09
Dic 12

¡Ponche de frutas!, otra delicia del fin de año

El primer ponche de la temporada lo tomamos el sábado. Se prepara con frutas, dependiendo de la región del país en que se elabore y de la receta familiar. La que hicieron en casa viene de la Costa Sur y por eso lleva coco; se sazona con pimienta gorda y clavos y se usan las frutas frescas incluyendo plátanos, papaya, manzanas, pasas, piña. Este año, para darle un toque distinto le pusieron manzanillas y mamey.

En casa de mi madre, el ponche se hacía con piña, que es común a todos los ponches chapines; pero se sazonaba con canela, se hacía con frutos secos del hemisferio Norte, como manzanas, melocotones y peras, además de las ciruelas y pasas que son de ley.

A mí, el ponche me gusta bien helado y que sea refrescante; pero si lo he de tomar caliente me gusta con un piquete de buen ron.


03
Dic 12

Dulcitos del recuerdo

¿Alguna vez comiste de estas pastillas compradas en chiclero?  Las recuerdo de toda la vida, vienen envueltas en papel como celofán de colores, todavía tienen el mismo diseño y no saben exactamente como las tenía en mi memoria, pero fue un gusto encontrarlas y comerlas.

De chiclero también eran las tapitas, las jaleítas y las pastillas de violeta y de menta marca Gallito.  Los Tortrix, claro; y las Cremas, de Pozuelo.  ¡Los chocolates Polo!  y los Crispín.  Los chicles Adams, los Fragans y los Romy, de cardamomo.  También los chicles y dulces Clark´s.  Las galletas Chiky, las Picnic,  las Nucita, los Fantasía y los chocolates Layer.


02
Dic 12

Piloyes con cerdo para el almuerzo

¡Ay caray!, que cosa mas rica.  Hoy almorzamos piloyes con carne de cerdo,  acompañados con crema y arroz.   Los piloyes con cerdo estuvieron magníficos, con una salsa sedosa e intensa que evoca poyos y fuego, cocinas con ollas de barro y paletas de madera, comal y piedra de moler.  Que evoca crema recién traída de la Costa.  Que evoca manos cocineras que no pueden sino ser tomadas en serio y con respeto.


05
Nov 12

Abel es el rey de las butifarras

Abel prepara las mejores butifarras de todo el universo-mundo.  El aroma y el sabor de sus embutidos son elementos clave para el éxito de mi fiambre.  Igual que el sabor de su cesina y sus longanizas.

El  sabor y el  aroma acanelados y anisados de aquellas butifarras, tan característicos, son magníficos por sí solos; pero en el fiambre alcanzan niveles extraordinarios.  Hay butifarras en casi todo el mundo de habla hispana (y en Cataluña), y aquí en Guatemala son propias del Oriente del país. Recuerdo que no se quién le mandaba a mi padre unas desde Zacapa, o Chiquimula.  Las de Abel y su equipo, sin embargo, son incomparables.

Haciéndo cuentas, conozco a Abel desde que yo tenía 9 años de edad y con mis padres íbamos a La puerta del sol.  Siempre amable, siempre atento, siempre preparando los mejores embutidos y la mejore cesina.  El y mi padre eran amigos y yo le tengo mucha admiración y respeto.

¡Salud, pues!, por las butifarras, por Abel y su equipo, por el fiambre y por mi madre, mi abuela y mi bisabuela cuyas artes hacen posible el fiambre que degustamos en esta temporada.


02
Nov 12

Fiambre 2012, ¡que dicha!

¡Ah que dicha y que alegría es ser parte de esta celebración del fiambre, en esta tierra costumbrera, como dijera José Milla y Vidaurre!  No sólo porque ese plato nos sale maravilloso en casa, sino porque lo compartimos con varias de las personas a las que queremos mucho.

El fiambre es un plato guatemalteco que se come con ocasión del día de Todos los santos; y de todos los platos chapines, este es mi favorito. Es, digamos, un plato megachapín. A grandes rasgos, es una combinación compleja de vegetales, carnes, embutidos y conservas cuyo elemento unificador es un caldillo.

