Estar mascado, en chapín, quiere decir estar enojado. Sólo así se explica uno que el vicepresidente guatemalteco, Rafael Espada, haya amenazado con “llamar a algunos editores y decirles que es fácil criticar. Si lo hacen, también deben ser propositivos”.
“Todo mundo critica… salen editorialistas criticando, pero ninguno, al final de sus líneas, propone una solución. Quisiera que los editores, así como critican, den una solución o una idea”, dijo.
Entiendo que el VP se masque porque según algunos lectores, “el es muy bueno”, “tiene muy buenas intenciones”, “no es político”, “es my inocente”, y “está viendo su oportunidad de hacer grandes cosas por Guatemala”. Sin embargo, como dijo el Presidente Colom, al referirse a este asunto “un político no tiene derecho a enojarse; las críticas aunque no se compartan, deben servir para poder mejorar las cosas”.
Por otro lado, y ya ocupados del fondo de este asunto, lo cierto es que Espada no ha entendido, todavía, el papel de la Prensa en general y el de los editorialistas o columnistas, en particular.
La labor del periodismo independiente es única e importantísima: informar. Nada más. Como consecuencia de aquella tarea de información, la prensa para fiscalizando y, de pasada, educando. Pero hasta ahí. En cambio, la labor de los funcionarios y de los políticos ¡esa sí! es proponer soluciones. De hecho, se les elige no para que las propongan, sino para que las hagan realidad.
A los funcionarios es a quienes les corresponde garantizar el estado de derecho y el funcionamiento del mercado. Y a la Prensa le corresponde hacerles ver que, en vez de eso, están multiplicando privilegios, están cometiendo arbitrariedades, están sirviendo a grupos de interés, están, desinstitucionalizando la sociedad, y bueno…la lista es larga.
Con todo y todo, el VP exagera y mucho. Yo escribí durante varios años editoriales del diario Siglo Veintuno, y fui editor de su sección de Opinión. También publiqué semanalmente Carpe Diem duante 10 años en aquel diario y en Prensa Libre. Y publiqué columnas de opinión, con alguna irregularidad, durante 20 años. Y eso me permite decir que conozco el ambiente desde adentro.
Los columnistas en los tres diarios principales del país son de lo más variopinto, y expresan ideas de lo más diversas. Ahora ya no hay, entre ellos, trogloditas que defiendan los precios tope; pero hay columnistas que están a favor del monopolio centralizado de la educación, y los hay que favorecen la desmonopolización total y la descentralización total de la educación, y en medio, los hay que favorecen todo tipo de soluciones grises.
Y así nos podemos ir con todo. Habemos quienes proponemos el cierre de las aduanas, el cierre del Banco de Guatemala y la eliminación de la prohibición del consumo de drogas; y en cambio, hay quienes quieren aranceles más altos, que siga la intervención del banguat para favorecer a los exportadores y que la guerra contra las droga se haga implacable.
Las columnas de opinión están cundidas de propuestas de soluciones porque los columnistas expresan distintos intereses y distintas filosofías. ¡Esa es una de las gracias de las páginas de opinión de los diarios chapines! Dehecho, por eso es que yo prefiero hablar del periodismo independiente, más que de la Prensa independiente; porque este último da la idea de algún tipo de unidad, en tanto que el primero, no. Y por eso es que la palabra periodismo refleja mejor el carácter diverso de esa actividad.
Hay columnistas que llevamos años y años de estar proponiendo que se respeten la vida, la libertad y la propiedad de todos, y que se respete la igualdada ante la ley de todos, sin distingo de sexo, étnia, posición económica, preferencia religiosa y sexual de todos los habitantes de la República.
Y para eso hemos promovido propuestas sencillas como Diez prioridades para el próximo gobierno (sin saber cuál iba a ser); y propuestas más comprehensivas como ProReforma.
Nótese que ninguna de las dos es una yuxtaposición de ideas aisladas y casuísticas; sino que ambas propuestas son integradas y consistentes. Y esto no es casualidad. Asi mismo, hay columnistas que, desde otros ángulos filosóficos plantean opciones distintas.
Yo creo que Espada se masca porque no todos los que expresamos nuestra opinión estamos de acuerdo con sus propuestas de soluciones, o con su forma de trabajar. Pero ese es otro par de zapatos. De hecho, si el VP madurara ,un poco se daría cuenta -como aparentemente si se da cuenta Colom- de que menos adulaciónes y más críticas podrían redundar en beneficios para su administración.