Fariseos en las urnas: Negar ayuda a una madre mayor en las elecciones

 

Fui a votar a las 9:00 a. m. y fue una experiencia agradable.  El centro de votación asignado queda a 200 metros de mi casa así que caminamos hacia allá, no había mucha gente y en la mesa que me tocaba no había cola así que llegue directo.  Los miembros de la junta receptora de votos amabilísimos y muy eficientes…pero hubo dos detalles que quiero comentar. Es que hoy son las elecciones generales en Guatemala.

Antes de mí estaba votando una señora mayor que evidentemente necesitaba ayuda con las papeletas; iba acompañada por su hija que no pudo auxiliarla porque un fiscal intenso se había dado a la tarea de controlar el orden en el lugar y no dejaba que la hija se acercara a auxiliar a la madre.  La anciana hizo lo que pudo y la hija estaba muy tensa por no poder ayudar a su mamá.

¿Qué necesidad hay de actuar como fariseos?  ¿Qué clase de criterio de ventanilla lleva a alguien a pensar que es electoralmente incorrecto que una hija ayude a su madre mayor a votar? ¿Ese tipo no tiene madre?

Luego llegó mi turno.  Me gusta tener una foto mía en el momento de sufragar porque me sirve para ilustrar entradas en Carpe Diem.  El intenso, sin embargo, quiso impedir que me tomaran la foto y aunque no lo consiguió, es muy incómodo tener que tomar fotos de forma clandestina.

¿Qué necesidad hay de actuar como fariseos? ¿Qué clase de criterio de ventanilla lleva a alguien a pensar que es electoralmente incorrecto tomar una foto de alguien que -voluntariamente- necesita una foto suya en el acto de emitir sufragios?  Gente como el fiscal intenso deberían tomar te de tilo, o de valeriana el día de las elecciones.

Aparte de eso, en próximos eventos de esta naturaleza, el Tribunal Supremo Electoral debería ser claro en el sentido de que, por ejemplo, el derecho de una persona mayor a sufragar con comodidad es superior al interés de los fiscales, e incluso de los miembros de las juntas receptoras de votos, de cuidar la secretividad del voto.

Es cierto que el voto es secreto, pero eso quiere decir que nadie puede obligar a nadie a revelar por quién va a votar; pero no quiere decir que sea prohibido que una hija ayude a su madre anciana a votar con comodidad y tranquilidad. ¿Te imaginas que mal debe haberse sentido la anciana? 

Por otro lado yo disfruto de fotografiar mi papeleta amarilla, la del Parlacen, en la cual pongo: Cierren ese ñaque.  Naque, por cierto, es un conjunto de cosas inservibles e inútiles. Lo hago no como bloguero, ni como columnista, sino como ciudadano y como tributario. 

Está claro que situaciones como aquella son muy particulares y se relacionan con problemas particulares que tienen sujetos particulars; y ha de ser difícil lidiar con fiscales intensos. Personas tan aferradas a prohibir, obstaculizar y controlar suelen tener caracteres complejos que pueden ponerse desagradables.

Por lo demás, en el centro que me tocó y en otro que visité el ambiente era de orden y cordialidad.

En uno había música de marimba (ya no marimba en vivo, como en otros años) y siempre es muy agradable encontrar y saludar personas conocidas.  Luego a las 11:00 a. m. estuve en Libertópolis y acompañé en cabina a Marta Yolanda Díaz-Durán y a Ramón Parellada. 

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