En Guatemala esta temporada tiene sus características propias e intensas. Música propia, colores propios, texturas, aromas y sabores propios. Estos últimos los disfrutamos mucho en casa cuando comemos y preparamos algunos de los platillos más característicos. En casa nos gusta celebrar el equinoccio de primavera con las comidas tradicionales chapinas.
Los mangos en dulce son unos de mis favoritos y nos gusta prepararlos con canela, clavo y pimienta (a veces pimienta gorda y a veces pimienta de Castilla).
Nos encantan el dulce de garbanzos, tal y como lo hacía mi tía abuela, La mamita y mi tío Rony. Con azúcar y canela.
También la miel de garbanzos como se suele preparar en la costa sur. Con panela y canela; y a veces (aunque no en esta ocasión) le agregamos frutas.
Tradicionalmente la miel de garbanzos sirve, también para remojar el pan de yemas. Nuestro pan viene de la costa y es preparado a mano con huevos de gallinas conocidas y leche de vaca conocida. Lo prepara Shalby con mucho esmero.
Este año mi prima, Claudia, nos envió salporas, un tipo de galletas que también son muy característica de la semana santa, que es la más chapina de todas las fiestas.
El rey de los platos, sin embargo, es el bacalao a la vizcaína. Amo nuestra receta de bacalao que viene de mi madre, Nora; mi abuela, Frances y mi bisabuela, Adela. Pero de ese voy a escribir el viernes porque es en ese día cuando se consume tradicionalmente.
En esta época también se comen moyetes y torrejas que nunca hemos hecho en casa, pero que a veces encargamos donde sabemos que los hacen bien y dan la altura; o bien los comemos en casa de nuestra querida doña Yoli cuando hacemos alfombra de aserrín.