El que hacemos en casa es la receta de mi madre que, a su vez es la receta de mi abuela y de mi bisabuela paternas. No hay una sola receta de Fiambre porque cada familia tiene la suya; y aunque dos, o tres recetas vengan de una misma, las tres serán distintas porque cada quién le pone su sazón y cada quién le quita, o le pone ingredientes a su gusto. En mi familia, por ejemplo, aunque los fiambres de mi abuelita Frances y el de mi tía Baby venían del de mi bisabuela Adela; el primero tendía a ser dulzón y el segundo tendía a ser ácido. A mi me gusta ligeramente endulzado con miel de abejas por el toque de madera que le da la miel.

Hay cuatro tipos básicos de fiambre: El verde, el blanco, el rojo y el rosado; y el que hacemos en casa es de este último tipo y del lado dulzón. Lo importante, sin embargo, es que no importa qué receta se haga, el Fiambre sea armonioso y balanceado. Demasiados, o muy pocos de algunos ingredientes pueden estropear la armonía y el balance.  Este año nos arriesgamos en la casa porque le pusimos arvejas y butifarras extra (que son mis verduras y mis embutidos favoritos); eso sí, no perdimos el balance y todo fue un éxito.

El fiambre es, por mucho, el plato más extraordinario y magnífico de la cocina chapina. El plato tiene sus detractores que yo pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse; y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación armoniosa y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa -o miserable-.

Este es un plato que se come en familia y compartido. En la ciudad es algo difícil notarlo; pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del día 1 de noviembre, platos van y platos vienen de una casa a otra. O bien, a la casa donde se hace el fiambre, llegan familiares y amigos a comer. Los invitados -y los invitados de los invitados- suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, aveces llevan otra cosa, como dulces de ayote, o de jocotes, conocidos como cabeceras.  De ahí los versos que los niños chapines solían recitar durante la celebración guatemalteca de lo que en el norte se conoce como Halloween:  Angeles, somos/ del cielo venimos/ cabecera pedimos, es lo que los niños chapínes solían decir cuando salían a pedir dulces en la noche del 31 de octubre.

Algunas cervezas y otras bebidas siempre son bienvenidas. Como el fiambre tiene algo de vinagre, hay que tener mucho cuidado con que vino se elige para degustarlo. Yo prefiero cerveza, o quizás algo como Carmenere.  Y si se tienes a la mano pan de horno de leña…¡¿qué mejor!?

En casa, este año, el almuerzón fue coronado con un helado de camote acompañado con un toque de mermelada de mandarina. ¡No es posible imaginarse lo delicioso que estaba!, y es una creación novedosa.

La preparación del Fiambre consume mucho tiempo: Un día para cocer y rodajar las carnes, otro para cocer y  picar las verduras ypara mezclar el caldillo y todos los ingredientes, y otro para que la mezcla se curta antes de ser consumida y darle los toques finales a la sazón. El Fiambre se sirve adornado con una variedad adicional de ingredientes.

Nadie conoce exactamente de dónde surgió la costumbre de preparar el Fiambre. Mi tía abuela, La Mamita, decía que habían tres posibilidades: que se hubiera originado debido a la práctica de ir a almorzar al cementerio e intercambiar platillos; que había tenido su génesis en la visita sorpresiva de un obispo a un convento y de la necesidad de prepararle un almuerzo sin que hubiera suficiente de una sóla cosa; o que había sido un milagro en el que estaba involucrado cierto hambriento que halló muchos ingredientes en un monasterio. Incluso se atrevía a asegurar que la etimología de la palabra venía de fé de hambre, cosa que ahora me causa mucha gracia.

Por cierto que José Milla en Cuadros de costumbres, menciona que el fiambre se comía al anochecer (en contraste a como se hace ahora, que es un plato para el almuerzo).  Thomas Gage, que visitó Guatemala en 1625 menciona el fiambre como un plato frío, muy delicioso.  También lo menciona, Francisco Ximénez (que transcibió el Popol Vuh) en sus escritos del siglo XVIII.  De la descripción de Milla me llama la atención que dice que el fiambre está compuesto de hierbas y carnes; lo cual es raro porque -en todo caso- es de muchas verduras o legumbres, y muchas carnes.   Hierbas son los bledos, las patas de paloma y la verdolaga, por ejemplo; pero no las arvejas, los ejotes, las zanahorias y otras legumbres que lleva este plato.

