Cayalá bajo ataque

Tengo la dicha de atender a muchos extranjeros que visitan Guatemala y mi misión es que conozcan la ciudad capital; algunos vienen por unos días y otros vienen para quedarse por meses y años.  Hay dos lugares a donde me gusta llevarlos primero: la zona 1 y Cayalá.  El Centro les parece encantador y vivaz; y siempre, siempre se admiran cuando conocen Cayalá. ¡Y más, si lo entienden!

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¿Te has dado cuenta de que la avenida principal corre por una hondonada suave? Eso es para permitir que cuando caminas por ella puedas apreciar toda su extensión a lo largo de la misma, lo cual no sería posible si fuera plana.  ¿Has notado que si volteas a ver por las calles siempre ves algo bello? Una fuente, u otro edificio, nunca ves a la nada, o a algo feo.  ¿Te has dado cuenta de que por la altura de los edificios a lo largo de la vía principal es posible la comunicación entre los usuarios de los edificios y los peatones? La próxima vez que vayas, observa los capiteles del pórtico del salón Azaria y me cuentas qué ves.  La arquitectura de Cayalá es clásica, sobria, elegante, bella y se conecta con la cultura y el carácter chapín que no tiene por qué estar atado al feísmo que algunos celebran. ¿Has visto el arte que hay en Cayalá? Esculturas bellas, inteligibles, muy distintas a los hierros retorcidos y otros adefesios que hay tirados en otras partes de la ciudad.

Es cierto que hay que botar árboles para que crezca aquel barrio, que no es un centro comercial, sino un barrio de uso mixto, como corresponde a una ciudad.  Pero si hay que botar árboles, que son de propiedad privada, lo que hay que tomar en cuenta es la relación proporcional entre naturaleza y desarrollo que hay en Cayalá.  Muy superior al de muuuuchas urbanizaciones y ciertamente muy superior al promedio.

Los ataques contra Cayalá no deben ser vistos a la ligera.  Son ataques contra la vida urbana. Contra el arte y la arquitectura como expresiones de la capacidad volitiva de los seres humanos y como expresiones de virtudes intemporales, universales y fundamentales; y ataques contra la civilización. Son ataques contra la propiedad.

Columna publicada en elPeriódico.

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  1. Carlos Trujillo

    Hola, soy ciclista de montaña desde hace más de 20 años, el lugar donde solía entrenar cuando empezaba era en los bosques de Cayalá. Con esto ya se podrá saber lo que me impacta en el alma la destrucción de este bosque y me gustaría mucho que no se destruyera, no solo por recuerdos, sino por lo importante que este pequeño pulmón para la ciudad, habitat para muchas especies y porque el tráfico vehicular en el area de la zona 16 ya esta en su máximo, una construcción de este tamaño se necesitaría calles mas amplias y un sistema de trasporte publico con el cual Guatemala no cuenta. Y tristemente, sé que no hay manera de frenar esta construcción, al igual que pasó con la hidroelectrica sobre el rio Cahabon, que por más que pueblos, tal vez un país entero se opuso a esta construcción, todavía se desarrolló.
    Por otro lado tengo estudios en el manejo y administración de recursos naturales y el manejo de recursos no se trata de no usar los recursos, sino de encontrar un balance para no destruirlos o si fuera el caso, hacerlos renovables.
    En conclución, pienso que se pudiera hacer un proyecto que combinara una construcción con el bosque “No arboles en masetas” sino un bosque donde los Guatemaltecos pudieran ir a pasear sin miedo y a la vez tener un lugar seguro donde dejar el carro. se me ocurre, un perimetro de bosque que rodee a la construcción, donde la gente pueda dar una vuelta a toda la construcción, ya sea corriendo o en bici, no solo para recreación, sino para conservación del habitat de las especies que se encuentran actualmente en este bosque.