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Anoche cuando veía los resultados de las elecciones en Ecuador me encontré con la siguiente meditación de mi cuate, Luis Espinosa Goded, desde Quito: No se qué opción me causa más pavor y desesperación, Lenin ha ganado por fraude, o Lenin ha ganado pues le ha votado el 51%. Y comparto sus sentimientos.
Tan horrible sería que el socialismo se enquistara en Ecuador por la vía del fraude electoral, como que el socialismo se enquistara en Ecuador porque la gente cree que es la mejor opción. El programa de Lenin Moreno es una joya de la retórica del colectivismo y de populismo. Da tristeza pensar que en unos años los ecuatorianos pasarán por las penas que han pasado los venezolanos, si Lenin Moreno fuera confirmado como el ganador y cumpliera con sus ofertas electorales. Mientras tanto, pendientes del recuento de votos.
Da pavor y desesperación lo que hacen en Ecuador (el oficialismo y los electores que votaron por Lenin), porque todos los días vemos lo que el socialismo le ha hecho a los venezolanos y a las instituciones en Venezuela. Mientras que los venezolanos luchan desesperadamente por salir del socialismo, y de sus efectos inmorales y empobrecedores, y a la vista de las evidencias, ¿quién iba a decir que en el vecindario, los ecuatorianos podrían seguir por el mismo camino del que están tratando de escapar los venezolanos?
Por lo pronto es un error describir lo que ocurre en Venezuela -el deterioro institucional sostenido y el reciente golpe de estado- como un ataque a la democracia; porque ambos y sus efectos, son consecuencia de la democracia. Es decir: del gobierno de la mayoría. La mayoría llevó a Hugo Chávez al poder y la mayoría lo sostuvo. La mayoría sostuvo a Maduro. En tanto aquellos que valoramos la libertad, el respeto a los derechos individuales, la igualdad de todos ante la ley y la limitación del poder no distingamos entre democracia y república apropiadamente, el populismo y toda forma de colectivismo -incluido el socialismo- seguirán sirviéndose de las masas y de su mandato mayoritario para alcanzar el poder y no soltarlo.
Si algo nos han enseñado los primeros 17 años del siglo XXI es que los socialistas como Hugo Chávez/Nicolás Maduro, Rafael Correa/Lenin Moreno, Evo Morales y Daniel Ortega para mencionar unos, llegan al poder democráticamente con el voto de la mayoría, alteran el orden institucional y constitucional democráticamente con el voto de la mayoría, alargan sus períodos presidenciales democráticamente con el voto de la mayoría y extienden sus regímenes democráticamente con el voto de la mayoría. Todo a costa de la libertad y los otros derechos individuales, de la igualdad de todos ante la ley, y de los límites al poder. La máxima democrática es que los intereses colectivos prevalecen sobre los derechos individuales.
¿Cómo logran la mayoría? Sencillamente, aunque no fácilmente.
- El primer instrumento fundamental es el control de la educación. La educación estatal es la fábrica de súbditos obedientes y clientes del socialismo. Ahí es donde se aprende a no cuestionar las decisiones de la mayoría y de quienes dicen representarla. Ahí es donde se aprende que la expoliación es moralmente aceptable cuando la decretan los que dicen representar a la mayoría. Ahí es donde se aprenden el colectivismo, el misticismo y la irracionalidad. La educación es el molde de donde sale el pensamiento único.
- El segundo instrumento es una prensa complaciente. No siempre complaciente con el grupo específico que controla el poder; pero sí complaciente con los valores que lo hacen posible: el colectivismo, el misticismo y la irracionalidad. Y complaciente con las políticas que se derivan de aquellos valores: Más legislación, más controles, más trámites, más expoliación, más centralización, más monopolización, más arbitrariedad y menos libertad, menos propiedad, y menos respeto a los proyectos de vida de las personas individuales. La prensa complaciente es el gran reforzador del pensamiento único.
- El tercer instrumento es el miedo. Es un miedo sutil que va creciendo; pero que no llega a violencia como ocurría en el siglo XX. Los socialistas de ahora no fusilan; pero te cuelgan la espada de Damocles. Por ejemplo: en la Venezuela bolivariana de los primeros tiempos de Chávez, dudar de los valores y los anhelos bolivarianos era traición a la patria y era muy mal visto. Era ser amigo del imperialismo. Y una vez señalado como enemigo de todo lo bueno (el bolivarianismo), quien osara cuestionarlo quedaba marcado y era aislado cuando no perseguido. En el Ecuador de Correa, los instrumentos fiscales han sido usados para intimidar a periodistas, empresarios y opositores, para citar dos ejemplos.
- El cuarto instrumento es la neolengua y el uso abundante de palabras comadreja. Las necesidades son presentadas como derechos; la democracia se impone sobre la república; la justicia social sustituye a la justicia; la corrección política sustituye a la libertad de expresión; la verdad alternativa sustituye a la verdad, el conflicto sustituye a la cooperación social; el estado de derecho democrático sustituye al estado de derecho; lo que se entiende por justicia se persigue desde el Organismo Legislativo y no desde el Organismo Judicial; la división del poder se diluye en el partido, o en la persona del jefe del estado; no se distingue la legislación, de la ley; y así podemos seguir.
Milton Friedman explicó que una marea de opinión, una vez que fluye fuertemente, tiende a barrer sobre todos los obstáculos todas las opiniones contrarias y los socialistas lo han entendido bien. De hecho, los cuatro instrumentos mencionados arriba (que no son los únicos) sirven para crear la marea democrática que les permite perpetuarse en el poder a costa de la república y de los valores que esta representa.
Me detengo aquí porque esto ya se hizo largo. Mis condolencias a mis cuates ecuatorianos que hicieron todo lo posible por rescatar a su país y a sus connacionales. Condolencias que van acompañadas por una reflexión que vale para otros países que se hallan en condiciones parecidas a las de Ecuador, y para mi país que se halla en un cruce de caminos: En todo conflicto entre dos hombres (o grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, el más maligno, o irracional es el que gana. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos, o difusos eso obra en ventaja del lado irracional.
¿Qué piensas al respecto?
La cita es de Ayn Rand, y estoy seguro de que viene al caso.
Foto por Andes/César Muñoz. CC BY-SA 2.0, via Wikimedia Commons