Lo cierto es que, como dice Salomé Jil: Creo que no habrá muchos guatemaltecos que no hagan, en la víspera del día de difuntos, la visita al cementerio; pero dudo que haya un sólo, sea de la clase que fuere, que deje de comer el fiambre, que se hace únicamente en este día.

Sea cual sea su origen, el Fiambre es mi plato favorito en todo el universo-mundo. Y celebro con mucha alegría la dicha de prepararlo y consumirlo.  Los de la foto son los platos que preparamos para comer ayer en casa…y durante los proximos tres, o cuatro días comeremos fiambre siempre que podamos.

El rebozo es de Quetzaltenago.


30
Oct 12

Tacos con salsa y atol de elote

Irresistibles tacos con salsa de tomate, queso seco y perejil, acompañados por un vaso de atol de elote.  Esa fue mi cena del domingo.  ¿Y de postre?  Un par de cubitos de conserva de coco, una mordida a una canillita de leche y un pedacito de chilacayote.


29
Oct 12

¡Hoy empezamos a hacer el fiambre!

A primera hora, en la mañana, hoy estaba en el mercado comprando los vegetales para el fiambre; y de ahí pasamos a comprar los embutidos.  Las conservas ya estaban desde la semana pasada y sólo tenemos pendientes los jamones.  Excepto la lengua salitrada porque esa la compré con anticipación…no vaya a ser que luego se acabe como ocurrió hace unos años.

Dentro de un rato empezaremos por cocer la gallina, el pollo, la posta de marrano y la cesina, así como las butifarras y las longanizas.  Mañana coceremos las zanahorias, las arvejas, el repollo, la coliflor, los güisquiles y los ejotes.  El encurtido de remolachas – para darle el preciso color rosado al caldillo- ya está listo desde hace tres semanas.

Hoy y mañana son grandes noches en mi casa.  Todos estaremos lavando, picando, cociendo y enfriando.  Habrá vino y habrá que estar alerta para que yo no me coma las butifarras que deberían ir a parar al fiambre.


29
Oct 12

Chinchivir y refresco de pepita

Ayer probé dos delicias de la refresquería típica guatemalteca que no había probado antes: El chinchivir (ginger beer) y el refresco de pepita.

El primero es una limonada con jengibre; y el segundo es una horchata de semillas de calabaza.  Yo andaba buscando tiste -que es uno de mis refrescos favoritos- y me encontré con aquellas dos novedades que me gustaron mucho.  El tiste es una bebida de maíz, enrojecida con achiote.  Mi papá decía que  era refresco de ladrillo y no le gustaba.  El tiste recuerda al pinolillo nicaragüense y es muy refrescante.

Me dí el gusto de probar estos refrescos en La casa de los súchiles en el barrio de La Merced.  Este es un lugar cn mucha personalidad que sirve refrescos desde hace tres generaciones.  Su decoración es encantadora y se come rico.

Las fotos que ilustran esta entrada decoran el lugar.  Son de tres generaciones de una familia dedicada a la cocina y la refresquería guatemaltecas.


20
Oct 12

La última tortilla

Cuando ya sólo queda una tortilla sobre la mesa, ¿qué pasa entre gente civilizada cuando más de uno quiere tortilla con su mole?  Estos dos llegaron a un acuerdo voluntario y pacífico.


18
Oct 12

Frijolitos parados para el desayuno

Ayer fue día de hacer frijoles, en la casa, y hoy hay para el desayuno.  Me gustan así, recién hechos, mielositos, bien negros.  Aveces los conservamos y los congelamos parados, pero otras colamos una parte, o los colamos todos.  Aveces hacemos una parte volteados.

Estos son tradicionales, con cebolla y ajo, nada más.  Pero aveces nos gustan con chicharrones, o mezclados con frijoles camaguas, o con chipilines, de vez en cuando.   A mi me gusta comerlos con crema y algún tipo de chiles (chiltepes, jalapeños, chipotles, de cobán, u otros).  Aveces les pongo queso, de preferencia seco, pero también puede ser queso fresco.  También los como con aceite de oliva.  Hoy los desayunaré con un requesón magnífico que vino ayer.

En un rato estaré disfrutando de mis frijolitos parados.