A pesar de que Dos Pilas ha sido considerada como una de las capitales mayas más militaristas, la evidencia muestra que dicha suposición no es del todo correcta y que la hegemonía de esa ciudad se debió a una política religiosa basada en el culto a las deidades patronas de la región y a su diseño urbano basado en el extenso y complejo sistema de cuevas, diseño que dotó a la ciudad de prestigio y carácter sabrado. Aquellas son parte de las conclusiones de la arqueóloga María Elena Vega, en su obra Los señores de Dos Pilas.
Acabo de leer el libro y si a ti te fascina la historia y te interesa la de los mayas clásicos -como a mi- vas a disfrutarlo mucho. Tenía años de no enfocarme en este tipo de lectura, a pesar de que suelo aprovechar bastante las conferencias en el Museo Popol Vuh; pero después del VI Seminario Internacional de Epigrafía Maya en Guatemala, quedé picado.
María Elena Vega nos lleva, en su obra, por todo lo largo y lo ancho de la historia de aquella ciudad localizada en el área del Petexbatún, Petén. Es la historia de gobernantes y personas de carne y hueso que va develándose poco a poco entre fragmentos y fragmentos de piedras en medio de la selva.
Al final, cómo iba a ser de otro modo, Vega concluye en que la historia nos ha enseñado que ningún acontecimiento importante en el proceso histórico de las sociedades es producto de una sola causa y que el devenir de los señores de Dos Pilas fue consecuencia de sus propias acciones.
Cuando atiendo turistas suelen preguntarme que cuál fue el motivo del colapso de los mayas y aquella suele ser mi respuesta: Una combinación de causas entre ideológicas, bélicas, ambientales y otras.
Ahora tengo una necesidad imperiosa de visitar Dos Pilas, Aguateca, Tamarindito y el área del Petexbatún.