El Cahabón y la jungla, segunda etapa del viaje de fin de año

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Salimos de Cobán temprano y agarramos camino en busca de la jungla a través de bosques, montes y valles verdes y profundos, salpicados de ermitas blancas.  ¿Has oído ese cliché que dice que este paisaje, o aquel parece Nacimiento? Pues…si…¡que geografía más impactante!  Llegamos a Lanquín donde nos esperaba el tranporte 4 x 4 en el que atravesaríamos los últimos 10 kilómetros del viaje que son los más agrestes, para luego llegar al hotel.

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Si no tienes un todoterreno, Utopía Eco-Hotel provee transporte de forma conveniente.  Mi consejo, sin embargo, es que pidas un pick-up de doble cabina, el caso es no ir rebotando en la palangana, aunque tengas que pedir más de un vehículo.

Llegamos al hotel que es encantador en medio de la selva y junto al río Cahabón.  Hay alojamientos para todos los presupuestos y nosotros pedimos una cabaña frente al río que es la mejor opción en términos de comodidad y belleza.  Luego del encanto del lugar, lo primero que impresiona es la organización.  También impresiona la puntualidad. Te reciben cordialmente y un miembro del equipo de ayuda a planificar las actividades y a adaptarlas a tus necesidades…siempre tomando en cuenta que estás en la jungla. Estábamos en el día 27 y decidimos descansar.  Para mí fue día de almorzar pizza y ramen (muy sabrosa), para luego emprender una caminata río abajo.  Luego siesta y Yo, Claudio en el balcón con vista al Cahabón.  La cena no merece mención; pero dormimos como tiernos con el sonido del río y los sonidos de la selva envolviéndonos y arrullándonos….y al día sigueinte nos esperaba Semuc Champey.

Utopía tiene un ambiente internacional y relajado. Igual conversamos con una familia de Chicago, como cenamos acompañados por dos primas francesas, y por un trío de chicas de Marruecos, Francia y Sudáfrica. El inglés y el español son las lenguas francas.

En el área del hotel hay papayales con hasta 60 papayas cada uno; hay árboles de cacao hermosos y se ofrece un tour del chocolate en el que la gente elabora sus propios chocolates.  Una de las mesas está decorada con hierbas aromáticas como apazote y albahaca, y un pequeño arbol de aguacates.  Desde el área común se aprecian una ceiba majestuosa, variedad de pájaros de muchos colores, la selva y el río.  Siempre el río.

No hay buen Wifi y es mejor así.  ¿Por qué fregados querrías estar en un lugar encantador, si vas a estar pegado a la pantalla? En la parte alta del hotel hay conexión si de verdad necesitas comunicarte; pero hay que subir y caminar.  La falta de Wifi, además, invita a conversaciones con gente aventurera, que ha viajado mucho y tiene experiencias de vida más que interesantes.

Utopía fue nuestra base para las actividades.  Con personal muy eficiente, amable, con sentido del humor, puntual y confiable; y ducha caliente y cama razonable (yo siempre viajo con mi almohada y nunca me arrepiento).  Como no soy vegetariano, su lado flaco es el menú de esa naturaleza. Empero, los desayunos son bien sabrosos, ya mencioné el ramen y la pizza que son ricos, y una noche cenamos un pad thai sabrosón.

El 30 volvimos a Cobán, muy contentos de haber ido a Utopía…y gracias a mi cuata Karen, por la recomendación.

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  1. Que país tan bello en el que vivimos, lástima que hay tantos que viven de mantenernos en conflictos