Hoy en la mañana la conversación con Bryan Caplan fue sobre Tikal, a donde viajó con sus hijos; la idea de viajar a El Mirador en mulas y sobre la riqueza del idioma español; y en ese contexto, Bryan tomó un ejemplar de La rebelión de Atlas y nos leyó un fragmento del discurso de Francisco D´Anconia.
Bryan Caplan es un economista y autor estadounidense, profesor de Economía en la George Mason University y research fellow en el Mercadus Center, adjunct cholar en el Cato Institute y tiene un blog llamado EconLog. Sus áreas de especialidad son la econonía conductual, la economía pública y el análisis económico de las decisiones públicas. Es autor de Open Borders: The Science and Ethics of Inmigration; The Case Against Education: Why the Education System Is a Waste of Time and Money; y The Myth of the Rational Voter: Shy Democracies Choose Bad Policies. Caplan se encuentra en Guatemala y en la Universidad Francisco Marroquín para participar en actividades académicas.
No soy fan de las fronteras abiertas porque estoy convencido de que sus defensores no están conscientes plenamente de la naturaleza del islamismo; ni de la de las caravanas masivas de migrantes; pero fue interesante oir su perspectiva.
Su conferencia de ayer, sobre la educación, fue muy ilustradora en la dirección de que existe uan inflación de títulos profesionales; de que la mayoría de la gente en vez de aprender habilidades útiles en las escuelas, lo que aprende son datos que olvidan rápidamente y de que los costos de dinero y tiempo, de la educación como se experimenta son superiores al valor de los resultados.
Su tesis sobre la irracionalidad de los votantes es muy útil para entender la política, la democracia y los peligros que enfrenta el sistema republicano. ¿Cómo se expresan las irracionalidades de los que eligen a los políticos y a los que van a legislar? Se expresan en sesgos antimercado y contra la interacción con extranjeros, y en sesgos que sobreestiman el valor del trabajo y exageran con el pesimismo. Y la gente tiende a elegir políticos que corrigen el mercado, que impiden que los otros se lleven lo nuestro, que presupuestan empleos (aunque sean improductivos, o en plazas para fantasmas) y que nos libran de todo mal, amén. El problema, pues, no son sólo los pipoldermos de hoy y de mañana; sino las hordas de votantes irracionales que esperan beneficios irracionales, de políticas irracionale.
Caplan suele escribir desde perspectivas inusuales, que otros economistas no abordan, y conversar con él es una dicha. Hoy en la mañana nos contó que leyó el discurso de D´Anconia a la edad de 11 años, y que La rebelión de Atlas fue muy importante para él.