El crimen de las medicinas

Creamos necesidades para vender medicinas dijo Alejandro Toledo, uno de los implicados en el caso conocido como Negociantes de la salud en el que está involucrado Gustavo Alejos.  Este personaje fue el secretario privado de la Presidencia durante el gobierno de los Colom/Torres/Espada.

Botellas antiguas de medicinas. Deror_avi, CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons.

Alejos y los otros implicados, que son dos más, aceptaron los cargos que les imputó el Ministerio Público: tráfico de influencias, asociación ilícita, cohecho activo de manera continuada y cohecho pasivo. ¿Para qué? Para favorecer a proveedores específicos de medicamentos para el IGSS, algunos de los cuales eran alterados; también para incluir, o excluir productos de las listas de medicinas básicas; e incluso mediante la generación injustificada de necesidades en el consumo de medicamentos. El negocio es tan pingüe y obsceno que en algunos casos el IGSS compró medicinas hasta para 13 años, cuando algunos productos vendían en dos.

Por cierto, toma nota de que la misión del centralizado y monopolico IGSS (una conquista de La Revolución) es ser la institución líder de la seguridad social, que contribuye al bienestar socioeconómico de la población guatemalteca. Léase: de la población guatemalteca más pobre y vulnerable.

La confesión de Toledo es muy oportuna cuando leemos que el director general de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus,les  aconseja a los políticos y burócratas estar preparados para un nuevo patógeno que lleve al mundo a una emergencia sanitaria más mortífera que el covid-19. ¿No sientes el hedor? ¡Hiede a que Big Pharma hace, a nivel OMS, lo mismo que hace aquí a nivel del IGSS!  Apesta a la creación de necesidades para hacer bisne. Por cierto, si así es en el IGSS, ¿cómo será en el Ministerio de Salud donde también hay presupuestos millonarios?

En septiembre de 2019, el médico Román Carlos denunció que los millones de dólares pagados en comisiones a funcionarios corruptos en el sistema de salud pública, en entidades como el IGSS e incluso financiamiento para otras actividades que entregan estas empresas, no son gratis, su precio lo paga el enfermo; y un médico amigo me lo puso de esta forma: En Guatemala, las medicinas son carísimas para que los precios al público no contrasten con los precios a los que compran medicinas los burócratas para el sistema estatal de salud y por las mordidas.

Big Pharma y empresarios locales son los señalados a primera vista; pero detente un momento: ¿A quién le sorprenden arreglos y transas entre redes de proveedores y políticos y burócratas que administran millones de dólares? ¿Son posibles las transas sin la centralización, el monopolio, la arbitrariedad y el dinero de los tributarios tomado por políticos y burócratas?  No hay que ser un experto en análisis económico de las decisiones públicas para anticipar lo confesado por los negociantes de la salud y los avisos de la OMS.  En el sector estatal hay incentivos perversos para componendas que perjudiquen a los más pobres y vulnerables y a los tributarios.  No sólo en el área de la salud y la previsión social, sino en la educación, la vivienda, las carreteras…y la lista es larga.

Columna publicada en República.

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