Guerra contra las drogas: Monterrey y Tamaulipas

La guerra contra las drogas no sólo se está perdiendo qua guerra, es decir que no está cumpliendo con su objetivo; sino porque cada vez cuesta más vidas humanas y porque está teniendo consecuencias no intencionadas de dimensiones insospechadas.

La masacre de 72 migrantes, y entre ellos por lo menos 5 chapines, revela cómo es que la presión que la guerra contra las drogas ejerce sobre los narcotraficantes, ha hecho que estos se enfoquen en otros delitos como la extorsión, el secuestro y el tráfico de ilegales.
También en México, donde el presidente Felipe Calderón hizo más intensa aquella guerra, el personal estadounidense del consulado de los EUA en Monterrey recibió la recomendación de que saque a sus hijos de aquella ciudad ante la delincuencia que se vive en Nuevo León. La propuesta fue consecuencia de un enfrentamiento armado ocurrido a inmediaciones del Colegio Americano en el municipio de Santa Catarina.
Estos dos hechos, deberían ponernos a pensar. Seguramente deberíamos meditar acerca de las reglas por las que nos guiamos y sobre el futuro que nos espera si seguimos aferrados a ellas. En este ensayo, Paul Romer arguye que el principal obstáculo para elevar nuestro nivel de vida en este Siglo, no vendrá de la falta de recursos, ni de tecnologías limitadas; sino de nuestra capacidad limitada para descubrir y poner en práctica nuevas reglas. Y aunque el trabajo está enfocado a la eliminación de la pobreza -que de por sí ya es un objetivo importante-, el tema de las reglas es la cuestión principal, tanto para multiplicar la riqueza, como para acabar con la delincuencia relacionada con la guerra contra las drogas. ¿Vamos a seguir esperando resultados distintos y haciendo lo mismo?
Por lo pronto, el nuevo presidente de Colombia apoya la discusión de la legalización de las drogas.

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