemala de 2010.

Muchas de estas muertes, por cierto, se evitarían si fuera eliminada la criminalización de las drogas, fenómeno político que es el marco contextual para actos repudiables como la balacera del sábado pasado en la madrugada.


13
Oct 10

Guerra contra las drogas enfrenta a hermanos

En el marco de la guerra contra las drogas, es decir que para tratar de impedir que los gringos consuman estupefacientes, las autoridades migratorias de Costa Rica están estudiando la posibilidad de restringir el ingreso de guatemaltecos por medio de una visa.

Esto ocurre luego de que una avioneta piloteada por guatemaltecos y cargada con cocaína se estrelló en Costa Rica.  La avioneta viajaba con frecuencia de Guatemala a Costa Rica.

Lo que procedería, si aquello se llega a hacer realidad, es que Guatemala les exija visas a los ticos; y así, en el marco de una guerra ajena, inganable y absurda, se enfrentan dos pueblos hermanos.


17
Sep 10

Toc, toc. ¿Quién es? La guerra contra las drogas

La guerra contra las drogas tiene ratos de estar tocando a las puertas de los chapines; pero el miércoles pasado, con la balacera de Tikal Futura, tocó fuerte. Yo digo que es tiempo de repensar esa guerra porque no sólo es un fracaso, sino que los muertos los estamos poniendo por acá.

Por cierto que hoy leí que el consumo de drogas ilegales, en los Estados Unidos de América aumentó hasta el 8.7% en 2009; y entonces resulta que no sólo estamos poniendo los muertos y estamos perdiendo la libertad y nuestros derechos más fundamentales, sino que, encima, la mara consumidora no deja de demandar más y más drogas.

Jorge Castañeda y Rubén Aguilar en su libro El Narco: La guerra fallida, citado por el cuate Juan Carlos Hidalgo del Cato Institute ilustran cómo el precio de la cocaína va exponencialmente en aumento conforme se acerca a su destino final en EE.UU. De acuerdo a información recabada por los autores, el kilo de cocaína pura se vendía en Colombia a aproximadamente $1.600. Ese mismo kilo aumentaba su precio hasta $2.500 al llegar a Panamá. Una vez en la frontera norte de México ya costaba $13.000, y en EE.UU. aumentaría a $20.000. Luego, en las calles de las principales urbes estadounidenses, ese mismo kilo podría llegar a venderse al menudeo en $97.000. Por esta razón, los márgenes de ganancia de los carteles de la droga son enormes. De acuerdo a algunos estimados, una organización narcotraficante puede perder el 90 por ciento de su carga y aún así permanecer lucrativa. Según cifras de las Naciones Unidas, el comercio mundial de estupefacientes alcanza los $320.000 millones al año.

La prohibición de las drogas es lo que hace posibles aquellas cifras y aquellas ganancias. Y estas son los incentivos, nada despreciables, para la delincuencia, la violencia, la corrupción, el deterioro de las instituciones, la pérdida de los derechos individuales y todos los otros males que ahora estamos viviendo tan de cerca y de forma tan dramática. Ya no se trata de cosas que pasan en Colombia, o en México; porque están ocurriendo ¡ya!, en nuestros vecindarios.

Y no es que ocurran en rincones marginales y oscuros. Empiezan a ocurrir y a acercarse a las plazas de los Habie, de los Herrera, los Gutiérrez y los Castillo. Y el problema con el narco es que tiene la billetera más grande que todos ellos juntos.

Es tiempo, digo yo, de que Guatemala y Centroamérica encabecen un movimiento para convencer a México, Colombia y a Bolivia, por lo menos, de que la fracasada guerra contra las drogas es un callejón que sólo conduce a la delincuencia y a la corrupción. Es tiempo de dejar de poner los muertos y de rescatar las instituciones y los derechos individuales. Es tiempo de dejar de falsear la realidad y de despenalizar la tenencia, el comercio y el consumo de drogas. ¡Que los muertos, los pongan otros!


16
Sep 10

Narcobalacera desde la óptica de Cándido

Cándido regresó anoche -después de una larga ausencia- y se vino a encontrar con la balacera en Tikal Futura; hecho noticioso extraordinario. Cándido oyó en algún noticiero que no había foto alguna del narco al que perseguían las fuerzas de seguridad; y me preguntó que ¿cómo iban a saber, los policías, a quién capturar si no tenían foto? Y yo no supe qué contestarle. Hoy, que vio la foto de portada de Siglo Veintuno, Cándido me hizo otras preguntas: Si le dispararon tanto al vehículo del narco, ¿estaban él, o su “seguridad” ahí adentro? Y si estaba ahí adentro, ¿cómo se les escapó? ¿Disparaban él, o sus guardaespaldas desde adentro del vehículo? Y tampoco supe que contestarle. Y Cándido añadió: Con eso de que capturaron a la esposa del buscado y con eso de que iba a ocurrir una transacción importante de drogas, ¿será que los narcos hacen esas transacciones en familia, aprovechando los feriados?

Vea usted, me dijo Cándido mientras desayunaba tamal; yo ya sabía a qué venía cuando decidí regresar a Guatemala. Y por eso le traía un chiste; le iba a decir que les deberían cambiar los nombres a los departamentos y ponerles algo así como San Narcos, Narcabal, Narcotengango, Narcapa, Narca Rosa o Narca Verapaz. Pero ahora está más grueso y a lo mejor hay que ponerles a los centros comerciales nombres como Narcal Futura, Narcland Mall, o Pradera Narcopción.
…y, chistes aparte, ¿de verdad no había foto del que andaban buscando?

31
Ago 10

Guerra contra las drogas: Monterrey y Tamaulipas

La guerra contra las drogas no sólo se está perdiendo qua guerra, es decir que no está cumpliendo con su objetivo; sino porque cada vez cuesta más vidas humanas y porque está teniendo consecuencias no intencionadas de dimensiones insospechadas.

La masacre de 72 migrantes, y entre ellos por lo menos 5 chapines, revela cómo es que la presión que la guerra contra las drogas ejerce sobre los narcotraficantes, ha hecho que estos se enfoquen en otros delitos como la extorsión, el secuestro y el tráfico de ilegales.
También en México, donde el presidente Felipe Calderón hizo más intensa aquella guerra, el personal estadounidense del consulado de los EUA en Monterrey recibió la recomendación de que saque a sus hijos de aquella ciudad ante la delincuencia que se vive en Nuevo León. La propuesta fue consecuencia de un enfrentamiento armado ocurrido a inmediaciones del Colegio Americano en el municipio de Santa Catarina.
Estos dos hechos, deberían ponernos a pensar. Seguramente deberíamos meditar acerca de las reglas por las que nos guiamos y sobre el futuro que nos espera si seguimos aferrados a ellas. En este ensayo, Paul Romer arguye que el principal obstáculo para elevar nuestro nivel de vida en este Siglo, no vendrá de la falta de recursos, ni de tecnologías limitadas; sino de nuestra capacidad limitada para descubrir y poner en práctica nuevas reglas. Y aunque el trabajo está enfocado a la eliminación de la pobreza -que de por sí ya es un objetivo importante-, el tema de las reglas es la cuestión principal, tanto para multiplicar la riqueza, como para acabar con la delincuencia relacionada con la guerra contra las drogas. ¿Vamos a seguir esperando resultados distintos y haciendo lo mismo?
Por lo pronto, el nuevo presidente de Colombia apoya la discusión de la legalización de las drogas.