La civilización no es algo heredado que se mantiene sin esfuerzo; es un logro frágil que se sostiene únicamente por la aplicación resuelta de la ley y por el coraje moral de aquellos a quienes se les ha encargado sostenerla. Cuando funcionarios que han sido electos para defender el orden se ponen del lado de los delincuentes, no solo fracasan en sus tareas, sino que traicionan los cimientos de la sociedad, dijo Thomas Sowell al comentar los disturbios de los últimos días en Los Ángeles, California.

La Guardia Nacional en Los Ángeles. Foto por U.S. Northern Command, Dominio público, vía Wikimedia Commons.
Los comentarios de Sowell son los mejores que he oído al respecto y por eso te comparto resúmenes de algunos. Si entiendes la naturaleza del problema, seguramente querrás ver el vídeo completo.
Entre otras ideas, el maestro dice que:
- Los disturbios en Los Ángeles, disparados por el arresto legal de inmigrantes ilegales convictos, no son incidentes aislados, sino que son un síntoma de un mal profundo: el colapso de la responsabilidad institucional que no comenzó en las calles de California, sino en la académia y en conferencias de prensa de hace una década.
- La pregunta es si tenemos la voluntad de defender el estado de derecho, o si vamos a dejar que sea suplantado por el gobierno de la narrativa.
- Las semillas del caos actual fueron sembradas durante la administración Obama, un período en el que viró la retórica del gobierno. Con frecuencia, Obama hablaba del activismo como si fuera un imperativo moral y arrojaba sospechas sobre las instituciones de aplicación de la ley, mientras romantizaba la energía de las protestas callejeras.
- Durante aquellos años vimos una creciente renuencia a aplicar la ley con claridad y consistencia. Los departamentos de policía, cuya tarea es mantener la seguridad ciudadana, fueron retratados como opresores, mientras que quienes violaban la ley eran reelaborados como víctimas de injusticias sistémicas.
- ¿Cuál es la función de la ley si quienes deben aplicarla son vilificados y sus violadores son celebrados? La retórica envalentonó una generación de activistas que vieron el caos no como una amenaza a la sociedad, sino como una forma de expresión moral.
- En esas circunstancias, las reglas ya no se les aplican a los que gritan más alto. Políticos, académicos y comunicadores han abrazado esta visión, no porque produzca mejores resultados, sino porque se alinea con su autopercepción de árbitros morales. El giro cultural prioriza los sentimientos sobre los resultados, y la narrativa sobre la realidad.
Defender el estado de derecho no es un lujo, es una necesidad. En todo el mundo, Guatemala incluida, si cedemos ante la narrativa, no solo perdemos el orden, sino la libertad que este sostiene. La civilización no se mantiene sola; exige que actuemos con claridad y valentía. Y aquí no estamos hablando de culquier cosa: estamos hablando de la civilización occidentel fuyos cimentos son la racionalidad, los derechos individuales y el método científico. ¿No te parece sospechoso que hubiera banderas palestinas en los disturbios? ¿Ves que todo aquello está conectado?